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Escritos de León Trotsky (1929-1940)

Sobre la historia de la Oposición de Izquierda

Sobre la historia de la Oposición de Izquierda

Sobre la historia de la Oposición de Izquierda[1]

 

 

Abril de 1939

 

 

 

Trotsky: El camarada James estudió este tema con la mayor atención y las numerosas anotaciones que hice son la evidencia del cuidado con que leí su memo­rándum. Para todos nuestros camaradas es importante conocer nuestro pasado, insistiendo sobre la claridad revolucionaria. En partes, el manuscrito es muy perspicaz, pero he notado en él el mismo defecto que en World Revolution -un libro muy bueno- la falta de enfoque dialéctico, un empirismo anglosajón y un formalismo que es sólo el reverso del empirismo.

C.L.R. James hace depender todo el enfoque del tema de una sola fecha, abril de 1924, cuando aparece la teoría de Stalin sobre el socialismo en un solo país. Pero la teoría apareció en octubre de 1924. Esto falsea toda la estructura.

En abril de 1924 no estaba claro si la revolución alemana iba hacia adelante o hacia atrás.[2] En noviem­bre de 1923 pedí que se retirara a todos los camaradas rusos que se encontraban en Alemania. Nuevos sec­tores podrían elevar la revolución a una etapa más alta. Por otra parte, la revolución podría declinar. Si ello ocurría. el primer paso de la reacción sería arrestar a los rusos como agentes extranjeros del caos. Stalin se opuso. a este pedido: "Usted siempre se apura demasiado. En agosto decía que la revolución estaba cerca; ahora dice que ya pasó." Yo no dije que ya había pasado sólo sugerí que se tomara esa medida de precaución. En el verano de 1924 Stalin se había convencido de que la revolución alemana estaba derrotada. Entonces les pidió a los profesores rojos que le encontraran alguna cita de Lenin para decirle al pueblo. Buscaron y encontraron dos o tres citas y Stalin cambió el pasaje de su libro. La revolución alemana tuvo más influencia sobre Stalin que Stalin sobre la revolución alemana. En 1923 todo el partido estaba afiebrado por la revolución que se venía. Stalin no se habría atrevido a oponerse a mí sobre esta cuestión en el Comité Central. La Oposición de Izquier­da estaba demasiado a la vanguardia con respecto a esta cuestión.

James: Brandler fue a Moscú convencido del éxito de la revolución. ¿Qué lo hizo cambiar de opinión?

Trotsky: Tuve muchas entrevistas con Brandler. Me dijo que lo que lo estaba preocupando no era la to­ma del poder sino qué hacer después. Le dije, "Mire, Brandler, usted dice que las perspectivas son buenas, pero que la burguesía está en el poder, controla el estado, el ejército, la policía, etcétera. La cuestión es romper ese poder..." Brandler tomó muchas notas durante varias discusiones conmigo. Pero esta misma audacia suya era sólo una máscara de sus ocultos temores. No es fácil conducir una lucha contra la sociedad burguesa. Se fue a Chemnitz y allí se encontró con los líderes de la socialdemocracia, una colección de Brandlers en miniatura. En su discurso les comunicó sus temores secretos. Naturalmente, retrocedieron y este estado de ánimo derrotista se apoderó de los trabajadores.

En la Revolución Rusa de 1905 hubo en el soviet una discusión sobre si debíamos desafiar al poder zarista con una manifestación en el aniversario del Domingo Sangriento. Aún hoy no estoy seguro si era correcto o no hacerlo. El comité no podía decidir por lo que consultamos al soviet. Yo leí el discurso planteando las dos alternativas de manera objetiva, y el soviet decidió por abrumadora mayoría no hacer la manifestación. Pero estoy seguro de que si yo hubiera dicho que era necesario hacer la manifestación y hubiera hablado en este sentido, habríamos tenido una gran mayoría a nuestro favor. Lo mismo pasó con Brandler. Lo que hacía falta en Alemania en 1923 era un partido revolucionario...

Usted me acusa también de degeneración cuando cita a Fischer. ¿Pero por qué concedí esa entrevista? En la revolución siempre resulta atinado imputarle la responsabilidad al enemigo. Así, en 1917 me preguntaron en el soviet: "¿Los bolcheviques están preparando una insurrección?" ¿Qué podía decir? Dije, "No, estamos defendiendo la revolución, ¡pero si nos provo­can ...!" Lo mismo ocurrió aquí. Polonia y Francia estaban utilizando a los bolcheviques rusos como pretexto para preparar la intervención y los desplaza­mientos reaccionarios, Con el pleno consentimiento de los camaradas alemanes concedí esa entrevista, mientras los alemanes explicaban la situación a los trabajadores de su país. Entretanto, tenía un destaca­mento de caballería bajo la dirección de Dibenko listo en la frontera polaca.[3]

James: ¿Usted no estaría de acuerdo con Víctor Serge en que la burocracia saboteó la revolución china; en otras palabras, que su actitud hacia la revolu­ción china fue la misma que la que tomó hacia la española?

Trotsky: En absoluto. ¿Por qué habría de sabotearla? Yo estaba en un comité (con Chicherin, Voroshilov y algunos más) que se ocupaba de la revolución chi­na.[4] Incluso se oponían a mi actitud, que consideraban pesimista, Estaban muy ansiosos de conseguir el éxito.

James: Por el éxito de la revolución democrático-burguesa. ¿Su oposición a la revolución proletaria no era la oposición de una burocracia que estaba prepa­rada para apoyar una revolución democrático-burguesa, pero que por el mismo hecho de ser una burocracia no podía apoyar una revolución proletaria?

Trotsky: Formalismo. En 1917 teníamos el partido revolucionario más grande del mundo. En 1936 estran­guló la revolución española. ¿Cómo se desarrolló de 1917 a 1936?. Esa es la cuestión. De acuerdo a su argumento, la degeneración habría comenzado en octubre de 1917. En mi opinión comenzó en los primeros años de la Nueva Política Económica.[5] Pero incluso en 1928 todo el partido aguardaba ansiosamente el éxito de la revolución china. Lo que ocurrió es que la burocracia adquirió ciertos hábitos burocráticos de pensamiento. Propuso frenar a los campesinos para no asustar a los generales. Pensó que eso empujaría a la burguesía hacia la izquierda. Veía al Kuomintang como un organismo de burócratas y pensaban que se podía poner a los comunistas en sus puestos y de esa manera cambiar el curso de los acontecimientos... ¿Y cómo explicaría usted el cambio que exigió una comuna en Cantón?[6]

James: Víctor Serge dice que sólo querían la comuna porque se iba a reunir el Sexto Congreso Mundial. "Aunque sólo fuera por un cuarto de hora".

Trotsky: Era más para el partido internamente que para la Internacional. El partido estaba excitado por la revolución china. Sólo durante 1923 se había llegado a un grado mayor de excitación.

No, usted quiere comenzar con la completa degene­ración. Stalin y compañía creían genuinamente que la revolución china era una revolución democrática burguesa y trataban de establecer la dictadura del proletariado y el campesinado.

James: ¿Usted quiere decir que Stalin, Bujarin, Tomski[7], Rikov y el resto no entendieron el curso de la Revolución Rusa?

Trotsky: No lo entendieron. Participaron y los hechos los abrumaron. Su posición sobre China fue la misma que tuvieron en marzo de 1917 hasta que llegó Lenin. En sus diferentes escritos usted verá pasajes que muestran que nunca entendieron. Una forma diferente de existencia, sus hábitos burocráticos, afectaron su pensamiento y volvieron a su posición anterior. Incluso guardaron como una reliquia el programa de la Comintern: revolución proletaria para Alemania, dictadura del proletariado y el campesinado para los países coloniales, etcétera.

[El camarada Trotsky aquí pide a Van que consiga una copia del Programa de Reclutamiento y se lee el pasaje.] Yo lo critiqué en mi crítica al Programa de Reclutamiento (de la Internacional Comunista).

James: ¿Qué me dice de la declaración de Bujarin en 1925 en el sentido de que si estallaba la guerra los revolucionarios debían apoyar al bloque burgués-soviético?

Trotsky: Después del testamento de Lenin, Bujarin quiso demostrar que era un verdadero dialéctico.[8] Estudió a Hegel y en toda ocasión trataba de mostrar que era un realista. De ahí sus "enriqueceos", "socialismo a paso de caracol", etcétera.[9] Y no sólo Bujarin sino yo y todos nosotros en diferentes ocasiones escri­bimos cosas absurdas; se lo acepto.

James: ¿Y Alemania entre 1930 y 1933?[10]

Trotsky: No puedo aceptar que la política de la Internacional fuese sólo una materialización de las órdenes de Moscú. Es necesario ver la política como una totalidad, desde las perspectivas internas e internacionales, desde todos los ángulos. La política exterior de Moscú, y la orientación de la socialdemocracia hacia Ginebra, podían jugar un papel. Pero también estaba la necesidad de producir un cambio debido al desastroso efecto de la política anterior sobre el partido ruso. Después de todo, la burocracia trata con ciento sesenta millones de personas que han atravesado tres revoluciones. Lo que ellas digan y piensen se junta y clasifica. Stalin quería demostrar que él no era un menchevique. De ahí su violento vuelco hacia la izquierda. Debemos ver la cosa en su totalidad, en todos sus aspectos.

James: Pero Campbell, el stalinista británico, escribe que cuando a la delegación británica se le presentó en 1928 la teoría del social-fascismo se opuso a la idea, pero pronto la convencieron de que era correcta... [11]

[Se acordó continuar la discusión. Durante el intervalo el camarada James presentó un documento. Continúa la discusión.]

Trotsky: He leído su documento que solicita aclarar la posición: pero no la aclara. Usted afirma que acepta mi opinión de 1923, pero luego en el documento veo que usted realmente no la acepta... Me resulta extraño que en la cuestión negra usted haya sido tan realista y que en ésta se muestre tan antidialéctico.[12] (Sospe­cho que usted es sólo un poco oportunista en la cuestión negra, pero no estoy completamente seguro.)

En 1924, la consigna de Stalin -"socialismo en un solo país"- correspondía al estado de ánimo de los intelectuales jóvenes sin experiencia, sin tradición...

Pero a despecho de eso, cuando Stalin quiso estran­gular abiertamente la revolución española, tuvo que liquidar a miles de viejos bolcheviques.[13] La primer batalla partió de la discusión acerca de la revolución permanente, cuando la burocracia buscaba paz y tranquilidad.[14] Luego se agregó a esto la revolución alemana de 1923. Entonces Stalin ni siquiera se atrevía a enfrentarme abiertamente. Después supimos que le había escrito secretamente una carta a Bujarin diciendo que la revolución debía ser contenida. Luego, tras la derrota en Alemania. vino la lucha por la igualdad. Fue por la defensa de los privilegios de la buro­cracia que Stalin se convirtió en su líder indiscutido...

Rusia era un país atrasado. Estos dirigentes tenían concepciones marxistas pero después de Octubre volvieron pronto a sus viejas ideas. Voroshilov y otros solían preguntarme: ¿Pero cómo cree posible que las masas chinas, tan atrasadas, puedan establecer la dictadura del proletariado?"

En Alemania esperaban un milagro para romperle el espinazo a la socialdemocracia; su política había fracasado completamente en su objetivo de separarla de las masas. De ahí ese nuevo intento por librarse de ella... Stalin esperaba que el Partido Comunista Alemán lograra una victoria y es absurdo pensar que disponía de un "plan" para permitir al fascismo llegar al poder. Es una divinización de Stalin.

James: Les hizo dejar de oponerse al Referéndum Rojo; le hizo decir a Remmele, "después de Hitler, nuestro turno";[15] les hizo dejar de combatir a los fascistas en las calles.

Trotsky: "Después de Hitler, nuestro turno" fue una fanfarronada. una confesión de la bancarrota. Usted le presta demasiada atención.

Schuessler: Dejaron de pelear en las calles porque sus destacamentos eran pequeños destacamentos del PC. Buenos camaradas eran asesinados constantemente, y en tanto los obreros en su conjunto no participaban, desistieron de la acción. Fue parte de sus zigzags.

Trotsky: ¡Ahí está! Hicieron todo tipo de cosas. A veces incluso ofrecieron el frente único.

James: Duranty dijo en 1931 que ellos no querían la revolución en España.[16]

Trotsky: No tome al pie de la letra lo que dice Duranty. Litvinov quería decir que ellos no eran responsables por lo que estaba sucediendo en España. El no podía decirlo, por lo que se lo hizo decir a Duran­ty. Quizás, incluso, no querían que se los moleste con lo de España, teniendo dificultades en casa.

Pero debo decir que Stalin deseaba sinceramente el triunfo del Partido Comunista Alemán en 1930-1933...

Tampoco usted puede concebir a la Comintern como un mero instrumento de la política exterior de Stalin. En Francia, en 1934, el Partido Comunista pasó de ochenta mil afiliados a treinta mil. Era necesario darse una nueva política. No conocemos los archivos de la Comintern, qué correspondencia se intercambiaba, etcétera. Al mismo tiempo, Stalin buscaba una nueva política exterior. Por uno y otro lado tenemos estas tendencias que confluyen para producir el nuevo giro. Son aspectos diferentes del mismo proceso... El Partido Comunista Francés no es sólo una agencia de Moscú, sino que constituye una organización nacional con miembros en el parlamento, etcétera.

Todo eso, sin embargo, no es muy peligroso, aunque decir que toda nuestra propaganda ha carecido de sentido sea muy exagerado. Si así fuera, estaríamos en bancarrota. Mucho más peligroso es el enfoque sectario del Partido Laborista.

Ustedes dicen que yo propuse sin reservas[17] la consigna de Blum-Cachin. Recuerden entonces: "¡Todo el poder a los soviets!" y dicen que el frente único no era un soviet. Se trata del mismo enfoque sectario.

James: Hemos tenido dificultades en Inglaterra por apoyar a un gobierno laborista sin las reservas necesarias.

Trotsky: en toda nuestra prensa francesa, en nues­tros archivos y en nuestra propaganda hicimos regularmente todas las reservas del caso. Vuestra falla en Inglaterra se debe a falta de habilidad; también a la fal­ta de flexibilidad debida a la larga dominación del pensamiento burgués en el país. Yo les diría a los tra­bajadores ingleses: "Ustedes se niegan a aceptar mi opinión. Bien, quizás yo no la expliqué debida­mente. Quizás ustedes sean estúpidos. De todos modos fallé. Pero ahora, ustedes creen en su partido. ¿Por que permitirle a Chamberlain tener el poder? Pongan a su partido en el poder. Yo los ayudaré todo lo que pueda. Sé que no harán lo que ustedes piensan, pero como ustedes no están de acuerdo conmigo y nosotros somos muy pequeños, yo los ayudaré a ponerlos en el poder." Pero es muy importante traer periódicamente a colación estas cuestiones. Yo sugeriría que escriban un artículo discutiendo estos puntos y que lo publiquen en nuestra prensa. (El camarada James está de acuerdo con la propuesta.)



[1] Sobre la historia de la Oposición de Izquierda. Internacional. Internal Bulletin, Socialist Workers Party. vol. II, n° 7, enero de 1940. Borrador de la versión taquigrá­fica, sin corregir, escrita por C.L.R. James, de la segunda de las dos discu­siones sobre la Cuarta Internacional realizadas a principios de abril de 1939 como en la primera discusión, Trotsky se le da el nombre de Cruz y a James el de Johnson. También participó Otto Schuessler, un alemán que fue secretario de Trotsky en Turquía, que utilizó el seudónimo Oskar Fischer. Se discutió fundamentalmente el libro de James World Revolution (Pioneer Publishers, 1937).

[2] En 1923 se desarrolló en Alemania una situación revolucionaria debido a la severa crisis económica y a la invasión francesa del Ruhr. La mayoría de la clase obrera alemana se volcó al apoyo al Partido Comunista. Pero la direc­ción del partido vaciló, perdió una oportunidad excepcionalmente favorable para dirigir la lucha por el poder y permitió a los capitalistas alemanes reco­brar el equilibrio antes de fin de año. La responsabilidad que le cupo al Krem­lin por haber perdido esa oportunidad fue una de las razones que llevaron a la formación de la Oposición de Izquierda rusa a fines de 1923.

[3] Pavel Dibenko (1889-1938): viejo bolchevique que ocupó varios cargos en el Ejército Rojo durante la Guerra Civil. Fue purgado cuando comandaba el Distrito Militar de Leningrado. No nos es posible decir a qué entrevista se refiere Trotsky.

[4] En 1926 Trotsky presidió una comisión especial compuesta por Chicherin, Zerzinski y Voroshilov que debía preparar las recomendaciones al Politburó sobre la línea diplomática a aplicar en china. Grigori V. Chicherin (1872-1936): sirvió en el servicio diplomático Zarista hasta 1904, pero renunció porque simpatizaba con la agitación revolucionaria. En 1918 se hizo bolche­vique y sucedió a Trotsky como comisario del pueblo de relaciones exteriores (1918-1930).

[5] La Nueva Política Económica (NEP) se inicio en 1921 en reemplazo de la política del "comunismo de guerra’’, que predominó durante la Guerra Civil y llevó a una decadencia drástica de la producción agrícola e industrial. Para reanimar la economía después de la Guerra Civil, se adoptó la NEP como política coyuntural. Permitió un crecimiento limitado del libre comercio y se hicieron concesiones al capital extranjero, a la vez que se mantenían los sectores de la economía nacionalizados y controlados por el estado. La NEP estimuló el surgimiento de una clase de campesinos ricos y burgueses comerciales (los nepmen) y provocó una larga serie de concesiones políticas y económicas a la agricultura y el comercio privados.


* Nota de esta edición: las líneas faltantes están incompletas en el original.

[6] Después de las masacres de Shangai y Wuhan, Stalin dio un giro ultraizquierdista, impulsando a los comunistas chinos a intentar tomar el poder. En diciembre de 1927 hicieron estallar una insurrección en Cantón.

[7] Mijail Tomski (1886-1936): viejo bolchevique, estuvo siempre en el ala derecha del partido y se oponía a la insurrección en 1917. Fue presidente de los sindicatos soviéticos y miembro del Politburó hasta que se adhirió a la lucha contra Stalin del ala derecha liderada por Bujarin. Se suicidó durante el primer juicio de Moscú.

[8] Antes de su muerte Lenin preparaba la lucha contra la burocratización del Partido Comunista Ruso y del estado soviético, pero murió antes de poder llevarla a cabo. Se llama su testamento a sus notas de la última semana de diciembre de 1922 y la primera de enero de 1923 (más precisamente su carta del 25 de diciembre y la posdata del 4 de enero), escritas poco antes del ata­que que lo llevó a la muerte. En su carta del 25 de diciembre. Lenin decía de Bujarin: "Nunca aprendió, y creo que nunca comprendió del todo, la dialéctica". En su posdata instaba a sacar a Stalin del cargo de secretario ge­neral. El testamento se reproduce en Lenin’s Fight against Stalinism [La lucha de Lenin contra el stalinismo] (Pathfinder Press, 1974).

[9] Cuando Bujarin se convenció del fracaso de la revolución en Occidente volcó todas sus esperanzas en el campesino ruso como único aliado de confianza de los trabajadores. Su famoso llamado "¡enriquecéos!" estaba di­rigido al campesinado, e iba acompañado por una politice de concesiones como modo de fortalecerlo y así incrementar la riqueza nacional de conjun­to. También argumentaba que el ritmo de avance de la nación hacia el socia­lismo debía estar determinado por las necesidades de los campesinos, por lo tanto tenía que ser muy lento, es decir "un socialismo a paso de tortuga".

[10] En 1930 Trotsky advirtió que, pese a la retórica ultraizquierdista del "tercer período’’ utilizada por la dirección del PC alemán, ésta podía capi­tular a los nazis cuando llegara el momento decisivo. En 1932 los stalinistas dijeron que esa previsión era una "calumnia trotskista". En 1933 el PC dejó que se destrozara al movimiento obrero alemán y al partido mismo sin dis­parar un solo tiro. Entre su designación como canciller el 30 de enero y las elecciones para el Reichstag el 5 de marzo, Hitler se movió audaz y rápidamente para implantar la supremacía nazi. Se suspendieron los derechos constitucionales, se clausuró la prensa comunista, se arrestó a miles de co­munistas y socialistas y a sus candidatos se les impidió hacer campaña elec­toral. Los nazis obtuvieron el cuarenta y cuatro por ciento de los votos, lo que les dio, junto con sus compañeros de la coalición nacionalista, una mayoría evidente y el pretexto "legal" para exigir que el Reichstag le garantizare po­deres dictatoriales totales (se le otorgaron días después, ese mismo mes). Pero lo determinante, en opinión de Trotsky, fue el hecho de que el otrora poderoso movimiento obrero alemán se demostrare incapaz de impulsar le lucha pare conservar la existencia.

[11] J.R. Campbell: uno de los delegados ingleses al Sexto Congreso de la Comintern (1928), que adoptó la teoría del "social-fascismo", un engendro de Stalin que sostenía que la socialdemocracia y el fascismo eran fenómenos gemelos, no opuestos. Dado que los socialdemócratas eran sólo una variante del fascismo, y que prácticamente todos salvo los stalinistas eran de alguna manera fascistas, a éstos les resultaba imposible hacer frente único con nin­guna tendencia pare luchar contra los fascistas verdaderos. Ninguna teoría le fue o podía serle más útil a Hitler en los años previos a su conquista del poder en Alemania. Finalmente, en 1934 los stalinistas dejaron de lado le teoría, y pronto estaban haciéndoles la corte, no sólo e los socialdemócratas sino también a los políticos capitalistas como Roosevelt y Daladier.

[12] El 4, 5 y 11 de abril de 1939 Trotsky discutió con C.R.L. James y otros el carácter de la opresión a los negros en Estados Unidos y las tareas que plan­teaba a los revolucionarios. Estas discusiones se publicaron en Leon Trotsky on Black Nationalism and Self- Determination [León Trotsky sobre el na­cionalismo negro y la autodeterminación] (Pathfinder Press, 1972).

[13] Se llamaba "viejos bolcheviques" a aquellos que entraron al partido antes de 1917, es decir a los miembros de la "Vieja Guardia" partidaria.

[14] La teoría marxista de la revolución permanente, elaborada por Trotsky, afirma entre otras cosas que para realizar y consolidar en un país subdesarro­llado incluso tareas democrático-burguesas tales como la reforma agraria, la revolución tiene que superar los límites de la democracia y transformarse en socialista, lo que plantea la necesidad del gobierno obrero y campesino. Por lo tanto esa revolución no tendría lugar en ’’etapas’’ primero una etapa de desarrollo capitalista a la que seguirá en algún momento futuro una revo­lución socialista será continua o "permanente" pasando rápidamente a una etapa poscapitalista. Para una exposición completa de la teoría ver La revolución permanente y Resultados y perspectivas de León Trotsky.

[15] Los stalinistas alemanes agitaban en favor de la "liberación nacional" de Alemania para competir con los nazis como campeones del nacionalismo alemán opuesto al opresivo Tratado de Versalles. Solamente los nazis se be­neficiaron con esta competencia. En el verano de 1931 los nazis exigieron un referéndum para disolver el Landtag prusiano, lo que Implicaba liquidar el gobierno socialdemócrata del estado más populoso de Alemania. Les stali­nistas alemanes en un primer momento se alinearon junto a los socialdemó­cratas contra los fascistas, pero por orden de Moscú cambiaron abruptamente su posición y apoyaron la campaña de los fascistas por el referéndum. Les obreros prusianos se volvieron en contra de esta estupidez y se negaron a votar, de modo que los fascistas recibieron menos de la mitad de los veinticinco millones de votos necesarios para ratificar el plebiscito. A menudo se hace re­ferencia a este incidente como al Rejerendum Rojo. Hermann Remmele (1880-1937): dirigente del Partido Comunista Alemán en la época en que los nazis ascendieron al poder. Huyó a la Unión Soviética en 1933 y fue ejecutado por la GPU en 1937.

[16] Walter Duranty (1884-1957): durante muchos años fue corresponsal en Moscú del New York Times; apoyó a los stalinistas contra la Oposición.

[17] Marcel Cachin (1869-1958): dirigente del Partido Comunista Francés que arrastraba toda la tradición parlamentarista del Partido Socialista, como no contamos con el memorándum, de James, que sirvió de base a parte de la discusión, es imposible saber si al hablar de la "consigna de Blum-Cachin" Trotsky se refiere a la consigna de 1934 por un frente único entre el PS (dirigido por Blum) y el PC (dirigido por Cachin) o a la de 1936 por un go­bierno obrero.



Libro 6