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Escritos de León Trotsky (1929-1940)

En el bloque de Centro-Derecha

En el bloque de Centro-Derecha

En el bloque de Centro-Derecha[1]

 

 

20 de marzo de 1929

 

 

 

Les enviamos los últimos informes recibidos sobre la situación creada en el seno y en la periferia del Buró Político. Garantizamos absolutamente la veracidad de esta información, verificada en su mayor parte por dos o tres fuentes distintas. Muchas de las citas son tex­tuales.

El informe de la conversación entre Kamenev y Bujarin se publicó el 20 de enero. El documento aceleró el choque en la cúpula y dejó anonadados a los estratos inferiores. Su publicación arruinó el juego de combina­ciones de Zinoviev y Kamenev. El Buró Político se reu­nió durante tres días para debatir el tema. Terminaron peleándose. La fracción de Stalin resolvió eliminar a Bujarin, Tomski Y Rikov del Buró Político en el próximo plenario. La derecha se prepara para resistir en forma pasiva. Los stalinistas alardean; lograron una victoria fácil y total. El Comité Central reeditó nuestro folleto (el de la Oposición), porque todos decían: “Nos entera­mos de lo que ocurre gracias a la Oposición, no por el Comité Central.” Este folleto tiene una popularidad y una importancia política inmensas. Todos dicen: “¡Si, han vendado los ojos del partido!” Como resultado de todo esto, el Buró Político y el presídium de la Comisión Central de Control enjuiciaron formalmente al “trío”. Damos algunos detalles al respecto.

Durante diciembre y enero Kamenev y Bujarin se encontraban frecuentemente en casa de Piatakov[2]. He aquí lo que decía Bujarin sobre los preparativos para el próximo plenario: “La situación de nuestras fuerzas antes del plenario era ésta: yo me encontra­ba en Kislovodsk redactando artículos para Pravda,[3] Rikov debía controlar la política económica, mientras que a Uglanov,[4] que tenía muchas ganas de pelear, se le dijo que se quedara tranquilo con el fin de no darle a Stalin la menor excusa para interferir en la organiza­ción de Moscú. Uglanov no pudo soportarlo. Salió a la palestra en el Noveno Plenario del Comité de Moscú, fue derrotado y, al perder la cabeza dijo estupideces acerca de sus supuestos errores, etcétera. Supe que Rikov había completado las tesis industriales para el plenario. Pensé que Stalin manejaría a su gusto a Rikov en el Buró Político y que las tesis, ya bastante pobres, quedarían aun peores. Como por tren no llegaría a tiempo para asistir a la sesión del Buró Político, tomé un avión. Aterrizamos en Rostov. Las autoridades locales salieron a mi encuentro con algunas declaraciones sospechosas sobre los peligros que corría si continuaba en vuelo, etcétera. Las mandé a paseo y proseguimos el viaje. Volvimos a aterrizar en Artemovsk. Apenas bajé de la cabina se me entregó un sobre lacrado con un mensaje del Buró Político, que me ordenaba categóricamente interrumpir el vuelo... ¡debido a mis problemas cardíacos! No acababa de presentarme cuando los agentes de la GPU se llevaron al piloto a alguna parte y compareció ante mí una delegación de obreros que me solicitó un informe. Pregunté cuando partía el siguiente tren. Aparentemente, no había tren hasta después de veinticuatro horas. Tuve que dar el informe”

Kamenev: - Entonces, fue usted el que escribió la resolución sobre la lucha contra la desviación dere­chista.

Bujarin: - Por supuesto que fui yo. Tenía que demostrarle al partido que yo no era derechista. Llegué a Moscú el viernes; la sesión del Buró Político se había realizado el jueves. Leí las tesis; obviamente, me resul­taron insatisfactorias, y pedí una reunión del Buró Político. Molotov[5] se opuso. Me insultó, me gritó que yo no dejaba trabajar en paz, que cuidara mi salud y otras cosas por el estilo. Se reunió el Buró Político. Logré que se aprobaran algunas enmiendas, a pesar de lo cual la resolución sigue siendo ambigua. Hicimos un balance. La organización de Moscú estaba destruida; resolvimos plantear la cuestión, formulando en once parágrafos la exigencia de que se removiera a los stali­nistas. Cuando se le mostraron las exigencias a Stalin, dijo que no había un solo punto que no se pudiera llevar a cabo. Se eligió una comisión (Rikov, Bujarin, Stalin, Molotov, Orjonikije).[6] Pasó un día, pasaron dos, tres. Stalin no convocó a la Comisión. Se inició el plenario del Comité Central. El primer informe fue discutido y se estaba a punto de pasar por alto el segundo. Dimos el ultimátum de que se reuniera la comisión. Cuando ésta se reunió, Stalin aulló que no permitiría que un solo in­dividuo impidiera trabajar al plenario. ¿Qué clase de ultimátums son estos? ¿Por qué hay que remover a Krumin?, etcétera. Me enojé, lo increpé duramente y salí corriendo de la sala. En el corredor me topé con Tovstuja, al que le entregué una carta ya redactada en la que Tomski y yo presentábamos nuestra renuncia. Stalin me siguió. Tovstuja le entregó mi declaración. La leyó y volvió. Rikov nos dijo después que sus manos temblaban; estaba pálido y ofreció hacer concesiones. Exigió que destruyera mi solicitud de renuncia. Luego prometieron remover a Kostrov, Krumin y a alguien más. Pero no volví al plenario.

Aquí Bujarin mostró a Kamenev una declaración de dieciséis páginas que él había escrito, donde hacía una evaluación de la situación económica. Según Kamenev, este documento era más derechista que las tesis de Bujarin de abril de 1925.

Kamenev preguntó: - ¿Qué piensa hacer con este documento?

Bujarin respondió: - Le agregaré un capítulo sobre la situación internacional y al final plantearé el proble­ma de la situación interna del partido.

- ¿Pero eso no sería una plataforma? - preguntó Kamenev -.

- Quizás, pero ¿acaso usted no ha escrito platafor­mas?

Aquí intervino Piatakov, para decir: - Les aconsejo encarecidamente que no se pronuncien contra Stalin, porque él tiene mayoría. [¡La mayoría de los funciona­rios tipo Piatakov, y peores aun!] La experiencia pasada nos enseña que esas medidas terminan mal. (Un ar­gumento que brilla por su cinismo.)

A lo que Bujarin respondió: - Claro que sí, pero, ¿qué hacer? (¡Pobre Bujarin!)

Cuando Bujarin se retiró, Kamenev le preguntó a Piatakov por qué había dado un consejo que sólo ser­viría para trabar el desarrollo de la lucha. Piatakov res­pondió que él creía seriamente que no era posible opo­nerse a Stalin: - Stalin es el único hombre a quien todavía se puede obedecer. [¡Perlas, perlas, perlas! No se trata de buscar el camino recto, sino de encontrar a alguien a quien se pueda “obedecer” para que no haya “malas” consecuencias.] Bujarin y Rikov se equivocan si creen que mandarán en lugar de Stalin. Son los Kaganovichs quienes mandarán, y yo no quiero obedecer a Kaganovich,[7] y no lo haré. (No es cierto, obedecerá también a Kaganovich.)

- ¿Qué propone, entonces?

- Bueno, se me confió el Banco Estatal, y yo cuida­ré de que haya dinero en ese banco.

- Por mi parte, no me preocuparé por los estudiosos que ingresan al NTU [Administración Científico-Técnica, cuyo presidente es Kamenev ]; eso no es política - dijo Kamenev -. Luego se separaron.

A fines de diciembre Zinoviev y Kamenev definie­ron la situación de la siguiente manera: “Debemos llegar al timón. Sólo lo lograremos si apoyamos a Stalin. Por eso, debemos pagar sin vacilar el precio total.” (¡Pobres hombres! Ya han pagado mucho, pero el timón sigue lejano.) Uno de ellos - creo que era Kamenev - abordó a Orjonikije. Sostuvieron una larga conversación sobre lo acertado de la política actual del Comité Central. Orjonikije estuvo de acuerdo. Cuando Kamenev dijo que no comprendía por qué se los dejaba en el Centro Soiuz (donde trabaja Zinoviev), Orjonikije respondió: “Es demasiado pronto; hay que allanar el camino. La derecha se opondrá.” (Y según la resolu­ción, la derecha es el enemigo principal.) Kamenev dijo que no era absolutamente necesario que se les acordara un puesto elevado, que lo más simple sería ponerlos al frente del Instituto Lenin (¡la fuente principal de falsi­ficaciones stalinistas!), que se les debería permitir escribir para la prensa, etcétera. Orjonikije estuvo de acuerdo y prometió plantear la cuestión en el Buró Político.

Tres días mas tarde Kamenev se presentó a Vo­roshilov.[8] Por espacio de dos horas se arrastró ante él y cantó loas a la política del Comité Central. Voroshilov no se dignó responder (lo que habla en su favor). Dos días después, Kalinin[9] fue a ver a Zinoviev y conver­saron durante veinte minutos. Trajo la noticia de la de­portación del camarada Trotsky. Cuando Zinoviev co­menzó a interrogarle sobre los detalles, respondió que la cuestión no estaba resuelta aún, y mientras tanto no valía la pena mencionarla. Cuando Zinoviev le preguntó qué ocurría en Alemania, Kalinin respondió que no sabía: “Estamos hundidos hasta el cuello en nuestros propios asuntos.” Luego, como si respondiera a la vi­sita de Kamenev a Voroshilov, dijo textualmente: “El [Stalin] charla sobre sus medidas izquierdistas, pero dentro de muy poco tiempo se veré obligado a aplicar una triple dosis de mi política. Por eso lo apoyo.” (¡Exacto! En toda su vida Kalinin jamás dijo ni dirá cosa más justa y apropiada). 

Cuando los zinovievistas se enteraron de la deporta­ción de Trotsky, se reunieron. Bakaev[10] insistió en publicar una protesta. Zinoviev respondió que no había a quién protestarle, porque “no hay jefe”. (Si es así, ¿a quién piensa pagarle el precio total?) Las cosas que­daron de ese modo. Al día siguiente Zinoviev fue a ver a Krupskaia[11] y le dijo que se había enterado por Ka­linin de que L. D. sería exiliado. Krupskaia afirmó ha­ber escuchado lo mismo.

- ¿Qué intenciones tienen ustedes? - preguntó Zinoviev.

- En primer lugar, no diga ustedes sino ellos, y en segundo lugar, si resolvemos protestar, ¿quién nos escuchará?

Zinoviev le contó la conversación de Kamenev con Orjonikije, del que Krupskaia dijo: - Aunque llora so­bre los hombros de todos, no se puede tener confianza en él.

Kamenev volvió a reunirse con Orjonikije, quien le dijo que estaba publicando un trabajo acerca de la lucha contra la burocracia y le proponía a Kamenev que lo ayudara. Kamenev aceptó de buena gana, y entonces Orjonikije invitó a él y a Zinoviev a su casa. Durante la visita se habló poco de ese trabajo. Orjonikije les dijo que había planteado la cuestión en el Buró Político y que Voroshilov había dicho: “No se puede ampliar sus derechos [los de Zinoviev y Kamenev]. Vean uste­des lo que buscan: ¡el Instituto Lenin! Si no les gusta el Centro Soiuz, quizás puedan pasar a otra institución. En cuanto a la publicación de sus artículos, no está prohibida, lo que no significa que se pueda publicar todo.” (¡Ah, Voroshilov!)

- Y bien, ¿qué dijo Stalin?

- Stalin dijo: “Ampliar sus derechos significa hacer un bloque. Hacer un bloque significa ir a medias. Yo no puedo ir a medias. ¿Qué dirá la derecha? [¿Pero acaso la derecha no es el “enemigo principal”?]

Kamenev: - ¿Eso lo dijo en el Buró Político?

Orjonikije: - No, antes de la reunión.

Se separaron sin llegar a ningún resultado concreto. Zinoviev redactó una tesis de dos páginas (ya que Orjo­nikije no lo ayudaba, había que escribir una tesis): “El kulak se fortalece en todo el país, el kulak no le entrega pan al estado obrero, el kulak dispara contra los corres­ponsales de aldea, contra los funcionarios, y los mata. El grupo de Bujarin, con su línea, estimula al kulak: por eso, nada de apoyo a Bujarin. Hoy apoyamos la po­lítica de la mayoría del Comité Central [el grupo de Stalin], en la medida en que Stalin combate al nepman, al kulak y al burócrata.” (De modo que Zinoviev cam­bió de opinión, ya no quiere pagar el precio total.)

Kamenev dice: “Es imposible llegar a un acuerdo con Stalin; al diablo con todos ellos. Dentro de ocho meses publicaré un libro sobre Lenin y entonces vere­mos.” Zinoviev piensa de otra manera. Dice: “No de­bemos permitir que se olviden de nosotros, debemos aparecer en todos los mítines, en la prensa, etcétera; debemos golpear a todas las puertas y empujar al partido hacia la izquierda.” (En realidad, nadie le ha hecho tanto daño a la política de la izquierda como Zinoviev y Kamenev.) Sus artículos aparecen en la prensa. Des­pués de todo, los editores de Pravda siguieron el con­sejo de Voroshilov al pie de la letra. Nuevamente se negaron a publicar uno de sus artículos porque, dijeron, refleja pánico ante el kulak. Ultimamente, Zinoviev apareció en reuniones partidarias, en el Centro Soiuz, en el Instituto Plejanov y en otras partes para hablar con ocasión del décimo aniversario de la Internacional Comunista.

Después de que publicamos el famoso documento (la conversación entre Kamenev y Bujarin), Kamenev fue citado a comparecer ante Orjonikije, donde, con ciertas reservas (¡hum, hum!), certificó por escrito la veracidad del informe. También Bujarin debió compa­recer ante Orjonikije y también lo certificó. El 30 de enero y el 9 de febrero se celebraron sesiones conjun­tas del Buró Político y el presídium de la Comisión Cen­tral de Control. La derecha declaró que el folleto era un “ardid de los trotskos”. No negaron la conversación. Se expresaron en el sentido de que “el trabajo se reali­za en condiciones anormales. Algunos comisarios - Krumin, Saveliev, Kaganovich y otros- tienen más autoridad que determinados miembros del Buró Polí­tico [Bujarin y Tomski]. Se dirige a los gritos a los par­tidos fraternales. [Recién ahora Bujarin, Rikov y Toms­ki se dan cuenta de que Stalin dirige a los “partidos fra­ternales” de la misma forma en que un viejo sátrapa turco administraba su provincia. Ya no es necesario gri­tarles a Thaelmann y a Semard;[12] basta con un gesto] Doce años después de la revolución no hay en los co­mités regionales un solo secretario electo. El partido no tiene participación en la solución de los problemas. Todo se hace desde arriba.” Estas palabras de Bujarin fueron recibidas con gritos de: “¿De dónde sacó todo eso? ¿A quién se lo copió? ¡a Trotsky!” Ante la comi­sión se presentó una resolución de censura a Bujarin. Pero la derecha se negó a aceptarla, fundamentando su objeción en el hecho de que ya “bastante tenían que aguantar” en los distritos.

En la sesión conjunta del Buró Político y el presídium de la Comisión Central de Control, Rikov leyó una larga declaración de treinta páginas, criticando la situa­ción económica y el régimen interno del partido. En la conferencia partidaria de la región de Moscú, Rikov, Bujarin y Tomski fueron tachados abiertamente de de­rechistas. Pero poco de esto apareció en la prensa. El plenario del Comité Central fue postergado para el 16 de abril, la conferencia [la Decimosexta Conferencia Partidaria] para el 23 de abril. No fue posible reconci­liar a las fracciones de Stalin y Bujarin (aunque se difunden persistentes rumores al respecto, indudablemente para que estos núcleos derroten al ala izquier­da).



[1] En el bloque de centro-derecha. The Militant, 1º de julio de 1929. Firmado “G. G.” y con la indicación de procedencia “Moscú”. Aunque esta carta está en los archivos de Trotsky en Harvard, hay diferencias de opinión entre los estudiosos sobre si realmente la escribió él. Robert V. Daniels (en La con­ciencia de la revolución: la Oposición comunista en la Rusia soviética) lo afir­ma; E. H. Carr (en Fundamentos de una economía planificada, t. II) dice lo contrario. Ante la imposibilidad de resolver definitivamente el problema, los editores [norteamericanos] la incluyen aquí con la convicción de que Trotsky, por razones de seguridad y/o editoriales, la reescribió a partir de una o varias cartas que había recibido de Moscú. Unas semanas más tarde comenzó a fir­mar con el seudónimo “G. Gourov”. La alianza entre los stalinistas y la derecha comenzó a romperse inmediatamente después de que el Decimoquinto Congreso expulsó al bloque de la Oposición Unificada (diciembre de 1927). En julio de 1928, Bujarin, que temía que Stalin buscara un nuevo acercamiento con Zinoviev y Kamenev, se reunió secretamente con Kamenev en el departamento de éste. Kamenev escribió un informe de estas conversaciones, en las que Bujarin expresó su aversión y su temor a Stalin y a su política. En ese mo­mento ni la opinión pública ni las bases del PC conocían las diferencias que se daban en el Politburó. La Oposición de Izquierda consiguió el informe de Ka­menev y lo difundió ampliamente en enero de 1929, cuando los stalinistas todavía negaban tener diferencias con la derecha, aunque ya estaba en pleno funcionamiento la campaña de Stalin para aplastarla. Trotsky calificaba como centrista a la fracción de Stalin. En general designaba con este término a las tendencias del movimiento de izquierda que se ubicaban u oscilaban entre el reformismo, que es la posición de la burocracia y la aristocracia obreras, y el marxismo, que representa los intereses históricos de la clase obrera. En su opinión, las tendencias centristas carecen de una base social independiente; por lo tanto hay que caracterizarlas teniendo en cuenta su origen, su dinámica interna y la dirección en que se orientan o hacia la que las empujan los acontecimientos. Más o menos hasta 1935 Trotsky consideró al stalinismo una variedad especial del centrismo, “centrismo burocrático”, o simplemente, para abreviar, “centrismo”. Después opino que ese término no reflejaba la continua degeneración del stalinismo.

[2] Georgi Piatakov (1890-1937): viejo bolchevique, desempeño un papel dirigente en la Revolución Rusa y en la Guerra Civil y ocupó muchos cargos clave en el partido y en el aparato estatal. En su testamento, Lenin consideró que él y Bujarin eran “los dos jóvenes más capaces del partido”. En 1923 se hizo partidario de la Oposición de Izquierda, fue expulsado en 1927 y el 1928 capituló y fue readmitido.

[3] Pravda (La Verdad): a partir de 1912, periódico bolchevique oficial; en 1917 se convirtió en diario. Después de la muerte de Lenin fue el vocero del stalinismo.

[4] N. A. Uglanov: stalinista que a mediados de la década del 20 trepó a los más altos cargos gracias a su celo antitrotskista. Se volvió oposicionista de derecha, por lo que fue eliminado del Comité Central en 1930. Capituló, pero siguió siendo sospechoso, y finalmente desapareció en las purgas.

[5] Viajeslav M. Molotov (n. 1890): viejo bolchevique, en 1920 fue electo para el Comité Central del PC ruso, y pronto se convirtió en un ardiente stalinista. Fue miembro del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista (l928-1934), presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo (1930-1941) y primer minis­tro (1939-1949, 1953-1956). Fue eliminado de la dirección en 1957 por oponerse al programa de “desestilinización” de Jruschov.

[6] Gregori Orjonikije (1886-1937): viejo bolchevique y organizador de la fracción stalinista, más adelante estuvo a cargo de la industria pesada. Aun­que siguió siendo un stalinista leal, todavía no se conocen públicamente las circunstancias que rodearon su muerte.

[7] Lazar Kaganovich (n. 1893): compinche de Stalin, stalinista inflexible en los distintos cargos partidarios y estatales que desempeño. Fue removido de todos ellos cuando Jruschov se hizo cargo de la dirección soviética, en la década del 50.

[8] Kliment Voroshilov (1881-1969): viejo bolchevique, fue comisario de guerra (1929-1940) y presidente de la URSS (1953-1960). Se suponía que él y Kalinin simpatizaban con algunas ideas de la Oposición de Derecha, pero siguieron con Stalin, tal vez porque éste disponía de informaciones que les hubieran resultado muy embarazosas de hacerse públicas.

[9] Mijail Kalinin (1875-1946): viejo bolchevique, en 1919 fue electo presidente del Comité Ejecutivo Central de los Soviets en remplazo del desaparecido Iakov Sverdlov.

[10] Ivan Bakaev (1887-1936): viejo bolchevique, presidente de la GPU de Leningrado y partidario de Zinoviev, fue expulsado del partido en 1927 y capituló ese mismo año. Acusado en el primer Juicio de Moscú y ejecutado.

[11] Nadezda K. Krupskaia (1869-1939): de los primeros dirigentes del Parti­do Bolchevique y compañera de Lenin. En 1926 estuvo un tiempo con la Oposición Unificada, pero rompió y la critico antes de que se expulsara a los dirigentes.

[12] Ernest Thaelmann (1886-1945): en ese momento era el dirigente principal del PC Alemán, posteriormente fue su candidato a presidente y partidario acérrimo de la política de la Comitern que llevó al triunfo de Hitler. Fue arrestado por los nazis en 1933 y ejecutado en 1945. Pierre Semard (1887-1942): secretario general del PC Francés desde 1924 hasta 1929. También fue ejecutado por los nazis.



Libro 1