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Escritos de León Trotsky (1929-1940)

El caso Diego Rivera (IV)

El caso Diego Rivera (IV)

El caso Diego Rivera (IV)

El origen del problema[1]

 

 

11 de enero de 1939

 

 

 

Si el camarada Van[2] ha entendido correctamente a Diego Rivera, éste se niega a dar explicaciones públicas sobre su renuncia a la Cuarta Internacional a fin de... no impedir que yo viva en su casa. Realmente, apenas si se puede creer semejante cosa. Cuando hay diferencias dentro de una organización, y ambas partes permanecen fieles a los principios fundamen­tales, una discusión franca puede tener un carácter completamente amistoso sin emponzoñar las relaciones personales (por ejemplo, mi discusión con Burnham y Carter, en Estados Unidos, o con Craipeau, en Fran­cia, sobre la naturaleza del estado soviético, etcétera.[3]

Lo que infecta la atmósfera y envenena las relaciones personales son las intrigas sin principios y las insinuaciones entre bastidores que carecen completa­mente de fundamento, En su carta a Breton, Diego Rivera me acusó de cosas como ésas. Para ejempli­ficar su acusación, que jamás me planteó abiertamente, da solamente dos ejemplos que él mismo inventó del principio al fin. Cuando se lo señalé por escrito, prometió rectificar sus falsas declaraciones. Al día siguien­te se negó a hacerlo. Además, sus afirmaciones no sólo fueron falsas sino incluso absurdas, absolutamente contrarias a los hechos reales y a mis métodos. No es la discusión franca y seria sino las acciones de este tipo lo que hace imposible la solidaridad moral e impide que uno disfrute de la hospitalidad.

Haré todos los esfuerzos necesarios para superar las dificultades materiales de mí situación un tanto especial, con el fin de mudarme lo antes posible.

Al mismo tiempo, estoy dispuesto a presentar inmediatamente, a cualquier comisión que sea o al propio camarada Rivera, copias de toda mi correspon­dencia sobre este asunto. Esta correspondencia demuestra que siempre me preocupé por enfatizar a los camaradas la importancia que tiene Rivera en nuestras filas y que me esforcé por elevar su autoridad ante los ojos de nuestros amigos.

Establezco una diferencia entre el conflicto per­sonal, provocado unilateralmente por Diego Rivera, y la cuestión política. Sí el camarada Rivera permanece en la Cuarta Internacional, como sinceramente espero, le ofreceré la misma colaboración que en el pasado.



[1] El origen del problema fue traducido del francés [al inglés] para este volumen [de la edición norteamericana] por Naomi Allen.

[2] Van era Jean van Heijenoort, secretario de Trotsky en los cuatro países de su último exilio. Negó el marxismo después de la guerra y se hizo profesor de filosofía. Rivera presentó su renuncia a la Cuarta Internacional el 7 de enero de 1939.

[3] James Burnham (n. 1905): en ese entonces era dirigente del SWP. Rom­pió en 1940 con el partido por diferencias sobre la posición respecto al carácter de clase del estado soviético; posteriormente se volvió propagandista del macartismo y de otros movimientos de ultraderecha y director de la dere­chista National Review. Joseph Carter: también dirigente del SWP. Yvan Craipeau (n.1912): dirigente bolchevique leninista de la Juventud Socialista Francesa y miembro de la Cuarta Internacional durante la Segunda Gue­rra Mundial. Uno de los conductores de la tendencia del POI que estaba a favor de la entrada en el PSOP. Dejó el movimiento trotskista en 1948 para unirse luego a diferentes grupos centristas. Las discusiones de Trots­ky con Burnham y Carter sobre el carácter del estado soviético (¿Ni estado obrero ni estado burgués?) y con Craipeau (Una vez más: la defensa de la URSS) están en Escritos 1937-38.



Libro 6