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Red Internacional

El pasado viernes 18 de septiembre se realizó en Barcelona la charla “Trotsky como alternativa” organizada por la CRT-Izquierda Diario y Lucha Internacionalista. En este artículo retomamos los puntos más destacados del debate entre ambas organizaciones.

En plena crisis de la pandemia de la Covid-19 y a 80 años del asesinato de León Trotsky, las organizaciones políticas Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) y Lluita Internacionalista (LI) organizaron un acto sobre el legado del revolucionario ruso y los desafíos de la izquierda revolucionaria en el Estado español en la actualidad.

El acto se realizó presencialmente en las Cotxeres de Sants, en Barcelona, respetando las medidas de seguridad y con un aforo limitado por la crisis de la Covid. Al mismo tiempo, fue transmitido en directo por el Facebook de Izquierda Diario.

Desde la CRT valoramos muy positivamente el acto, que mostró la posibilidad de un debate abierto y fraternal, donde se destacaron los puntos de coincidencia sobre el legado histórico de León Trotsky, al mismo tiempo que se señalaron algunas de las importantes diferencias estratégicas entre ambas organizaciones.
Desde nuestro punto de vista, fue un paso adelante para la actividad en común y para la construcción de espacios de debate.

En este sentido, es parte de las actividades y debates que nuestras corrientes internacionales, la FT-CI y la UIT-CI, vienen haciendo a nivel internacional, junto con otras organizaciones, en la Conferencia Virtual de Latinoamérica y los Estados Unidos convocada por el Frente de Izquierda y los Trabajadores-Unidad de Argentina, o en el acto sobre Trotsky organizado también por los partidos que son parte ese frente

En las exposiciones se coincidió en la reivindicación del importante rol histórico de León Trotsky como revolucionario: su biografía política como dirigente del soviet de Petrogrado en 1905; la primera formulación de la Teoría de la Revolución Permanente; su papel en la dirección de la insurrección de octubre y el ejército rojo; así como sus combates contra la burocracia estalinista y la elaboración del Programa de Transición. También hubo acuerdo en destacar que una de las tareas más importantes que realizó el revolucionario fue la fundación de la IV internacional, como parte de la lucha por construir el partido mundial de la revolución socialista.

Entre ambas organizaciones venimos realizando un interesante intercambio de cartas, a raíz de una propuesta de la CRT de abrir el debate sobre cuáles son las bases para la construcción de un partido revolucionario en el Estado español. Esta propuesta fue realizada hace meses a varias organizaciones, como LI, Corriente Roja, Izar e Izquierda Revolucionaria. Pero estas últimas, lamentablemente, con una combinación de sectarismo y mezquindad, ni siquiera consideraron responder. Con una actitud incomprensible, se negaron incluso a participar de este acto, al que los invitamos en reiteradas ocasiones, y que fue el único acto unitario público en el Estado español para reivindicar el legado de León Trotsky.

El debate y las áreas de diferencias

En el acto de Barcelona se mencionaron varios puntos del debate que venimos teniendo entre la CRT y LI, en lo referente a cuestiones estratégicas.

Uno de estos está relacionado con las diferentes posiciones que nuestras organizaciones internacionales mantienen en varios países de América Latina, frente a los golpes institucionales o arremetidas golpistas de la derecha proimperialista en el continente, como en el caso de Bolivia, Venezuela y Brasil.

En relación con esto, desde la CRT sostuvimos que veíamos como un grave error la posición de los grupos que integran la UIT-CI, que los han llevado a movilizarse junto a sectores de la derecha. Desde la FT-CI siempre hemos mantenido una posición de total independencia política y oposición por izquierda hacia el chavismo, el PT en Brasil o Evo Morales en Bolivia. Pero esto, bajo ningún punto de vista, puede implicar nunca confundir banderas con la derecha proimperialista cuando esta se movilizaba o daba un golpe institucional, apoyándose en las fuerzas armadas o en la judicatura, para imponer gobiernos bonapartistas en la región.

Esta importante cuestión estratégica sobre las posiciones de los revolucionarios en América Latina también fue parte del debate de la conferencia de América Latina, y la abordamos asimismo en varias de las cartas que hemos intercambiado entre la CRT y LI.

Este punto de diferencias parte de la discusión abierta entre nuestras corrientes en torno a la Teoría de la Revolución Democrática formulada por Nahuel Moreno en los 80, y con la que, desde la FT-CI hemos polemizado. Se trata de una revisión de la Revolución Permanente por Moreno que llevaba a una política de adaptación a los diferentes procesos surgidos en la posguerra y sus direcciones estalinistas o pequeñoburguesas, al mismo tiempo que a una subvaluación de la necesidad de una política independiente para pelear por direcciones obreras revolucionarias.

Experiencias bien recientes como las primaveras árabes han demostrado que en rebeliones o revoluciones motorizadas por demandas democráticas parciales – donde el antiimperialismo brillaba por su ausencia-, con direcciones pequeñoburguesas o de sectores exrégimen al frente que buscaban el apoyo directo o indirecto del imperialismo u otras potencias regionales, no podían resolverse las tareas democráticas.

Consecuentemente eso ameritaba una posición independiente y enfrentada a las mismas, para pelear por una estrategia en la que fuera la clase obrera quien tomase estas reivindicaciones democráticas como parte de su programa, y las ligase a resolver los grandes problemas sociales, avanzando sobre la propiedad capitalista.

Esta lógica permanentista, este devenir de lo democrático a lo socialista en ningún caso es algo automático, o que venga dado por la decrepitud de la época capitalista. La pelea por una posición independiente y por la construcción de una dirección obrera revolucionaria es una tarea consciente y que entendemos solo puede hacerse sin mezclar nunca las banderas ni con sectores antidictadura que buscan aliados en tal o cual imperialismo, ni con oposiciones liberales ligadas a la oligarquía cipaya como la venezolana, ni con castas como la judicial, aunque ésta se vista de campeones contra la corrupción para avalar un golpe de estado judicial como el de Temer...

Por otro lado, otra de las diferencias importantes que se expresaron en el debate, aunque no se pudo profundizar por los breves tiempos acordados para las intervenciones, fue la relacionada con cómo intervenir en fenómenos como el movimiento democrático catalán, y en particular la relación con la CUP.

Ambas organizaciones coincidimos en que la dirección burguesa del procés en ningún caso iba a llevar ese combate hasta el final. Para conquistar una república catalana ésta sería obrera o no sería, y por lo tanto la clase trabajadora tenía que ponerse a la cabeza de esta reivindicación y ligarla a un programa anticapitalista. Sin embargo para que esto se produjera para nosotros había un obstáculo muy importante, la izquierda independentista y su política de unidad popular, abiertamente contraria a la independencia de clase y por tanto incapaz de enraizar en la clase obrera catalana.

Para LI, a pesar de las críticas que han sostenido en este tiempo a elementos puntuales de esta política de conciliación de clases -como el voto de la CUP a la investidura de Puigdemont o a los Presupuestos neoliberales de 2017-, han seguido sosteniendo que la CUP representaba una “opción de ruptura” con el régimen y con el capitalismo, y participando por tanto en las diferentes candidaturas y agrupamientos impulsado por esta.

Desde la CRT hemos polemizado con esto. La estrategia de “mano extendida” de la CUP, defendida desde 2012, la convertía en un proyecto con un programa de conciliación de clases, que alejaba la posibilidad de esta doble ruptura que sostiene LI. Para que en el movimiento catalán pudiera surgir una posición de independencia de clase era necesario enfrentar la política de quienes jugaron el papel de pata izquierda del procesisme.

Desde esta perspectiva de impulsar un polo de independencia de clase y revolucionario, hemos intervenido en dicho movimiento en los distintos momentos, como el 1 y 3 de octubre o el otoño de 2019, en los que precisamente la falta de un polo de este tipo ha sido un obstáculo para que la experiencia hecha con las direcciones burguesas cristalizase en algún agrupamiento en estas coordenadas.

Seguir el debate, potenciar la actividad en común

Que ambas organizaciones hayamos realizado este debate nos parece un elemento auspicioso. Desde la CRT queremos avanzar en seguir abordando estas y otras discusiones, y con este sentido quisimos plantear nuestro cierre y conclusiones del debate. También publicamos una nueva respuesta a la última carta de LI, para profundizar en otras cuestiones que no han sido tratadas aquí.

Cuando estamos a las puertas de una crisis económica y social, las premisas de nuestra época de crisis, guerras y revoluciones se actualizan. Los procesos que se han dado hasta ahora han sido por lo general de movilizaciones ciudadanas, aunque en algunos de estos procesos vimos intervenciones destacadas de sectores de la clase obrera.

Los principales fenómenos políticos que han surgido como Podemos y Syriza, Corbyn o Sanders, han mostrado una total bancarrota. En el Estado español, por distintas vías la mayor parte de la izquierda se ha adaptado a estos fenómenos.

En el caso de Podemos, no solo no ha habido impugnación del Régimen 78 sino apuntalamiento, transformándose en ministros del gobierno social-liberal del PSOE, gestionando de forma directa el Estado capitalista e imperialista español. Una deriva apoyada desde Catalunya por los Comunes y otros sectores.

En el caso catalán, donde emergió hace unos años un importante movimiento democrático por el derecho a decidir, la política de conciliación de clases con la burguesía independentista, que han sostenido la CUP y otros grupos, ha evitado que hubiera una alternativa de la clase trabajadora preparada con anterioridad para el momento, previsible, en que los partidos de la burguesía y la pequeñoburguesía catalana demostraran abiertamente que no tenían ninguna intención de defender hasta el final esas reivindicaciones.

Ante esta situación, la necesidad de construir una alternativa revolucionaria y de independencia de clase, tiene más vigencia que nunca.

Desde la FT, y la CRT consideramos que el método para avanzar en esta dirección debe inspirarse en el que empleara en mismo Trotsky en la década de los 30. Rechazar todo sectarismo que evita el debate o llegar a acuerdos en aquello en lo que hay posiciones comunes con grupos con los que hoy mantenemos importantes diferencias. Y a su vez, discutir abiertamente, no sobre un programa general o unos cuantos puntos, sino sobre los principales hitos de la lucha de clases.

Sabemos que entre nuestras organizaciones hay importantes diferencias estratégicas. Pero esto no impide que podamos seguir discutiendo y debatiendo fraternalmente, y sobre todo avanzando en aquello que sí hay acuerdo.

Por un polo de independencia de clase en Catalunya

En este sentido, planteamos de nuevo a los compañeros de LI, que en la actual situación política catalana se dan condiciones para explorar acuerdos. Más allá del balance diferente que podamos tener sobre la CUP y su rol en el último período, ésta viene inmersa en un debate que apunta a un giro que reedite y profundice su apuesta a llegar a acuerdos o una “estrategia común” con los partidos de la burguesía catalana.

En las últimas semanas esta línea se ha hecho nuevamente explícita en la respuesta a la inhabilitación de Torra, donde la CUP ha insistido en recuperar esa unidad estratégica perdida. Una vieja política que se actualiza en un marco aún más a la derecha, cuando estos partidos han optado ya por asumir el proceso de restauración autonómica que defienden todas las alas del régimen. Algo que se expresa incluso en una mayor moderación y socialdemocratización del programa económico y social de la CUP.

Como propusimos en el debate, pensamos que es el momento de dar pasos para construir un polo de independencia de clase, anticapitalista y revolucionario en el Estado español, comenzando por Catalunya, donde en los próximos meses tendrán lugar unas nuevas elecciones en las que previsiblemente una opción así va a volver a estar ausente.

La experiencia del FITU en Argentina, en la que participan los grupos hermanos de LI, IS, y nuestros, el PTS, es una valiosa experiencia de la izquierda mundial. Mientras buena parte de las corrientes de la izquierda internacional, incluida la gran parte de las de origen trotskistas, se iban detrás de fenómenos como Syriza, Podemos, Corbyn o Sanders, en Argentina se ha mantenido desde 2011 un frente político-electoral de independencia de clase.
Una referencia para pensar también aquí cómo avanzamos en superar las experiencias políticas que han mostrado su fracaso en el ciclo anterior.

Si lográramos conformar un polo de este tipo, aún con las modestas fuerzas que tenemos y emplazando a sumarse al resto de organizaciones que compartan un programa anticapitalista y de independencia de clase, creemos que sería un paso importante. Así llegaríamos mejor preparados para los procesos de la lucha de clases y revolucionarios que la actual crisis generará en los próximos años.


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