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Escritos de León Trotsky (1929-1940)

Problemas del Partido norteamericano

Problemas del Partido norteamericano

Problemas del Partido norteamericano[1]

 

 

5 de octubre de 1938

 

 

 

Querido amigo:

 

Esperamos con mucha impaciencia alguna infor­mación sobre la reunión de Europa. Lo único que sabemos es que salió bien, pero nada más. Sin embargo no voy a esperar la carta de ustedes para discutir algunas cuestiones referentes a nuestro partido (el SWP).

1. Parece que el referéndum no resultó una idea muy feliz[2]. Creo que la discusión introdujo cierta confusión en el partido. Sólo la acción podrá superar esa situación. Creo que es hora de demostrarle al partido cómo debemos actuar al respecto. Sostuve dos prolongadas discusiones con Plodkin, un organi­zador del Sindicato [Internacional] de Obreros del Vestido Femenino, y resumí nuestra discusión en un articulo con la intención de ubicar el problema en su nivel político real. Ahora lo están traduciendo; lo enviaré junto con esta carta[3]. Pero, por supuesto, un artículo no significa nada si el partido no comienza un serio trabajo en los sindicatos con la consigna de que los trabajadores deben tomar el estado en sus manos y que para ello necesitan un partido obrero independiente. Seguramente un paso enérgico en esta dirección disiparía todos los malentendidos y disgustos y haría avanzar al partido.

2. En esta cuestión, como en cualquier otra, es absolutamente necesario hacer más concentrada y sistemática nuestra agitación propagandística. Por ejemplo, sería necesario obligar a todos los comités locales a presentar, en el plazo de un mes, un breve informe al Comité Nacional[4] sobre su ligazón con los sindicatos, las posibilidades de trabajo que se dan en ellos y especialmente sobre la agitación en los sindicatos a favor de un partido obrero independiente. El peligro reside en transformar el problema del partido obrero en una pura abstracción. La base de nuestra actividad son los sindicatos; sólo en la medida en que echemos raíces en ellos el partido obrero se volverá de carne y hueso. El haber comenzado seriamente nuestro trabajo sindical nos llevó a la consigna del partido obrero. Ahora hay que utilizar esta consigna para insertar más profundamente al partido en los sindicatos[5].

El Comité Nacional tiene que estudiar y elaborar las respuestas de las organizaciones locales en una serie de artículos y circulares con construcciones concre­tas, advertencias, etcétera.

3. Al respecto es muy importante la actitud del Socialist Appeal [Llamado Socialista][6]. Indudablemente es un muy buen periódico marxista, pero sin embargo no es todavía un verdadero instrumento para la acción política. La relación del periódico con la actividad real del partido es muy débil. Esta debili­dad no está sólo determinada por las concepciones literarias de la redacción, sino por el carácter disperso, poco concentrado, de la actividad del conjunto del partido. Hay que planificar una campaña política para un lapso determinado, y subordinar a este plan las organizaciones locales, Socialist Appeal y New International [La Nueva Internacional][7]. Nos parece que el partido obrero puede ser uno de los puntos de la campaña, con la condición de que se ponga el acento de nuestro trabajo en los sindicatos.

4. Nos decepcionó la inexplicable pasividad de nuestro partido frente al viraje patriótico, imperialista, del Partido Comunista[8]. El stalinismo indudable­mente, constituye el mayor obstáculo para el desarrollo del movimiento revolucionario, y por lo tanto de nuestro partido y de su penetración en los sindicatos. Hay que encarar la lucha contra este pérfido enemigo del proletariado simultáneamente en varios niveles y combinando los medios. La investigación del Comité Dies nos brindó una ocasión excelente para actuar, pero casi ni la explotamos[9]. Tendríamos que haber defendido enérgica y ardientemente el derecho del Partido Comunista a ser antinorteamericano; era una obligación democrática elemental. Al mismo tiempo había que desenmascarar su vil vuelco desde una posición antinorteamericana (internacionalista) a una posición pro norteamericana (chovinista). Era absolutamente necesario armar a cada miembro de nuestro partido con citas de las resoluciones y el programa de la Comintern y sus primeros cuatro, incluso seis congresos, para contraponerlas a las actuales declara­ciones, discursos, etcétera. Había que realizar esta tarea de manera muy sistemática, detallada, con dos o tres artículos en cada número de Socialist Appeal, con artículos más sintéticos en New International, con un manual especial para nuestros agitadores que contuviera citas, instrucciones, etcétera. Intenté sin éxito interesar a la redacción de Socialist Appeal en este problema. Publicaron algo sobre el asunto (los artículos de Olgin)[10], pero nada más. Creo que todavía se puede rectificar en algo esta grave omisión. Se puede encarar una Campaña concentrada y sistemá­tica, que sería muy educativa para nuestros propios camaradas, especialmente para la juventud. Es tam­bién una manera de prepararlos para la guerra inminente.

5. ¿No creen ustedes que sería oportuno crear un comité partidario que encarara el trabajo entre las mujeres, con un suplemento especial en Socialist Appeal y algunos artículos en New International que esclarecieran sobre la situación de las trabajadoras en esta época de crisis?

Espero con gran interés noticias sobre la reunión internacional y sobre cómo encontraron al partido cuando volvieron de allí.

Con afectuosos saludos,

 

Hansen [Trotsky]



[1] Problemas del partido norteamericano. De los archivos personales de James P. Cannon, entonces miembro de Comité Ejecutivo internacional de la Cuarta internacional y secretario nacional del Socialist Workers Party, sección norteamericana de la Cuarta internacional. La "reunión en Europa" de la cual volvía era la Conferencia de Fundación de la Cuarta internacional, realizada en París el 3 de setiembre. Esta carta y otras publicaciones en este volumen fueron escritas en inglés.

[2] Referéndum sobre el partido obrero: entre 1931 y 1938 la Liga Comunista de Norteamérica y las organizaciones que la sucedieron se opusieron a llamar a la formación de un partido obrero, a la vez que reconocían que los revolucionarios tendrían que trabajar en cualquier organización de este tipo que surgiera. Trotsky se manifestó de acuerdo con esta posición en un articulo escrito en 1932, "La cuestión del partido obrero en Estados Unidos" (publicado en Escritos 1932) y la reafirmó en la Conferencia de Fundación del SWP, realizada en enero de 1938. En una discusión realizada en México tres meses después Trotsky persuadió a los dirigentes del SWP de que en ese momento tenían que cambiar su política y llamar a la formación de un partido obrero (ver El programa de transición para la revolución socialista, Buenos Aires, 1974). Se abrió la discusión sobre la nueva propuesta en los boletines internos del SWP y en sus reuniones zonales, y en menor medida en las columnas de New International. Pero en lugar de seguir el procedimiento acostumbrado para resolver este importante problema político, es decir "amar a una convención nacional, los dirigentes del SWP decidieron hacer un referéndum entre todos sus miembros. Trotsky opinaba que la solución del referéndum no era "muy feliz", ya que llevaría mucho tiempo que se podría utilizar para empezar a despertar en los trabajadores el sentimiento a favor del partido obrero. El Socialist Appeal del 10 de octubre de 1938 informaba que luego de tres meses de discusión una decisiva mayoría de los miembros del SWP apoyó una resolución, publicada en ese número, en favor de la nueva propuesta.

[3] El texto completo del artículo “Discusión con un organizador del CIO” (29 de setiembre de 1938) se publicó en Sobre los sindicatos (Buenos Aires, 1974).

[4] El Comité Nacional es el organismo dirigente del Socialist Workers Party, elegido por su convención nacional.

[5] Se encontrará una información más amplia sobre la posición de Trotsky respecto a la consigna de partido obrero en El programa de transición para la revolución socialista.

[6] Socialist Appeal [Llamado Socialista] era el semanario del SWP; posteriormente se llamó The Militant [El Militante].

[7] New International [Nueva internacional] fue la revista del SWP basta abril de 1940, cuando cayó en manos de Max Shachtman y sus partidarios, que rompieron con el SWP para formar su propia organización. Luego el SWP comenzó a publicar Fourth International [Cuarta internacional]. Cuyo nombre cambió después por Internacional Socialist Review [Revista Socialista Internacional].

[8] El giro patriótico, imperialista, del PC: como consecuencia del Pacto de Munich, el gobierno soviético concentró sus esfuerzos en concluir una alianza militar con las “democracias”. Con este objetivo, los partidos comunistas de todo el mundo adoptaron una posición completamente acrítica hacia los gobiernos aliados. Utilizaron su influencia en el movimiento obrero para apoyar, los propósitos belicistas de los imperialistas y garantizarles la “paz social” a cambio del pacto militar. En Estados Unidos, Earl Browder, secre­tario del Partido Comunista, se apresuró a declarar que en caso de guerra los comunistas norteamericanos defenderían su país.

[9] El Comité Parlamentario de Actividades Antinorteamericanas (House Un-American Activities Committee, HUAC), estaba dirigido en esa época por Martin Dies (1901-1972), un demócrata de Texas. Los radicales y los liberales odiaban al Comité porque servía de foro de “denuncia” de esos grupos y para exigir su ilegalización. Después de la Segunda Guerra Mundial el HUAC comenzó a obligar a los testigos a comparecer y a violar los derechos acorda­dos en la Primera y la quinta Enmienda; en le década del 30, sin embargo, se basaba fundamentalmente en el testimonio voluntario. En agosto de 1938 abrió una “investigación” sobre el PC.

[10] Mossaiye J. Olgin (1874-1939): en 1921 se unió a lo que posteriormente sería el Partido Comunista Norteamericano. Fue el primer director del periódico judío partidario Frei-heit (Libertad). Escribió un manual antitrotskista oficial: El trotskismo, disfraz de la contrarrevolución (1935).



Libro 6