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Boletín Especial (Noviembre 2007)

Las calles son nuestras paletas

Las calles son nuestras paletas

por Dave Widgery*

 

Traducción inédita de Carolina Kementari, revisada por Viviana Yañez. Editado por Cecilia Gárgano. Se tomó la versión publicada en la página web Marxist Internet Archive. Publicado originalmente como “Mayakovsky y el Arte Revolucionario”, Socialismo Internacional (1ra serie), Nro 52, Julio-Septiembre 1972, pp. 31-34. Reimpreso en “Preservando el desorden”, David Arnold, Londres 1989, pp. 88-96.

 

 

Uno de los placeres del desarrollo político es el de descubrir nuestras propias tradiciones. En el arte estas fueron prácticamente borradas por el estalinismo, declaradas redundantes por el largo boom de post-guerra y en general sepultadas en un “modernismo”, que era en muchos casos apolítico y trivial. Fue estimulante descubrir en la Rusia Soviética el más genuinamente moderno de los movimientos de arte moderno y a Mayakovsky, el original agitador comunista.

Vladimir Mayakovsky, el portavoz poético de la revolución rusa, se acercó a las ideas socialistas con el entusiasmo de la juventud. Comenzó a leer a Engels y ya guardaba panfletos ilegales bajo su escritorio a la edad de 12. Cuando más tarde ese mismo año su escuela fue cerrada por un Edicto Militar luego de la revolución de 1905, se convirtió en el primer distribuidor de folletos de su escuela. Cuando tuvo su primer contacto con el entonces ilegal Partido Bolchevique, inmediatamente les hizo conocer el arma de su padre. A la edad de 15, fue arrestado en Moscú por ayudar a organizar el escape de presos políticos de prisión y él mismo fue prisionero en la cárcel de Novimsky, donde empezó a escribir poesía. Durante los siguientes veinte años sirvió a la revolución como poeta y agitador con la misma audacia y pasión.
Y cuando se disparó a sí mismo en Moscú en 1930, murió como un bolchevique, blandiendo sus poemas:

Ante el CC[1],
de los años,
 preclaros venideros,
por encima de una banda,
 de vividores y fulleros,
yo levantaré,
 como carnet bolcheviquista,
todos,
 los cien tomos,
de mis libros partidistas.
[2]

El comunismo de Mayakovsky era, como él mismo, de ancha espalda y más largo que la vida misma, impaciente, crudo y necesario:

Los proletarios,
vienen al comunismo,
 desde abajo,
 desde los bajos,
 mineros,
  de la hoz,
 y el martillo.
Yo,
 me arrojo del cielo poético al comunismo,
porque sin él,
 no tengo amor.[
3]
 
Pero su pasión no era ni sentimental ni cursi, como los clichés del arte soviético moderno, esos alegres campesinos, los armoniosos coristas y las ágiles campesinas bailando. En sus complejos poemas de amor como “Una nube en Pantalones” y “Sobre esto”, Mayakovsky explora la naturaleza del amor revolucionario, mientras intenta desenredar sus pasiones privadas de su amor mas grande a la revolución, como expresión de la solidaridad humana y vitalidad. A lo largo de sus poemas podemos percibir el destello de un espíritu turbulento y la ferviente energía del verdadero comunismo en Rusia, enterrada en lo profundo por las falsas imágenes del estalinismo. En su último poema, él insiste:

Aborrezco
 toda clase de mortandad
adoro
 toda clase de vida.

Mayakovsky también aborrecía la fanfarronería literaria y adoraba ser crudo y realista:

Yo sé,
el clavo de mis zapatos,
es más terrible que toda la fantasía de Goethe.
[4]

“Me he convertido en un poeta terriblemente proletario”, le escribía a Lily Brik, la mujer que amaba, en una carta cubierta de dibujos de sí mismo como un oso, “no tengo dinero y no escribo poemas.”

La Rusia en la que Mayakovsky creció seguía paralizada por su atraso político y económico, su potencial industrial aún subdesarrollado, sus posibilidades aprisionadas por el poder absolutista del Zar y las vastas y vacías planicies del este con sus amontonados pueblos de casas de madera y paja. Pero en 1900 el mismo atraso de Rusia actuó para extraer nuevas técnicas de manufactura de las naciones del este, donde el capitalismo era avanzado. La producción en masa comenzó en algunas grandes fábricas y en Moscú y Petersburgo empezó a ser familiar el uso de teléfonos, bicicletas, hierro y cables, los nuevos productos de la era de las máquinas. Para Mayakovsky, quizás de manera demasiado optimista, las nuevas fuerzas del vapor y la electricidad representaban la promesa de una nueva forma de arte. Antes la izquierda rusa admiraba a los escritores realistas del S. XIX, los favoritos e inspiración de Lenin eran Pushkin y Tolstoy. Los marxistas que escribieron sistemáticamente sobre arte, como Plejanov y Lukcacs, eran estéticamente conservadores. Pero Mayakovsky quería alterar la forma de sus pinturas y escritos, en concordancia con una era de propaganda y electricidad y las alteradas percepciones de los ciudadanos del siglo XX.

La tradición rusa de la novela realista se interpuso en su camino, “como un enorme trasero de bronce”. Entonces, en el primer Manifiesto del Grupo Futurista, característicamente titulado “Una bofetada al gusto público” y publicado en 1912, afirmaban: “Arrojemos a Pushkin, Tolstoy y Dostoyevsky desde el barco a vapor de la modernidad”. En el nombre del futurismo, él y otros compañeros poetas y escultores viajaron por Rusia, leyendo poemas, denunciando al zar y desplegando su manifiesto. En muchas ciudades fueron prohibidos y sus escritos no fueron publicados. “Los editores no nos tocan. Sus narices capitalistas olieron la dinamita en nosotros”.

Asimismo en Italia, un país atrasado y mayormente campesino, donde también se había experimentado la industrialización de manera abrupta y violenta, el futurismo emergió con su lenguaje explosivo, su fiereza y hostilidad a las viejas formas. Pero mientras el odio de Mayakovsky hacia el mazapán poético y el polvo literario, se enlazó en un movimiento para socializar el arte; el poeta Marinetti, futurista italiano, escribió con punzantes y explosivas frases, y su espíritu destructivo lo llevó a apoyar la guerra como una manera de glorificación artística. El futurismo italiano se volvió abiertamente fascista. Cómo lo describió el crítico alemán Walter Benjamin “su propia auto-alienación ha alcanzado un punto tal que puede experimentar su propia destrucción como un placer estético de primer orden”. Marinetti y Mayakovsky sólo se encontraron una vez y se odiaban hasta las entrañas.

Pero en Rusia, los futuristas fueron el primer grupo organizado de artistas que claramente se dedicaron a la Revolución de Octubre y expresaron la ambición de esos años. Mayakovsky se involucró en una serie de revistas, El Arte de la Comuna, Lef [5] la cual editaba, y su sucesora Nueva Lef, que abanderaba al constructivismo como el más vanguardista de los movimientos de arte rusos, y que intentaba ser el equivalente artístico de la revolución social. Los constructivistas diferían claramente de los tradicionales defensores del realismo [6], que se agrupaban alrededor de la revista Krasnaya Nov editada por Voronsky (posteriormente defensor de la Oposición de Izquierda), y la revista del Proletkult En Guardia que había surgido de las instituciones culturales del proletariado pre-revolucionario y hacía hincapié en un arte crudo y agitativo (estas tendencias vivían permanentes y explosivas contiendas y repetidamente demandaban la censura sobre sus rivales). El constructivismo clamaba por el fin de las viejas formas del arte elitista, de la novela encerrada en sus forros de cuero y de los óleos con sus brillantes marcos. En cambio pretendían un arte motivado por nuevas formas, relacionadas con las nuevas técnicas industriales de un estado de los trabajadores. Como señala John Berger:

“Sus trabajos eran como puertas giratorias, conectando actividad con actividad. Arte con ingeniería, música con pintura, poesía con diseño, arte elaborado con propaganda, fotografías con tipografía, diagramas con la acción, el estudio con la calle.”

Querían ser los autores y ejecutores de la demanda social y no meros creadores esperando a la inspiración. Su mayor aspiración era un intento de dar por tierra a la pared que separaba el arte de la vida, subordinando la estética a las necesidades reales de los trabajadores. Como anunció el escultor Gabo en su Manifiesto Realista [7] de 1920:

 “En las plazas y en las calles publicamos nuestra obra, convencidos de que el arte no debe convertirse en el refugio de los holgazanes, la consolación de los que están fatigados, la justificación de los perezosos. El arte está llamado a acompañar al ser humano por todas partes donde discurre y se agita su vida infatigable: en el taller, en la oficina, en el trabajo, en el reposo y el tiempo libre; los días laborables y los festivos, en la casa y en la carretera, para que la llama de la vida no se extinga en él.”[8]

Representó la liberación de la energía artística de las jaulas en las que se encontraba encerrada bajo el capitalismo, la energía que vemos en el triunfal poema de Mayakovsky, “150.000.000”:

En la salvaje empresa,
arrojado lo viejo,
un nuevo mito
resonará en el mundo.
El tiempo es un obstáculo
 que pisotearemos.
Al cielo lanzaremos
millares de arco iris.
Y en un mundo nuevo se abrirán
 las rosas y los sueños que el poeta ensució.
¡Todo
 por la alegría
 de nuestros ojos
 de niños que han crecido!
Una a una
  Inventaremos
 nuevas rosas:
las rosas de ciudades con pétalos de plazas.[
9]

El movimiento tendió a un simple sentimiento “anti-arte” similar al dadaísmo, que había estallado en occidente como respuesta a la Primera Guerra Mundial. Y era además magníficamente poco realista. Como escribió el arquitecto constructivista Lavinsky,

“Estamos condenados al esteticismo hasta que el puente hacia la producción pueda ser encontrado. ¿Pero cómo puede construirse este puente en un país donde la producción misma está apenas viva?”

Pero, sorprendentemente, los constructivistas se las arreglaron para alterar los medios de producción artística en maneras fundamentales, que al capitalismo “avant-garde” le llevaría tiempo alcanzar. En la Rusia revolucionaria cosas increíbles eran posibles. Mayakovsky transmitía esto cuando pronunció “Las calles son nuestras brochas, las plazas nuestras paletas”. Tatlin fue lo suficientemente serio cuando le exigió al movimiento “ir al espacio real y a los materiales reales”.

El cine zarista, por ejemplo, había sido dominado por compañías de producción extranjera, que volvieron junto con sus equipos a sus países de origen al escuchar de la revolución. La censura era amplia, incluso escenas de duro trabajo o menciones a la revolución francesa habían sido prohibidas. Pero luego de la revolución, la industria del cine fue nacionalizada y fueron incorporados nuevos equipos con los cuales se produjeron y filmaron nuevas películas. La forma en que se realizaban los films fue revolucionada. La cámara fue emancipada de ser meramente una versión de la visión del ojo humano y los realizadores exploraron las posibilidades de la edición y la reorganización de ritmos e imágenes en el celuloide. Vertov produjo revolucionarias noticiarios cinematográficos, “vertiginosas panorámicas de acontecimientos visuales descifrados por la cámara, trozos de auténtica energía reunidos en los intervalos en una suma acumuladora (…) Todo reside en tal o cual yuxtaposición de situaciones visuales, todo reside en los intervalos.” [10]

Einsenstein comenzó su serie de películas épicas y Mayakovsky escribió increíbles guiones cinematográficos presentándose, como de costumbre, a sí mismo como un héroe. Trabajó alternativamente en proyectos para la reorganización de la industria del film nacionalizada (Sovkino) y denunciándola por subestimar a las masas.

La arquitectura rusa previamente había ignorado a la clase trabajadora y sus viviendas y producía sólo retóricas y sobre-decoradas imitaciones de los estilos occidentales. Los arquitectos constructivistas, organizados en la revista Sovrenunaya Arkitektura o SA, se despojaron de la innecesaria decoración y disfraces, utilizando vidrio, aluminio, acero y asbestos de manera cándida y elegante. Ellos inventaron las ideas de integración en el diseño, como fue utilizada en las nuevas oficinas de Pravda, casas flexibles con unidades intercambiables para alterar los hogares al crecer o reducirse las familias y “nuevas ciudades”, como la planeada en Magnitogorsk. Ellos ponían el énfasis en el diseño comunal, apuntando al mayor agrupamiento y colectivización de las tareas domésticas y a la socialización del trabajo doméstico. Gisnburg enfatizaba que “ Los constructivistas afrontaron el problema con una máxima consideración de aquellos cambios y transformaciones en nuestra forma de vida, que están preparando el camino para un tipo completamente nuevo de vivienda… y esto quiere decir que la meta no es la ejecución de esta empresa como tal, sino la colaboración con el proletariado en su tarea de construir una nueva vida, una nueva forma de vivir.”

El Pabellón soviético en París en 1925, que tenía a Mayakovsky en su comité de diseño, pasmó al mundo burgués con el uso de principios constructivistas. En el teatro, los constructivistas produjeron escenarios móviles, colgaron pancartas en el auditorio y llenaron a la audiencia con panfletos durante el intervalo. Mayerhold produjo la obra de teatro de Mayakovsky Misterio Bufo, un relato de la Revolución presentada a los delegados internacionales de la Tercera Internacional. La toma del Palacio de Invierno fue re-actuada y las calles, plazas y monumentos fueron teñidos y redecorados para celebrar los aniversarios de la revolución. Las imprentas crecieron y se expandieron, la poesía fue impulsada y difundida con carteles y decretos para que se impriman baratas ediciones con tipografía experimental y portadas de foto-montaje. Las academias de arte fueron transformadas en politécnicos y creció el número de estudiantes. “Hemos tomado por asalto la Bastilla de la Academia”, clamaban los estudiantes. Pero, desde una mirada realista, Tatlin anunció en 1925 “no debemos enfocarnos en lo viejo o en lo nuevo, sino sólo en lo que es necesario”. Perseguía su deseo de fusionar el arte y la industria en el diseño de estufas de “máxima temperatura, mínimo de combustible”, muebles y utensilios plegables, que reflejaran las necesidades de un proletariado virtualmente nómada.

Mayakovsky por supuesto estaba en su materia, “el trabajo del poeta revolucionario no se detiene en el libro, las reuniones, los discursos, los jocosos versos rimados en el frente, la interpretación diaria de los agit-prop [11], la voz en vivo de la radio y los eslóganes brillando en los vagones”. Él viajó y declamó en los trenes y barcos de agitación y propaganda que unían Moscú y Petrogrado con los frentes de guerra. Escribió poemas informales insultando a los Blancos y su rima advertía en contra de tomar agua que no haya sido hervida y de besar iconos. Escribió y dibujó poemas-historias que eran simples y directos (que se hicieron eco en la vieja literatura de textos y pinturas callejera rusa, “lubok”) que fueron exhibidas en las ventanas de las oficinas de correos. Estos carteles de la ROSTA[12] fueron impresos en 34 ciudades y se hicieron inmensamente populares. Mayakovsky también escribió anuncios para productos fabricados por el estado, como fósforos y dulces, realizó subastas de sus manuscritos para recaudar dinero para la hambruna del Volga, planeó un libro donde respondía a 20.000 preguntas hechas mientras él leía, escribió 19 libros para niños, llevó a cabo acalorados debates con sus rivales y se enamoró muchas veces.

Altamente popular entre los trabajadores y jóvenes, Mayakovsky ganó enemigos por doquier. A Lenin le disgustaba el futurismo e hizo lo posible por detener la publicación de 150.000.000. Desde el Comisariado de Cultura, Lunacharsky protegió a los futuristas (los había llamado “los tambores virtuosos de la cultura roja” ), Lenin envió un memo a la Dirección de la Oficina de Publicaciones del Estado “¿No es posible encontrar a alguien fiable anti-futurista?”

Pero Lenin pareció tomarle simpatía a Mayakovsky, a quien llamó “un agitador comunista”. En un discurso de 1922 a la Facción Comunista del Sindicato de los Trabajadores Metalúrgicos, Lenin menciona el poema de Mayakovsky Conferencias en Re que satirizaba la obsesión de los bolcheviques por las reuniones. Lenin dijo, “No sé sobre poesía, pero en lo que respecta a la política, puedo garantizar que está totalmente en lo correcto”. En algunas de las frases más emblemáticas de Lenin, “Socialismo es igual a Soviets más electrificación” y “La Revolución es la fiesta de los oprimidos”, uno puede casi sentir la presencia de Mayakovsky.

Pero mientras los días del comunismo de guerra eran seguidos por la Nueva Política Económica, Mayakovsky se volvió reacio contra “los académicos, de a uno y en grupos que empiezan a golpear la puerta” y sospechoso de “el viejo y familiar rostro de la estética asomando bajo la máscara del ingeniero”. Sus obras, La Chinche y El Baño[13] satirizaban la obsecuencia y la pomposidad de los hombres de la NEP y los Burócratas Rojos. Escribió “del filisteísmo de la vida viene el filisteísmo de la política”. Odiaba los obituarios deshonestos, escribiendo luego de la muerte de un amigo “terminen de una vez con estos reverenciales jubileos centenarios, la veneración mediante las publicaciones póstumas. ¡Tengamos artículos para los vivos! ¡Pan para los vivos! ¡papel para los vivos!” En “Lenin” su extenso poema político, advierte que éste es convertido en una figura divina: 

Será posible
 que de Lenin también digan:
“Era jefe
 por la gracia divina?”
De haberse
 parecido
  a un rey o a un dios,
yo,
 sin temores,
 ciego de furor,
me alzaría
 impertérrito
  ante el cortejo,
frente al gentío
 y la veneración.
Hallar
  sabría
 maldiciones
 que hirieran los oídos,
y antes
 que me aplastasen,
  en unión de mi grito,
al cielo
  lanzaría
  mis blasfemias,
y al Kremlin,
  las bombas
  de mis iracundos:
 “¡Fuera!”
[14]

Y en 1923, un artículo poético en Lef se dirige concretamente contra lo que fue llamado “el culto de la personalidad”: 

no esteriotipemos a Lenin,
 no impriman su retrato en pancartas, etiquetas,
platos, tazones y cajas de cigarrillos.
 No cubran a Lenin de bronce,
no lo despojen de su vivo andar y su semblante.


Y en un poema de 1929 Mayakovsky se imagina a sí mismo entregando un informe poético al jovial espíritu de Lenin:

Muchos
 sin ti
 se descarriaron.
Tantos
  bribones
  y diferentes cretinos
merodean
 cerca y alrededor
 de nuestra tierra Soviética.
No tienen fin
  sus números
 y seudónimos
Toda una cinta de ensamblaje
 de arquetipos  
 es descargada
Kulaks
 Burócratas
  Y alabadores
sectarios
 borrachos 
  y aduladores 
 ellos caminan arrogantes
 bolsillos llenos de estilográficas
 sus pechos abombados
   colmados de condecoraciones.
[15]

La obra El Baño fue atacada y boicoteada. La Nueva Lef cayó ante una crítica feroz de los poetas del RAPP [16], esto fue lo más lamentable del recientemente formado Sindicato de Escritores, al cual Mayakovsky eventualmente había acordado unirse. Para Abril de 1930, su fotografía fue retirada de las copias impresas de La Prensa y Revolución. Le fue impedido visitar en Paris a Tatiana, su nuevo amor, y no pudo persuadirla de que viajara a Moscú. En una exhibición de Mayakovsky, él mismo se dirigió a la audiencia: “Pido ayuda, no la glorificación de virtudes no existentes”. Escribió:

Al agit-prop
lo tengo entre los labios,
y podría hacer romances a medida,
más fácil y pagan mejor.
Pero yo,
me contenía,
 pisando la garganta
  de mi propia canción.
[17]

Era como si hubiese visto lo que depararía el futuro, que la entusiasta dedicación de los constructivistas a “las necesidades sociales” y el principio de utilidad iba a ser usado por Stalin y Zhdadov para reducir todo lo que era revolucionario y verdaderamente moderno a estructuradas piezas del “realismo socialista”, que era de hecho un naturalismo del siglo XIX. Para 1930 el ímpetu constructivista estaba menguando. Un arte más seguro, que se preparaba para darle dignidad al “socialismo en un sólo país”, fue mejor recibido por las autoridades artísticas. Mientras los diseños constructivistas fueron detenidos en las mesas de dibujo, sus nuevas ciudades permanecieron sin construirse y sus periódicos fueron cerrados, un ornamentado y pomposo “Palacio de los Soviets” fue construido para albergar un “Soviet” que ya no se reunía. Dignatarios eran ahora llevados al Bolshoi Ballet y la Gran Opera en lugar de ir al Teatro de Mayerhold y a las exhibiciones callejeras. Óleos, delantales, caballetes y Profesores del Arte Académico encontraron su camino de vuelta a los estudios. Stalin gobernaba. El 14 de Abril de 1930, Mayakovsky se disparó con un revolver. En el poema de su suicidio dijo suficiente:

“... La barca del amor, se ha estrellado, contra la vida cotidiana”[18]



* David Widgery (1947-1992) fue militante del Socialist Workers Party de Inglaterra, escritor, periodista y médico.  

[1] Comité Central, órgano máximo de dirección del partido.
[2] Antología Poética. Preliminar, selección y traducción por Lila Guerrero. “A plena voz” (fragmento) Primera introducción a un gran poema sobre el plan quinquenal que Mayakovsky dejó inconcluso. Buenos Aires. Ed. Losada, 1970.
[3] Antología Poética. Preliminar, selección y traducción por Lila Guerrero. ¡A casa! (fragmento). Escrito por Mayakovsky en el año 1925, en viaje de regreso de nueva York a Moscú. Buenos Aires. Ed. Losada, 1970 (N de T)
[4] Antología Poética. Preliminar, selección y traducción por Lila Guerrero. “La nube en pantalones”. Fragmento del poema escrito en 1915 por Mayacovsky dedicado a Lily Brik. Buenos Aires. Ed. Losada, 1970. (N de T) [5] Lef: "Frente Artístico de Izquierda", título de la revista futurista que apareció en Petrogrado en marzo de 1923, y de la tendencia artística que agrupaba a su alrededor. (N de T)
[6] Aquí el autor se refiere al realismo como estilo o tendencia literaria. No se está refiriendo en absoluto al “realismo socialista”, impuesto posteriormente en la URSS como estilo oficial, el cual tenía la función de exaltar la figura de Stalin y servía a la falsificación de la historia y la realidad, en favor de la burocracia estalinista. (N de T)
[7] Manifiesto de los constructivistas Gabo y Pevsner. Acá no debemos confundir el realismo con lo figurativo o como estilo. En general las vanguardias concibieron más bien un arte abstracto, eran corrientes no figurativas, sin embargo todas se definían como realistas.
[8] Ángel González García, Francisco Calvo Serraller, Simón Marchá Fiz. Escritos de arte y vanguardia 1900/1945. Ed. Istmo. Madrid, 1999 (N de T)

[9] Vladimir V. Mayacovsky. Poemas (1912-1920) Selección y traducción de Santos Hernández, Joaquim Horta y Manuel de Seabra. Ed. Laia, S.A. Barcelona, 1984. Este poema fue publicado sin nombre de autor. El mismo Mayakovsky escribió: “Lo publico sin que conste el nombre del autor. Quiero que todo el mundo lo retoque y lo mejore. No lo ha escrito nadie”. (N de T)

[10] Dziga Vertov. Memorias de un cineasta bolchevique. Ed. Labor. Barcelona. 1974. (N de T) [11] Término que surge de la contracción de agitación y propaganda. Palabra derivada del nombre del Departamento de Agitación y Propaganda creado en 1920 por el Partido Comunista soviético. Su objetivo era el de emplear el arte como método propagandístico del ideal revolucionario, llevar la cultura al pueblo para interesarlo en temas de estado como la educación, la sanidad, la situación militar, etc. Con esta finalidad se organizaron contingentes multidisciplinares (actores, cineastas, cartelistas, músicos...) que viajaban en barco o tren a las zonas rurales más iletradas de la amplia Rusia. (N de T)

[12] Agencia telegráfica rusa. Mayacovsky trabajó allí desde 1919 hasta 1922. Escribió la mayoría de los textos de casi 1500 carteles que él mismo pintaba. Debido a la escasez del papel de diario, se imprimían varios ejemplares que se exponían en las ventanas de la agencia y en los trenes. Aparecían hasta un centenar de carteles e inscripciones por mes. (N de T)

[13] En marzo de 1930, el teatro Meyerhold estrenó "El baño" de Mayakovsky, una acerba crítica a la burocracia estalinista. Pero días antes del estreno, Vladimir Yermilov, líder de la Asociación de escritores proletarios (VAPP), escribe en el periódico Pravda que la comedia de Mayakovsky calumnia a la clase obrera soviética. El día del estreno en la sala del teatro aparece colgado éste texto, en respuesta de Mayakovsky al artículo: "No se puede de un golpe bañar al enjambre de burócratas; no habría suficientes baños ni jabón. Además a los burócratas les ayuda la pluma de críticos como Yermilov." (N de T)
[14] Vladimir Mayakovsky. Vladimir Ilich Lenin. Poema. Traducido del ruso por A. Herráiz. Ed. Progreso, Moscú. (N de T)

[15] Fragmento del poema "Conversación con Lenin" donde recrea una charla ficticia entre ellos.

[16] Asociación de Escritores Proletarios a la que ingresó Mayacovsky el año antes de morir, y con la cual había peleado constantemente, por su sectarismo y la falsa posición cultural. 

[17] Antología Poética. Preliminar, selección y traducción por Lila Guerrero. “A plena voz” (fragmento). Ed. Losada. Buenos Aires, 1970.

[18] Antología Poética. Preliminar, selección y traducción por Lila Guerrero. “Carta de V. Mayacovsky del 12 de abril de 1930, dos días antes de morir” (fragmento). Ed. Losada. Buenos Aires, 1970. (N de T)