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Escritos de León Trotsky (1929-1940)

Nina V. Vorovskaia

Nina V. Vorovskaia

Nina V. Vorovskaia[1]

 

 

Publicado en marzo de 1931

 

 

 

Nina Vorovskaia ha muerto a la edad de veintitrés años, fulminada por una tuberculosis aguda. Hija de V.V. Vorovski, el viejo revolucionario bolchevique ase­sinado por terroristas blancos en Suiza (1923), Nina heredó de su padre un carácter independiente y obsti­nado, un talento multifacético, una mirada penetrante y -desgraciadamente- también el terrible mal.

Lo que conocemos de la psicología de Nina basta para explicar cómo y por qué ingresó a la Oposición a temprana edad. Desde que lo hizo mostró que no tenía dudas ni vacilaciones. Su cuarto de Moscú era uno de los lugares de reunión de la Oposición de la Liga Juve­nil Comunista y el partido. Nina se distanciaba de sus amigos cuando éstos se distanciaban de la Oposición, y fue expulsada de la Liga Juvenil Comunista cuando el partido resolvió que ya no podía tolerar la libertad de expresión.

Heredó de su padre -aparentemente de su madre también- inclinaciones artísticas: fue una buena artis­ta gráfica. La enfermedad, crónica desde sus primeros años de vida, minó dolorosamente su salud y le impidió desarrollar sus dotes.

A principios de 1929, Nina viajó al extranjero para hacerse un tratamiento médico. A pesar de su estado penoso, sus cartas revelaban un espíritu valiente, ob­servador e irónico.

"X está sin trabajo -dijo en una carta fechada el 21 de febrero de 1929- porque resolvió de antemano que así sería". En una carta posterior acerca de B., informó que había sido encarcelado e incomunicado en una sec­ción para presos políticos... junto con cincuenta cama­radas. Un camarada que pasaba por Leningrado hizo algunas profecías reconfortantes acerca del estado de ánimo general; así lo relata ella: "Estamos creciendo; en lugar de un solo calumniador ahora hay dos más".

En el extranjero se sometió a una dolorosa interven­ción quirúrgica (de tórax). Antes de que Nina pudiera recuperarse, Moscú exigió, por intermedio de la emba­jada, que volviera en forma urgente. Se le dijo semiofi­cialmente que lo repentino de la exigencia se debía a problemas de índole financiero. En realidad, las autori­dades habían comprobado más allá de toda duda que Nina estaba vinculada con los oposicionistas extranje­ros, y resolvieron poner fin a su estadía inmedia­tamente.

"Nina V. -nos escribió un amigo desde Berlín- partió el lunes 22 hacia Moscú. Estoy espantado por su partida, y mucho me temo que sufrirá una recaída. Realmente debería proseguir su convalecencia".

En Moscú, Nina se debilitó rápidamente. Pero en sus últimas cartas, escritas cuando ya la enfermedad no le daba tregua, mantuvo su carácter de pensadora inde­pendiente, intransigente, de observadora irónica.

Escribía con madura percepción sobre los hombres y mujeres que capitulaban, sin perdonar a las personas más allegadas a ella.

El destino no le permitió desarrollar plenamente su personalidad. Pero todos los que la conocieron guardan en su memoria esa imagen hermosa y trágica.



[1] Nina V Vorovskaia. Biulletin Opozitsi, Nº 19, marzo de 1931 Sin firma. Traducido (al inglés) para este volumen (de la edición norteamericana) por Jim Burnett.



Libro 2