Logo
Logo
Logo

Boletín Especial (Noviembre 2007)

Discurso sobre el problema nacional

Discurso sobre el problema nacional

 

Vladimir I. Lenin

29 de abril (12 de mayo)

 

Tomado de la versión publicada en V. I. Lenin, Obras Completas, Tomo XXV, Editorial Cartago, Buenos Aires, 1970.

 

Desde el año 1903, en que nuestro partido aprobó su programa, hemos tropezado con la obstinada oposición de los camaradas polacos. Si ustedes estudian las actas del Segundo Congreso, verán que ya entonces exponían los mismos argumentos que utilizan ahora y que los socialdemócratas polacos se retiraron de este congreso porque sostenían que el reconocimiento del derecho de los pueblos a la autodeterminación era inaceptable para ellos. Desde entonces nos sale constantemente al paso la misma cuestión. A pesar de que en 1903 ya existía el imperialismo, los socialdemócratas polacos no lo mencionaron en sus argumentos. Hoy, como entonces, ellos cometen el mismo error enorme y extraño: esa gente quiere que nuestro partido descienda a la posición de los chovinistas.

 

La política de Polonia es totalmente nacionalista debido a su prolongada opresión por parte de Rusia, y todo el pueblo polaco está obsesionado por una idea: vengarse de los moscovitas. Nadie ha oprimido tanto a los polacos como el pueblo ruso, que sirvió en manos del zar como verdugo de la libertad polaca. Ningún pueblo ha sentido tanto odio por Rusia como los polacos; ningún pueblo ha sentido aversión tan terrible por Rusia como los polacos y de ellos se desprende una cosa extraña. A causa de la burguesía polaca, Polonia es un obstáculo para el movimiento socialista. ¡Que arda el mundo entero, con tal de que Polonia sea libre! Enfocar así el problema es, naturalmente, mofarse del internacionalismo. Es indudable que Polonia es actualmente víctima de la violencia. Pero que los nacionalistas polacos esperen que Rusia los va a liberar, esto sería traicionar a la Internacional. Los nacionalistas polacos han infundido sus ideas al pueblo polaco hasta tal punto, que así es como ven la situación en Polonia.

 

Los camaradas de la socialdemocracia polaca han prestado un gran servicio histórico al haber lanzado la consigna del internacionalismo y al declarar que lo más importante para ellos es la alianza fraternal del proletariado de todos los países, y de que no irán jamás a una guerra por la liberación de Polonia. Ese es su mérito, y por ello hemos considerado socialistas únicamente a esos socialdemócratas polacos. Los demás son patrioteros, son los Plejánov polacos. Pero esta situación original en la que unos hombres, para salvar el socialismo, se vieron obligados a luchar contra un nacionalismo furioso y enfermizo, produjo una situación extraña: los camaradas vienen a nosotros y nos dicen que debemos renunciar a la libertad de Polonia, a su derecho a la separación.

 

¿Por qué nosotros, los gran rusos, que hemos oprimido a más naciones que ningún otro pueblo, debemos negar el derecho de Polonia, de Ucrania, de Finlandia, a separarse? Se nos propone que nos convirtamos en chovinistas, porque con ello favoreceremos la posición de los socialdemócratas en Polonia. No aspiramos a liberar a Polonia, porque el pueblo polaco vive entre dos Estados capaces de luchar. Pero en vez de decir a los obreros polacos que sólo son verdaderos demócratas los socialdemócratas que opinan que el pueblo polaco debe ser libre, pues en un partido socialista no hay cabida para los chovinistas, los socialdemócratas polacos dicen, que ellos se oponen a la separación de Polonia, porque creen ventajosa una alianza con los obreros rusos. Y están en su derecho de hacer eso. Pero hay personas que no quieren entender que para reforzar el internacionalismo no es menester repetir las mismas palabras. Lo que hay que hacer, en Rusia, es subrayar la libertad de las naciones oprimidas de separarse y en Polonia, subrayar la libertad de unirse. La libertad de unirse presupone la libertad de separarse. Nosotros, los rusos, debemos destacar la libertad de separación, mientras que los polacos deben destacar la libertad de unión.

Nos encontramos aquí con una serie de sofismas que implican una renuncia total al marxismo. El punto de vista del enmarada Piatákov es una repetición del de Rosa Luxemburgo[1].

... (Holanda es un ejemplo). Así razona el camarada Piatákov y así es como se refuta a sí mismo, pues, mientras en teoría niega la libertad de separación, le dice al pueblo que, quien se opone a la libertad de separación no es un socialista. Las cosas que dice aquí el camarada Piatákov son una confusión increíble. La mayoría de los países de Europa occidental hace mucho que han resuelto su problema nacional. Cuando se dice que el problema nacional está resuelto, se alude a los países de Europa occidental. Sin embargo, el camarada Piatákov pone eso donde no corresponde, en Europa oriental, y nos encontramos en una posición ridícula.

 

¡Adviértase qué espantosa confusión resulta! Finlandia está muy cerca de nosotros. El camarada Piatákov no da, respecto de Finlandia, una contestación concreta y hace todo un embrollo. En Rabóchaia Gazeta habrán leído ustedes ayer que en Finlandia crece el movimiento separatista. Los finlandeses que llegan aquí, nos dicen que allí crece el separatismo porque los kadetes se niegan a conceder al país plena autonomía. Allí se avecina una crisis; el descontento con el gobernador general Rodichev es cada vez mayor, pero Rabóchaia Gazeta escribe que los finlandeses deben esperar hasta la Asamblea Constituyente, en la que podrá llegarse a un acuerdo entre Finlandia y Rusia. ¿Qué quieren decir con eso de acuerdo? Los finlandeses deben sostener que tienen derecho a disponer como crean conveniente de su destino y el gran ruso que niegue ese derecho es un chovinista. Otra cosa sería si nosotros les dijésemos al obrero finlandés: decide qué es mejor para ti...·

El camarada Piatákov se limita a rechazar nuestra consigna, diciendo que ella significa no dar una consigna para la revolución socialista, pero el mismo no ofrece una consigna apropiada. La consigna "Abajo las fronteras" como método de la revolución socialista es completamente confusa. No fue posible publicar el artículo en que yo calificaba esta idea de "economismo imperialista"[2]. ¿Qué significa el "método" de la revolución socialista bajo la consigna "Abajo las fronteras"? Nosotros sostenemos la necesidad de un Estado, y un Estado presupone fronteras. Claro está que el Estado puede incluir un gobierno burgués, mientras nosotros necesitamos los soviets. Pero incluso a los soviets se les plantea el problema de las fronteras. ¿Qué significa "Abajo las fronteras"? Aquí comienza la anarquía... El "método" de la revolución socialista bajo la consigna "abajo las fronteras" es simplemente un lío. Cuando madure el momento para la revolución socialista, cuando finalmente estalle, se extenderá a otros países. Los ayudaremos a seguir adelante, pero no sabemos aún de qué manera. El "método de la revolución socialista" es una frase sin sentido. Nosotros estamos por la solución de los problemas que la revolución burguesa ha dejado sin resolver. Nuestra actitud ante el movimiento separatista es una actitud indiferente, neutral. Si Finlandia, Polonia o Ucrania se separan de Rusia, no hay ningún mal en ello. ¿Qué mal puede haber? Quien lo afirme es un chovinista. Uno debe estar loco para continuar la política del zar Nicolás. ¿No se separó Noruega de Suecia?.... En otro tiempo, Alejandro I y Napoleón canjeaban pueblos, en otro tiempo los zares negociaban Polonia. ¿Es que nosotros vamos a continuar esa política de los zares? Esto significa renunciar a la táctica del internacionalismo, esto es chovinismo de la peor especie. ¿Qué hay de malo en que Finlandia se separe? Después que Noruega se separó de Suecia, se incrementó la confianza mutua entre los dos pueblos, entre el proletariado de ambos países. Los terratenientes suecos quisieron iniciar una guerra, pero los obreros suecos se opusieron a que se los arrastrase a tal guerra.

Los finlandeses no quieren hoy más que la autonomía. Nosotros opinamos que debe darse a Finlandia plena libertad, pues entonces habrá mayor confianza en la democracia rusa y los finlandeses no se separarán. Mientras el señor Rodichev va a Finlandia a regatear la autonomía, nuestros camaradas finlandeses vienen aquí y dicen: necesitamos la autonomía. Pero lo que obtienen es una andanada, y la respuesta: "¡esperen hasta la Asamblea Constituyente!" Pero nosotros decimos: "El socialista ruso que niegue la libertad a Finlandia es un chovinista".

Nosotros decimos que las fronteras se fijan por voluntad de la población. ¡Rusia, no te atrevas a combatir por Curlandia! ¡Alemania, retira de Curlandia tus tropas! Así resolvemos nosotros el problema de la separación. El proletariado no puede usar la fuerza, pues no debe impedir que los pueblos obtengan su libertad. La consigna "Abajo las fronteras" será una consigna justa sólo cuando la revolución socialista sea una realidad, y no un método; entonces diremos: ¡Camaradas, vengan a nosotros!...

 

La guerra es una cuestión completamente distinta. Si es necesario, nosotros no descartamos una guerra revolucionaria. Nosotros no somos pacifistas… . Cuando tenemos a Miliukov que manda aquí y envía a Rodichev a Finlandia a regatear desvergonzadamente con el pueblo finlandés, nosotros decimos al pueblo ruso: no te atrevas a avasallar a Finlandia: ningún pueblo que oprime a otros pueblos puede ser libre. En la resolución sobre Borgbjerg, decimos: retiren sus tropas y dejen que las naciones decidan el asunto por su cuenta. Pero si mañana el soviet toma el poder, esto no será un "método de la revolución socialista"; entonces diremos: ¡Alemania, fuera sus tropas de Polonia; Rusia, fuera sus tropas de Armenia! Si hiciéramos otra cosa engañaríamos al pueblo.

 

El camarada Dzerzhinski nos dice que en su Polonia oprimida todos son chovinistas. Pero ningún polaco dice una palabra sobre Finlandia o Ucrania. Tanto hemos discutido ya acerca de todo esto desde 1903, que se le hace a uno difícil hablar de ello, hagan como quieran... Quien no acepte este punto de vista es un anexionista y un chovinista. Nosotros defendemos una alianza fraternal de todos los pueblos. Cuando haya una república Ucrania y una república rusa, habrá entre ellas un contacto más estrecho y mayor confianza. Cuando los ucranios vean que tenemos una república soviética no se separarán; pero si tenemos una república de Miliukov, se separarán. Cuando el camarada Piatákov dijo, contradiciéndose, que él estaba contra la retención de las naciones por la fuerza dentro de las fronteras, reconocía, en realidad, el derecho de las naciones a la autodeterminación. Nosotros no queremos, sin duda, que el campesino de Jiva viva bajo el jan de Jiva. Con el desarrollo de nuestra revolución influiremos en los pueblos oprimidos. La propaganda entre las masas oprimidas debe seguir sólo esta orientación.

 

Pero el socialista ruso que no reconozca el derecho a la libertad de Finlandia y de Ucrania caerá en el chovinismo y no habrá sofismas ni invocaciones a su "método" que lo ayuden de modo alguno a justificarse.

 

Se publica de acuerdo con el ejemplar mecanografiado de las actas.

Publicado por primera vez, en 1921, en las Obras de N. Lenin (V. Uliánov), t. XIV, 2º. parte.

 

COMUNICADO DE PRENSA

El camarada Lenin recordó que; en 1903, cuando el problema no se vinculaba con la perspectiva de: la revolución socialista, los socialdemócratas polacos se oponían al derecho de autodeterminación nacional. Esa peculiar posición en cuanto al problema nacional estaba condicionada por su particular situación en Polonia, donde el yugo zarista alimentaba las pasiones nacionalistas de las capas burguesas y pequeño burguesas. Los socialdemócratas polacos sostuvieron una encarnizada lucha contra los "socialistas" (PSP[3]), que estaban dispuestos a ir a la guerra europea en aras de la liberación de Polonia, y sólo ellos, los socialdemócratas polacos, cultivando los sentimientos de solidaridad internacional entre los obreros polacos, los guiaron hacia un acercamiento con los obreros de Rusia. No obstante, su propósito de imponer a los socialistas de las naciones opresoras el rechazo del derecho a la autodeterminación es totalmente equivocado, y, en caso de triunfar, sólo habrían logrado que los socialdemócratas rusos pasaran a una posición chovinista. Al negar a las naciones oprimidas el derecho a la autodeterminación, los socialistas de las naciones opresoras se convierten en chovinistas, apoyan a su propia burguesía. Los socialistas rusos deben bregar por la libertad de separación de las naciones oprimidas; los socialistas de las naciones oprimidas deben apoyar la libertad de unión, y unos y otros deben marchar por vías diferentes en el aspecto formal (pero que en esencia son las mismas), hacia un objetivo único: la organización internacional del proletariado.

Quienes dicen que el problema nacional está resuelto dentro de los marcos del régimen burgués, olvidan que ello es así (y aún no en todas partes) sólo en el oeste de Europa, donde el 90 por ciento de la población es homogénea, pero no en el este, donde ese porcentaje no pasa, en total, del 43 por ciento. El ejemplo de Finlandia demuestra que el problema nacional es en los hechos una candente realidad y que es preciso elegir entre el apoyo a la burguesía imperialista y el deber de solidaridad internacional que no admite la violencia sobre la voluntad de las naciones oprimidas. Cuando los mencheviques proponen a los socialdemócratas fineses "esperar" hasta la Asamblea Constituyente y resolver el problema de la autonomía junto con ésta, demuestran en la práctica que están inspirados por los imperialistas rusos.

 

Pravda, núm. 46, 15 (2) de mayo de 1917.

Se publica de acuerdo con el texto del periódico.



[1] Interrupción en las actas. (Ed.)

[2] Véase V. I. Lenin, ob. cit., t. XXIV, "La nueva tendencia del economismo imperialista". (Ed.)

[3] Partido socialista polaco (PSP): creado en 1892. Bajo la influencia del POSD(b)R y de la SDRPL (Socialdemocracia del Reino de Polonia y de Lituania), el sector de la izquierda, durante la primera guerra mundial gran parte de este sector mantuvo una posición internacionalista, y en diciembre de 1918 se fusionó con la SDRPL, formando el Partido Comunista Obrero de Polonia (conservó ese nombre hasta 1925). [nota de E.]