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Escritos de León Trotsky (1929-1940)

Dictadura y Revolución

Dictadura y Revolución

Dictadura y Revolución[1]

 

 

23 de octubre de 1937

 

 

 

Mi querida camarada Margaret de Silver:

 

Me encantó leer su carta, tan fraternal y al mismo tiempo tan franca. De más está decir cuán grato me resultó el hecho de que mí libro le interesara tanto, hasta el punto de dedicarle mucho tiempo a su lectura. Los lectores atentos son muy escasos, casi tan escasos como los autores serios, pero por eso mismo son tan valiosos.

Las objeciones que usted formula revisten gran importancia teórica y política. En mi último trabajo [stalinismo y bolchevismo] intenté referirme a esta cuestión en forma por demás concisa y - lo reconozco -demasiado insuficiente. No sé si usted ha recibido ya mi folleto. Le adjunto una copia. Aquí trataré de formular algunos puntos suplementarios en apoyo a mi posición.

Para mí, la dictadura revolucionaria de un partido proletario no es algo que uno pueda aceptar o rechazar libremente: es una necesidad objetiva que nos imponen las realidades sociales - la lucha de clases, la heterogeneidad de la clase revolucionaria, la necesidad de una vanguardia revolucionaria seleccionada para asegurar la victoria. La dictadura de un partido, como el propio estado, pertenece a la prehistoria bárbara, pero no podemos saltear este capítulo que puede abrir (no de un solo golpe) la auténtica historia humana.

Los dirigentes de la CNT española renunciaban en todo momento a participar en “política” y renunciaban a tener algo que ver con el estado, pero la realidad social es más poderosa que cualquiera de esas negaciones abstractas. Durante la guerra civil, los dirigentes de la CNT se hicieron ministros burgueses, pero, ¡ay!, ministros secundarios e impotentes. En mayo, los obreros anarquistas iniciaron una poderosa insurrección. De haber contado con una dirección adecuada seguramente hubieran podido conquistar el poder en Cataluña y, con su ejemplo, levantar a las masas trabajadoras de España entera. Pero renunciaron a dirigir la revolución. Solidaridad Obrera dijo en centenares de ocasiones: “La acusación de que nosotros provocamos el movimiento es totalmente falsa. Si lo hubiéramos provocado, o simplemente orientado, seguramente hubiéramos logrado la victoria. Pero no queremos una dictadura y por eso renunciamos a dirigir la insurrección.” ¿Cuál fue el resultado? Al renunciar a la dictadura para sí, los dirigentes de la CNT dejaron el campo libre para la dictadura stalinista: la naturaleza social, como la física, no tolera el vacío.

El partido revolucionario (vanguardia) que renuncia a su propia dictadura entrega a las masas a la contrarrevolución. Tal es la enseñanza de toda la historia moderna.

Hablando en términos abstractos, sería muy bueno que la dictadura del partido pudiera ser remplazada por la “dictadura” del pueblo trabajador en su conjunto, sin partido, pero eso implica un nivel de desarrollo político de las masas tan elevado que jamas se puede alcanzar bajo las condiciones creadas por el capitalismo. La razón de la revolución proviene del hecho de que el capitalismo no permite el desarrollo material y moral de las masas.

La dictadura no puede resolver todos los problemas ni impedir nuevos reveses (reacción, termidor, contrarrevolución). El desarrollo de la humanidad es muy contradictorio, pero no podemos renunciar a dar un paso hacia adelante con el fin de impedir medio paso hacia atrás. A pesar de la dictadura deshonesta de la burocracia termidoreana en la Unión Soviética, la Revolución de Octubre en su conjunto significa un progreso inmenso en la historia de la humanidad. Inclusive ahora, bajo el talón de hierro de la nueva casta privilegiada, la URSS no es lo mismo que la Rusia zarista. Y gracias a la Revolución de Octubre la humanidad es incomparablemente más rica en experiencia y posibilidades.

Me encantaría reunirme alguna vez con el camarada Carlo Tresca. Lógicamente, no con el fin ingenuo de convertirlo (los viejos revolucionarios somos gente testaruda), sino con el fin de discutir las posibilidades para la acción conjunta contra la gangrena stalinista. Zamora, el miembro mexicano de la comisión [Dewey] volvió muy satisfecho con la comisión y totalmente cautivado por Tresca.

Mi esposa y yo guardamos un gratísimo recuerdo de su breve visita a México y esperamos que esa visita no sea la última.

Mi más cálido agradecimiento por su carta y por su amistad en general.

 

Fraternalmente,

 

León Trotsky



[1] Dictadura y revolución. Del archivo de James P. Cannon. Con autorización de la Library of Social History. Carta a Margaret Silver, miembro del CNDLT y viuda de Albert de Silver, fundador de American Civil Liberties Union. Carlo Tresca era su compañero.



Libro 5