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Escritos de León Trotsky (1929-1940)

El papel del Kremlin en la catástrofe europea

El papel del Kremlin en la catástrofe europea

El papel del Kremlin en la catástrofe europea[1]

 

 

17 de junio de 1940

 

 

 

La capitulación de Francia no es un simple episodio militar. Forma parte de la catástrofe europea. La humani­dad ya no puede vivir más bajo el régimen imperialista. Hitler no es un accidente; él es, ni más ni menos, la más consistente y brutal expresión del imperialismo, que amenaza aplastar a la civilización toda.

Pero junto con las causas generales de la catástrofe inherentes al imperialismo, no es posible olvidar el papel siniestro y criminal jugado por el Kremlin y la Comin­tern. Nadie como Stalin le prestó tanto apoyo a Hitler. Na­die tampoco creó una situación tan peligrosa para la URSS.

Durante cinco años el Kremlin y su Comintern propa­gandizaron una "alianza de las democracias" y "frentes populares" con miras a una guerra preventiva contra los "agresores fascistas". Esta propaganda, como quedó fehacientemente probado en el caso de Francia, tuvo una tremenda influencia en las masas populares. Pero cuando la guerra se acercó realmente, el Kremlin y su agencia, la Comintern, saltaron inesperadamente al campo de los "agresores fascistas". Stalin, con su mentalidad de vende­dor de caballos, buscó de esta manera engañar a Chamberlain, Daladier y Roosevelt, y ganar posiciones estraté­gicas en Polonia y los países bálticos.

Pero el salto del Kremlin tuvo consecuencias muchí­simo mayores: no sólo engañó a los gobiernos, sino que fundamentalmente desorientó y desmoralizó a las masas populares en las llamadas democracias. Con su propaganda en favor de los "frentes populares" el Kremlin impidió que las masas condujeran la lucha contra la guerra impe­rialista. Con su giro al bando de Hitler, Stalin mezcló de golpe todas las cartas y paralizó el poder militar de las "democracias". A pesar de todas las máquinas de destruc­ción, el factor moral conserva una importancia decisiva en la guerra. Desmoralizando a las masas populares en Europa, y no solamente en Europa, Stalin jugó un papel de agente provocador al servicio de Hitler. La capitula­ción de Francia es uno de los resultados de esa política.

Pero de ninguna manera es el único resultado. A pesar de las ganancias territoriales del Kremlin, la posición internacional de la Unión Soviética empeoró al extremo. El tapón polaco desapareció. El rumano desaparecerá mañana. La poderosa Alemania, dueña de Europa, consi­gue una frontera común con la Unión Soviética. Escandinavia, lugar de países débiles y casi desarmados, es ocu­pada por la propia Alemania. Sus victorias en el oeste son sólo la preparación de un gigantesco desplazamiento hacia el este. En el ataque a Finlandia, el Ejército Rojo, decapitado y desmoralizado nuevamente por Stalin, demostró su debilidad ante el mundo entero. En su próxima marcha contra la Unión Soviética, Hitler encon­trará apoyo en Japón.

Los agentes del Kremlin comienzan a hablar una vez más de la alianza de las democracias contra los agresores fascistas. Es posible que, como el estafador estafado. Stalin se vea forzado a efectuar un nuevo giro en su política exterior. Pero ¡ay de los pueblos si confían de nuevo en los deshonestos agentes del jefe del Kremlin! Stalin colaboró para que Europa se convirtiera en un caos sangriento y llevó a la Unión Soviética al borde del abismo. Los pueblos de la Unión Soviética no pueden dejar ahora de sentir la mayor ansiedad…

Sólo el derrocamiento de la camarilla totalitaria del Kremlin, sólo la regeneración de la democracia soviética, pueden liberar las fuerzas de los pueblos soviéticos para luchar contra la agresión de Alemania, que es inevitable y se acerca rápidamente. De ahí que el patriotismo soviéti­co sea inseparable de una lucha irreconciliable contra la camarilla stalinista.



[1] "El papel del Kremlin en la catástrofe europea". Socialist Appeal, 22 de junio de 1940.



Libro 6