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Escritos de León Trotsky (1929-1940)

¿Quiénes deben concurrir a la Conferencia Internacional?

¿Quiénes deben concurrir a la Conferencia Internacional?

¿Quiénes deben concurrir a la Conferencia Internacional?[1]

 

 

22 de mayo de 1932

 

 

 

Al Secretariado Administrativo

 

Estimados camaradas:

 

Algunas secciones plantean nuevamente el problema de la conferencia internacional. Es indudable que la convocatoria a la conferencia se demoró extraordinariamente en relación con nuestras intenciones originales. Las causas son de dos tipos: generales, determinadas por la situación del movimiento obrero mundial y específicas, determinadas por el proceso de la propia Oposición de Izquierda Internacional.

Pese a las condiciones objetivas excepcionalmente favorables, el comunismo sufre derrotas y se repliega en todo el mundo. Este hecho también afecta necesariamente a la Oposición de Izquierda, ya que las masas trabajadoras la ven sólo como una parte del comunismo. Este proceso dará inevitablemente un vuelco favorable para la Oposición de Izquierda. Pero aún no llegamos a esa situación.

En lo que respecta a la propia Oposición de Izquierda, desde un Principio se infiltraron en nuestras filas elementos totalmente ajenos a nuestras ideas y métodos. Nadie causó ni causa tanto daño a la Oposición como los personajes del tipo de Paz, Gorkin,[2] Landau, etcétera. Desgraciadamente, todavía no se los erradicó totalmente de nuestras filas. Hacerlo es un requisito indispensable para poder convocar una Conferencia internacional.

De antemano debemos tener claro qué podemos exigir de la conferencia internacional y qué puede ofrecernos ésta. Los grupos muertos o medio muertos y los elementos individualmente desmoralizados como Landau conciben la conferencia internacional como un acontecimiento que les permitirá Ocuparse de sus maniobras e intrigas personales y simular una actividad política. Sería una estupidez suicida ofrecerles esa posibilidad.

Sin embargo, hay partidarios honestos de la Oposición de Izquierda que sueñan con esa conferencia internacional, a la que tendrían acceso todos los grupos, sin excepción, que creen o declaran apoyar las ideas de la Oposición de Izquierda. Tenemos que resistir esta concepción errónea.

Sólo un político infantil puede suponer que la conferencia internacional puede crear algo nuevo en el terreno de los principios o, por el contrario, deshacer lo que ya se ha hecho. En verdad, la conferencia sólo podrá tomar en cuenta y ratificar lo que ya ha sido probado por la realidad y obtenido por la experiencia. Esto y solamente esto es lo que hace importante la conferencia. Exigir más implica sembrar el fetichismo organizativo.

Ninguna sección seria, ningún revolucionario serio, estarán de acuerdo en constituir la conferencia según el modelo del arca de Noé, porque eso significaría hacer retroceder a la Oposición por lo menos dos años. La política de las distintas organizaciones y personas no se reconoce ni se pone a prueba en las conferencias sino en el trabajo cotidiano, en el transcurrir de los meses y los años. La conferencia no les brindará nada a los que desconocen la trayectoria del grupo de Landau, del grupo austríaco de Mahnruf, del grupo griego Spartakos,[3] del grupo parisiense de Rosmer, etcétera. Y naturalmente, los grupos que rompieron con los ya mencionados, después de una prolongada experiencia que les costó muy cara, no estarán de acuerdo en hacer una conferencia con ellos.

Necesitamos una conferencia de verdaderos camaradas en las ideas, es decir de aquellas secciones cuya solidaridad en todos los problemas fundamentales fue puesta a prueba por la experiencia de la lucha en común. La conferencia debe partir de la clarificación y limpieza ya llevadas a cabo en las filas de la Oposición de Izquierda, no comenzar de nuevo toda la historia.

Alguien podría objetar que hay grupos que no participaron en las luchas ideológicas anteriores, que no las siguieron ni se formaron opinión al respecto; ¿qué pasa con ellos? Correcto. Esos grupos existen. Y en la mayoría de los casos son ellos precisamente los que plantean la convocación a una conferencia “universal” que analice y ponga todo en orden. A esos grupos sólo les podemos dar un consejo: estudien en base a los documentos las discusiones que ya fueron resueltas en la Oposición de Izquierda y fórmense su opinión como grupo sobre los problemas. No hay otro camino. En realidad, la conferencia tendrá alguna significación única mente si los delegados no expresan sus opiniones personales sino las de sus organizaciones. Pero si los problemas no se discuten en la Oposición de Izquierda Internacional, ¿qué importancia puede tener el voto casual de un delegado a una conferencia?

Todo grupo u organización que quiera pertenecer a la Oposición de Izquierda Internacional no sólo está obligado a seguir la lucha interna de las demás secciones sino también a elegir abiertamente entre las secciones más importantes de la Oposición de Izquierda y los grupos que rompieron con los bolcheviques leninistas o quedaron marginados.

La Oposición austríaca (el grupo de Frey)[4] abandonó hace alrededor de año y medio las filas de la Oposición Internacional con el pretexto de que la Izquierda Internacional aplicaba métodos organizativos incorrectos. En realidad, el grupo de Frey no toleraba la crítica a sus métodos frecuentemente incorrectos. Después de estar bastante tiempo fuera de la Oposición Internacional, el grupo de Frey pidió su readmisión al Secretariado. ¿Significa esto que la Oposición austríaca renunció a sus métodos equivocados? Esperemos que así sea. De todos modos, no tenemos derecho a negarnos a intentar volver a colaborar con la Oposición austríaca, con la sincera intención de llegar a la unidad total.

De la misma manera debemos proceder con todos los demás grupos que, aunque declaran su solidaridad con la Oposición de Izquierda, en la práctica cuestionan con toda ligereza sus principios y métodos y básicamente no le dan la importancia necesaria a su adhesión a nuestra organización internacional. Es cien veces mejor dejar solos a esos grupos por ahora que permitirles influir sobre la. resoluciones de la Oposición y obstaculizar su desarrollo. Siempre tenemos las puertas abiertas para los grupos que avanzan en el proceso de solidarizarse con nuestra fracción.

En Francia la lucha se desarrolló alrededor de tres problemas: a) uno o dos partidos (el segundo partido a menudo aparecía con el seudónimo de fracción “independiente”); b) relación entre el partido y los sindicatos; c) relación entre las secciones nacionales y la organización internacional. La ruptura con el grupo Rosmer-Naville fue motivada por estos problemas y de ningún modo por razones personales. Seguramente Naville hubiera preferido permanecer en la Oposición de Izquierda, pero eso de ningún modo cambia el hecho de que su grupo es ajeno por principio a la Oposición de Izquierda.

En la sección belga la lucha giró, por un lado, alrededor de la relación con el partido, la Comintern y la Unión Soviética, y por otro con las organizaciones de masas. Aunque estuvo mucho tiempo sin apoyo internacional, la organización obrera de Charleroi reveló una notable persistencia y energía en su lucha contra el grupo de Overstraeten, que comprometió la causa de la Oposición de Izquierda.[5] ¿Puede proponer alguien que Overstraeten vuelva? Pero la tendencia Naville-Rosmer no representa otra cosa que las ideas y los métodos, levemente adulterados, de Overstraeten.

El grupo Landau se alimenta de un rechazo degenerado a la lucha fraccional, sin ninguna base principista. En Austria el grupo de Mahnruf cambió varias veces los principios de sus distintas plataformas. El grupo Landau de Berlín, aunque no tiene nada que ver con ninguna clase de sindicalismo, formó un bloque con el semisindicalista grupo Rosmer de París. La dirección de cada sección nacional debe proporcionarles a los compañeros que no conocen la historia del grupo Landau-Mahnruf por lo menos los documentos más importantes sobre la cuestión. Cualquier trabajador serio comprenderá fácilmente que no podemos tener nada en común con elementos como Landau y Cía.

Según la información de que disponemos, el grupo griego Spartakos entra en la misma categoría que el de Landau. En Grecia, el desarrollo de la Oposición está a cargo de la fracción de los arqueo-marxistas,[6] El grupo italiano Prometeo[7] fue y sigue siendo un organismo extraño dentro de la Oposición de Izquierda. El grupo mantiene su propia disciplina interna respecto a la Izquierda Internacional y no permite que en sus fi-las se discutan nuestras posiciones fundamentales. En la etapa de la lucha de la Oposición de Izquierda contra el bloque de centro-derecha, cuando el problema fundamental era la independencia del partido en la política comunista (Kuomintang, Comité Anglo-Ruso, partidos obrero-campesinos, etcétera), hubo muchas cosas que provocaron el acercamiento de los bordiguistas a nosotros; los ultraizquierdistas a menudo demuestran estar del lado del marxismo en la lucha contra los reformistas. Cuando el centrismo burocrático comenzó su zigzagueo ultraizquierdista, los bordiguistas demostraron estar en realidad mucho más cerca de los stalinistas que de nosotros. En el boletín de la Nueva Oposición Italiana, en el periódico de la sección francesa La Lutte des Classes (artículo del camarada Souze), en el Boletín Internacional y finalmente en las propias publicaciones de los bordiguistas hay suficientes documentos que demuestran concluyente y absolutamente que éstos últimos no olvidaron nada ni aprendieron nada y que por sus posiciones básicas no pertenecen a la Oposición de Izquierda Internacional. Su participación en la conferencia internacional no significaría más que la reapertura de debates interminables sobre si debemos o no aplicar la política del frente único con la socialdemocracia, o sobre cuestiones políticas generales, como por ejemplo si en la Italia fascista, para no hablar de China o la India, debemos movilizar o no a las masas con consignas democráticas. Estos debates implicarían un retorno de la Oposición a la etapa del jardín infantil y transformarían la conferencia internacional en una caricatura que sólo puede comprometernos.

En base a lo que he planteado aprovecho la ocasión para someter a votación en todas las secciones las siguientes propuestas:

1. La Oposición de Izquierda Internacional se basa en los cuatro primeros congresos de la Comintern. Considera especialmente que la política del frente único, tal como fue formulada por el Tercer y el Cuarto Congreso de la Comintern, es incondicionalmente correcta y rechaza categóricamente las posiciones fundamentalmente falsas del grupo Prometeo sobre este problema así como sobre el de la lucha por las consignas democráticas en determinadas condiciones históricas.

2. Sólo podrán concurrir a la conferencia internacional las secciones que participen de la vida interna y el trabajo de la Oposición de Izquierda Internacional desde hace por lo menos un año y cuya solidaridad con la Oposición haya quedado demostrada en el trabajo en común.

3. Es necesario que no sólo la dirección (el comité central) sino todos los militantes de la organización decidan sobre los problemas concernientes a la preparación de la conferencia internacional. Con este fin, es necesario traducir con tiempo al idioma nacional los documentos más importantes y discutirlos en todas las células de cada una de las secciones. Hay que hacer conocer oportunamente al Secretariado Internacional los resultados de las votaciones.

En consecuencia, no cabe dar participación en la conferencia a grupos competitivos o expulsados, al lado de las secciones regulares.

 

G. Gourov [L. Trotsky]



[1] ¿Quiénes deben concurrir a la Conferencia Internacional? Boletín Interno de la Liga Comunista de Norteamérica sin número ni fecha, 1932. Firmado “G. Gourov”. Se aprobaron las propuestas que hace Trotsky al Secretariado Administrativo al final de esta carta y de acuerdo a ellas se decidió la participación en la preconferencia internacional que se reunió en París en febrero de 1933 (ver Escritos 1932-33).

[2] Julián Gorkin: figura destacada de la Oposición de Izquierda española antes de que se uniera al Bloque Obrero Campesino dirigido por Joaquín Maurín. Posteriormente llegó a ser dirigente del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) que se formó en 1935, cuando el grupo de Maurín se fusionó con la Oposición de Izquierda española, dirigida por Andrés Nin.

[3] Spartakos: periódico del grupo griego que había sido reconocido como afiliado a la Oposición de Izquierda.

[4] Joseph Frey (1882-1957): uno de los fundadores del Partido Comunista Austríaco, del que fue expulsado en 1927; dirigió durante un breve período un “Partido Comunista Austríaco (Oposición)”. El grupo de Frey interrumpió las negociaciones para su reafiliación a la Oposición de Izquierda antes de la preconferencia.

[5] Edouard von Overstraeten: dirigente del Partido Comunista expulsado en 1928, fue uno de los fundadores de la Oposición de Izquierda en Bélgica. La discusión dentro de la organización belga entre el Comité Ejecutivo de Bruselas, dirigido por Overstraeten, y la Federación de Charleroi, asumió proporciones serias en 1929 y 1930 y terminó en una ruptura formal en diciembre de 1980. El grupo de Overstraeten siguió existiendo durante un tiempo con el nombre de Liga de los Comunistas Internacionalistas, pero aquél se retiró de la política antes de que el grupo se disolviera.

[6] Los arqueo-marxistas se habían unido a la Oposición de Izquierda a mediados de 1930. Su periódico se llamaba Pali Ton Takseon (Lucha de Clases).

[7] Al Grupo Prometeo, que publicaba el periódico Prometeo, se lo conocía también como Fracción de Izquierda Italiana o los bordiguistas, por su dirigente Amadeo Bordiga (1889-1970), expulsado de la Comintern en 1929 bajo la acusación de “trotskista”. Fue el primer grupo italiano que reconoció a la Oposición de Izquierda Internacional, pero su sectarismo inveterado obligó a ésta a separarlo a fines de 1932.



Libro 2