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Escritos de León Trotsky (1929-1940)

Una vez más sobre el centrismo

Una vez más sobre el centrismo

Una vez más sobre el centrismo[1]

 

 

23 de marzo de1934

 

 

 

La crítica de De Fakke[2] a mi artículo (El centrismo y la Cuarta Internacional) es muy característica de la es­tructura de la dirección del OSP así como de la del centrismo de izquierda en general. Por eso vale la pena analizarla.

¿Es correcto que la tendencia fundamental del movimiento obrero mundial consiste en el pasaje del reformismo al centrismo? De Fakkel lo discute. Cree que en todos lados y simultáneamente se observa una tendencia del movimiento hacia la derecha. Señala como ejemplos a los neo socialistas franceses,[3] al Partido Obrero Belga y a la socialdemocracia holan­desa. Los hechos indicados por De Fakkel no hacen más que confirmar mi posición cuando se sabe interpretarlos a la manera marxista.

¿Por qué se expulsó del viejo partido a los neo socialistas? Porque éste se estaba revistiendo de centrismo. El ala derecha se convierte en una camarilla conservadora y nacionalista que no tiene nada más que hacer con el movimiento obrero. El ejemplo belga es un caso similar. De Fakkel nos recuerda la reciente declaración de Vandervelde de apoyo al rey. Pero en esto no hay nada nuevo. El plan de de Man tampoco es nuevo. En esencia, y tal como lo declaró su autor, el plan no es más que un intento de borrar la línea divi­soria entre reforma y revolución. Precisamente esto constituye la esencia del centrismo.

El servilismo monárquico nos señala sólo que tene­mos que distinguir entre centrismo y centrismo. Hay honestas tendencias centristas en las masas y hay intenciones centristas conscientemente mentirosas en los viejos parlamentarios que embaucan a las masas. Pero estas intenciones se hicieron necesarias precisa­mente a causa del vuelco hacia la izquierda de la base del partido. En esencia, este proceso no es diferente en el Partido Laborista británico, aunque si lo es el rit­mo de su desarrollo y su manifestación fenoménica. El paso de la camarilla de MacDonald a la reacción, por un lado, y la expulsión del ILP, por el otro, son dos síntomas muy significativos de lo que venimos diciendo.

En un próximo período inevitablemente veremos desarrollarse nuevas corrientes centristas en el Partido Laborista. Es bien sabido que la dirección socialdemó­crata alemana de Wels, igual que los dirigentes austro­-marxistas, explican ahora sus prejuicios filisteos utili­zando el lenguaje de la "revolución". En los países de desarrollo político atrasado el aparato socialdemócrata puede pretender, ante los peligros que lo amenazan -el avance simultáneo del fascismo y de la oposición interna centrista-, mantener sus posiciones aferrán­dose a la derecha, al estado, apelando a la represión contra la izquierda y contra su propia oposición. En Holanda la formación del OSP fue la primera manifestación de la franca descomposición de la vieja socialdemocracia de ese país. El proceso seguirá en esta di­rección.

Para la política práctica de cada país es muy impor­tante, naturalmente, seguir el rastro no sólo de la ten­dencia general del proceso sino también de las etapas que atraviesa. Sin embargo, en Holanda y en cualquier otro país es importante reconocer a tiempo el disfraz centrista del antiguo reformismo a fin de combatirlo con métodos marxistas y no centristas.

Considerado históricamente, el reformismo perdió totalmente su base social. Sin reformas no hay refor­mismo y sin capitalismo próspero no hay reformas. La derecha reformista se vuelve antirreformista en el sen­tido de que ayuda directa o indirectamente a la burguesía a aplastar las viejas conquistas de la clase obrera. Es falso considerar a los neo socialistas un partido obrero. La ruptura no debilitó al viejo Partido Socialista francés, lo fortaleció, ya que después de la limpieza el partido goza de mayor confianza de parte de los tra­bajadores. Pero tiene que adaptarse a esta confianza, y la forma en que se da esta adaptación se llama centrismo.

Los grupos centristas de izquierda como el OSP no son conscientes de este proceso del que forman parte. Precisamente porque sienten la debilidad de sus prin­cipios y su incapacidad para darle a la clase obrera una respuesta clara, tienen que distraer la atención de los trabajadores de la enfermedad centrista y centrarla en el peligro reformista. En esto se parecen al viejo liberalismo, que siempre asustaba a los obreros con la reacción para impedirles que lucharan contra él. De allí que, por ejemplo, las declaraciones del OSP y del SAP la conferencia juvenil[4] no hagan ninguna o casi ninguna referencia al centrismo. Sin embargo, sabemos bien que en el pasado fueron precisamente los partidos que no se permitían ninguna vacilación en el combate implacable contra todas las oscilaciones liberales los que demostraron siempre ser los más bravos luchadores contra la reacción. Lo mismo sucede ahora. Los revolucionarios que mejor combatirán al reformismo serán los que permanezcan absolutamente independientes del centrismo y lo consideren con sentido crítico e intransigencia.

El Buró de Londres-Amsterdam es incapaz de combatir al reformismo porque es una sociedad de ayuda mutua para los que dudan y vacilan. De Fakkel dice: "El objetivo del Buró es ganar la mayor cantidad de adherentes posibles para la Cuarta Internacional." La OSP se podría haber incorporado a la Segunda Internacional con la misma justificación. Está claro que debemos luchar por la Cuarta Internacional en todos los lugares donde se pueda hacerlo. Pero este objetivo implica luchar irreconciliablemente contra la traidora política de Tranmael, no, por cierto, confraternizar con él. El hecho de que mientras tanto "critiquen" a Tranmael no hace más que empeorar las cosas, ya que lo critican sólo en la medida en que no corra peligro el acuerdo de trabajo conjunto. Es decir, se hace una crítica aparente, que sirve de cobertura al bloque cien por ciento reaccionario. El galante actor shakesperiano que tenía que hacer el papel de león, por temor a asustar a las bellas damas rugió tan suavemente, tan tiernamente como un gatito. Nuestros respetables centristas de izquierda son muy bruscos con los bolche­viques "sectarios", pero a los Tranmaels los arrullan como palomas.

De Fakkel acepta nuestra caracterización del centrismo burocrático de la Comintern. Pero lo hace de la boca para afuera, ya que el acuerdo de trabajo con el Buró de Amsterdam no es más que una versión marchita y débil del infame Comité Anglo-Ruso. Allí también había "izquierdistas" británicos como Finn Moe [5],[6] utilizados como carnada por los verdaderos dirigentes. Al defender su amistad con Tranmael, De Fakkel, igual que Die Neue Front, repite todos los viejos argumentos de Stalin y Bujarin (¡"las masas, "las masas" y nuevamente "las masas"!), pero en forma peor si cabe.

Por lo tanto no puedo reconocer la validez de uno solo de los argumentos que plantea De Fakkel contra mi artículo, con lo que sin embargo no quiero decir que mi artículo no tenga fallas. Así, por ejemplo, se podría decir que no señala bien la incapacidad práctica y organizativa del centrismo. A los centristas les gusta hablar de ilegalidad, de métodos conspirativos clandes­tinos. Sin embargo, por regla general no toman en serio sus propias palabras. Los gusta hacer chistes sobre la democracia burguesa, pero en la práctica demuestran una ingenua fe en ella. Por ejemplo, cuando convocan una conferencia internacional se manejan como si estuvieran en un picnic, y el resultado es una catástrofe con grandes sacrificios humanos. Si se mira el asunto un poco más de cerca, se encon­trará, inevitablemente, que ese descuido organizativo está ligado con la debilidad ideológica del centrismo. ¡Ay de los que no aprenden de la experiencia!

Es cierto que todavía es muy estrecha la base organizativa de la Cuarta Internacional. Pero en 1914 la base de la Tercera Internacional era más limitada aun. Sin embargo, para construirla no se agachó la cabeza ante organizaciones oportunistas del tipo del NAP sino, por el contrario, se luchó por liberar a los trabajadores de la influencia de esas organizaciones. Los verdaderos iniciadores de la Cuarta Internacional comienzan con calidad marxista para luego convertirla en cantidad de masas. Un hacha pequeña pero bien templada y afilada parte y da forma a pesadas vigas. Deberíamos comenzar con un hacha de acero. Incluso aquí son determi­nantes los medios de producción.

En lo que hace al OSP, igual que en todos los demás casos trazamos una clara distinción entre el centrismo de los trabajadores, que para ellos no es más que una etapa transicional, y el centrismo profesional de muchos dirigentes, algunos de los cuales son incurables. Estamos muy seguros de que nos encontraremos con la mayoría de los obreros del OSP en el camino que lleva a la Cuarta Internacional.



[1] Una vez más sobre el centrismo. The Militant, 21 de abril de 1934.

[2] De Fakkel (La Antorcha) era el periódico del OSP holandés. Había publi­cado una crítica al articulo de Trotsky sobre el centrismo y la afiliación del OSP al Buró de Londres-Amsterdam (IAG).

[3] Los neo socialistas, o Neos, eran el ala derecha del Partido Socialista francés, cuyos dirigentes fueron expulsados en noviembre de 1933 por violar la disciplina partidaria votando en la cámara de diputados junto con los radicales en favor de la disminución del salario de los empleados públicos.

[4] En febrero de 1934 el sector juvenil del OSP patrocinó una conferencia juvenil internacional a realizarse en Laren, Holanda. El 24 de febrero concurrieron los sectores juveniles de muchas de las organizaciones que habían participado en la Conferencia de París de agosto de 1933, incluida la Liga Comunista Internacional. La policía holandesa interrumpió la conferencia, arrestó a todos los delegados extranjeros, entregó a cuatro a la policía ale­mana nazi y deportó a los demás a Bélgica. Exceptuando a los cuatro que quedaron en manos de los nazis, los demás delegados se volvieron a reunir en Bélgica el 28 de febrero y reconstituyeron la conferencia, ahora bajo la responsabilidad de la Liga Comunista Internacional y de la juventud del SAP. La conferencia formó el Buró Internacional de Organizaciones Juveniles Revolucionarias, con el objetivo de impulsar una nueva internacional juvenil, y un subcomité, el Buró Juvenil de Estocolmo. La observación de Trotsky, casi al final del artículo, sobre el manejo de una conferencia internacional "como si se tratara de un picnic", que terminó en "una catástrofe con grandes sacrificios humanos", se refiere probablemente al rol que jugó el OSP en esta conferencia juvenil.

[5] Además de los Finn Moes de izquierda que se inclinan hacia el OSP y el SAP, Tranmael también tiene sus Finn Moes de derecha que se inclinan hacia el palacio real. [Nota de León Trotsky.]

[6]Finn Moe (n. 1902): miembro del Partido Laborista Noruego, era director en el extranjero de Arbeiderbladet y se convirtió en dirigente de la Segunda Internacional.



Libro 3