Ideas de izquierda

Armas de la critica

SEMANARIO

Los trotskistas argentinos y la clase obrera a comienzos de la Segunda Guerra Mundial

Alicia Rojo

TROTSKY
Ilustración: Mar Ned - Enfoque Rojo

Los trotskistas argentinos y la clase obrera a comienzos de la Segunda Guerra Mundial

Alicia Rojo

Ideas de Izquierda

En torno al momento del asesinato de León Trotsky en México, los trotskistas argentinos se esforzaban por forjar vínculos con la clase trabajadora. Recuperamos aquí algunas de esas experiencias, de sus figuras obreras más destacadas y uno de los homenajes realizados por aquellos trotskistas al dirigente asesinado por el estalinismo.

Los primeros trotskistas en la Argentina surgieron a fines de la década del 20 como parte de la formación de la Oposición de Izquierda a nivel internacional. A lo largo de los años 30 y los primeros 40, la reflexión y discusión sobre las tareas de la revolución en los países semicoloniales ocupó un lugar central.

Junto a ese debate fundamental, en esos años los grupos procuraron también sentar posición y plantear líneas de intervención en otros terrenos, especialmente intentaron tender lazos, en la medida de sus fuerzas, con la clase trabajadora e intervenir en las organizaciones sindicales; en este esfuerzo emergerán militantes obreros cuyas figuras queremos rescatar.

Para un recorrido de los inicios del trotskismo y de los ejes del debate sobre la cuestión nacional en "Los orígenes del trotskismo argentino. Una aproximación a sus elaboraciones teórico-políticas".

La Liga Obrera Socialista y el Grupo Obrero Revolucionario

Hacia fines de la década del 30 los trotskistas formaron dos agrupamientos: la Liga Obrera Socialista (LOS) y el Grupo Obrero Revolucionario (GOR), después Liga Obrera Revolucionaria (LOR). La LOS reconocía como uno de sus principales dirigentes a Antonio Gallo, un joven militante que fue parte activa de la elaboración y el debate en torno a la cuestión nacional entablado con quien se encontraba en la dirección del GOR, Liborio Justo, conocido como Quebracho; la LOS publicó el periódico Inicial, y el GOR-LOR, La Internacional, La nueva Internacional y Lucha Obrera.

La vinculación de los primeros trotskistas con el movimiento obrero es un tema particularmente poco estudiado [1], se ha instalado el juicio de una inserción casi nula más allá de la presencia de un dirigente destacado como Mateo Fossa. El carácter de grupos iniciales y el contexto adverso en el que se desarrollaba su militancia (la persecución del gobierno a la izquierda y el ataque de los estalinistas, que tenían una importante influencia en el movimiento obrero, contra los trotskistas), hicieron extremadamente difícil su inserción entre los trabajadores; sin embargo, la definición de líneas políticas hacia las organizaciones sindicales, hacia la base obrera y el establecimiento de contactos en ciertas fábricas serán puntos de partida sobre los que se construirán los trotskistas de la siguiente generación.

Retomaremos aquí algunos ejemplos de esta trayectoria enfocando en un momento clave de la historia argentina y del mundo, los comienzos de la Segunda Guerra mundial. Nos ubicamos entre los años 1939 y 1941, cuando en la Argentina la clase trabajadora se fortalecía al calor del crecimiento de la industria y la “década infame” se encontraba en su esplendor con su política represiva hacia el movimiento obrero y el fraude electoral. En este momento, dos bandos imperialistas se enfrentaban y la clase dominante argentina procuraba ubicarse frente a su aliado privilegiado, el capital británico, y las demandas de subordinación de Estados Unidos. El movimiento obrero no fue ajeno a estos reacomodamientos, las direcciones sindicales bajo la conducción del Partido Socialista, los sindicalistas y el Partido Comunista, intentaron alinear a sus organizaciones detrás de los intereses de alguno de los bandos burgueses o disciplinarlos tras una pretendida “neutralidad” [2].

En este contexto, los trotskistas se plantearon una política independiente, de democracia sindical y organización de las bases obreras. Si los debates teórico-políticos diferenciaron a los dos agrupamientos que analizamos, las líneas de intervención en el movimiento obrero se asemejaban, planteándose incluso plenarios comunes para la acción sindical [3]. No profundizamos en este artículo en las profundas divergencias en torno a la cuestión nacional en los países semicoloniales, sin embargo, digamos que las consecuencias de la imposibilidad de encontrar una adecuada respuesta a esta problemática, definió el destino de los grupos que pocos años después enfrentaron la emergencia de un fenómeno de nacionalismo burgués.

Te puede interesar: El trotskismo argentino y los orígenes del peronismo

Los trotskistas en los sindicatos: democracia sindical y enfrentamiento a la burocracia

El recorrido por las publicaciones y los documentos de la época permiten advertir su interés por la intervención en gremios que ocupaban un lugar central, aquellos dirigidos por el PC como la construcción, los que atravesaban conflictos como los gráficos o ferroviarios, y gremios en los que contaban con presencia de referentes, como el caso del sindicato de la madera, textiles, frigoríficos y metalúrgicos.

El fortalecimiento de la burocracia en los sindicatos fue un proceso que preocupó a los trotskistas; aunque la burocratización de las organizaciones obreras aún no había adquirido la magnitud que tendría pocos años más tarde, alertaron sobre los elementos que se desarrollaban. Para enfrentarlos se plantearon promover la democracia sindical, impulsando los métodos asamblearios y la organización de comités de base en las unidades de trabajo.

El GOR reparó en tres elementos centrales a la hora de analizar este proceso de burocratización: la ligazón de los sindicatos al Estado a través de la negociación “en las Oficinas de los Departamento del Trabajo y los Ministerios donde van a morir todas las reivindicaciones proletarias”, los intereses de las “camarillas burocráticas” que se beneficiaban de las prebendas derivadas de las cotizaciones a los sindicatos y el abandono de toda perspectiva revolucionaria. El GOR denunciaba las prácticas burocráticas de las direcciones sindicales que se expresaban en los ataques a las oposiciones internas y las expulsiones; y exigía la apertura de las prensas gremiales a la opinión de los distintos sectores ideológicos que integraban las organizaciones junto con la revitalización de las asambleas.

La Internacional reflejaba este proceso en el gremio de la construcción, dirigido por el Partido Comunista, “donde existe una verdadera casta de privilegiados que se eternizan en sus puestos, sin tener en cuenta para nada la verdadera democracia sindical”; y proponía que la organización interna de los sindicatos se basara en el nombramiento de los dirigentes en asamblea, que estos no permanecieran rentados por un período mayor de dos años y que alternaran el trabajo en las obras y en el gremio. Para el GOR los “comités de obra y empresa” debían cumplir un rol fundamental en la dirección de las organizaciones sindicales desplazando a las enquistadas comisiones directivas y las comisiones de control nombradas por ellas [4].

Por su parte, la LOS denunciaba un proceso similar acentuando la denuncia a los dirigentes de la CGT como cómplices del gobierno en la persecución y en la situación general que sufría la clase trabajadora; esta complicidad se evidenciaba en su vinculación con las instituciones estatales y en el nivel de vida de los dirigentes sindicales: “rentados que ganan de 300 a 500 pesos, en la organización, como Domenech, Borlenghi, Pérez Leirós y pandilla (…) pasean en auto su impunidad y su desprecio por los obreros revolucionarios que en la punta de la línea de combate trabajan al servicio del proletariado” [5].

Los trotskistas consideraron que los revolucionarios debían trabajar dentro de las organizaciones sindicales; la LOS impulsó la formación de una “oposición sindical revolucionaria”, que luchara contra la guerra, la desocupación y las burocracias sindicales [6], el GOR planteó también una política tendiente a agrupar a los trabajadores antiburocráticos y anticapitalistas en organismos que constituyeran fracciones dentro de los sindicatos que defendieran una política alternativa a las direcciones gremiales. Al mismo tiempo que planteaban formas de organización de sectores de vanguardia de la clase obrera, llamaban a impulsar la unidad sindical reclamando a las direcciones la “realización de un congreso nacional de unificación en el que todas las centrales y gremios autónomos estén representados proporcionalmente” [7]. Además ambos grupos llamaron a la constitución de frente únicos: “en cada lugar donde os unáis, en el sindicato, en el centro partidario, en la fábrica, en el taller, en los campos, en los ingenios” para discutir democráticamente un programa de acción común [8].

La LOS se planteó una táctica específica para la construcción en ciertas fábricas: la apertura de su periódico a la denuncia de las condiciones de trabajo, del accionar de la patronal y de las direcciones sindicales. Así, entre los metalúrgicos, por ejemplo, “un obrero hojalatero” llamaba a sus compañeros a tomar el periódico y escribir en él: “En cada sección, pueden los camaradas hacerlo. (…) En esta forma organizaremos un comité de fábrica que encabece la lucha por nuestras reivindicaciones” [9]. Este obrero de la fábrica CATITA, en la que la LOS tendrá influencia [10] reflejaba, junto a las condiciones laborales, lo que consideraba síntomas del despertar obrero:

Varios compañeros de la sección tornería se negaron también a fabricar las balas destinadas a matar a nuestros hermanos de clase en Europa. Porque la dirección de la C.A.T.I.T.A. está embanderada al imperialismo angloyanki en lucha contra el imperialismo nazi. En la sección hojalatería, ante la tentativa de rebajar los salarios, se alzaron también los compañeros. Esto revela significativamente que existe en nosotros el espíritu indispensable para organizarnos en la lucha por nuestros derechos [11].

Contra la guerra imperialista

Como dijimos, la guerra mundial se transformó en un hecho trascendente también para la clase trabajadora argentina; los partidos de la izquierda y sus referentes en las organizaciones sindicales se pronunciaron alentando mayoritariamente la intervención a favor de los imperialismos “democráticos”, el bando aliado liderado por Gran Bretaña y Estados Unidos, mientras el PC se adecuaba a la política exterior de la Unión soviética llamando a la neutralidad cuando el Kremlin mantenía un acuerdo con Alemania y a la intervención junto a los aliados cuando Hitler invadió la URSS.

El sostenimiento de una política independiente frente a la guerra que masacraba a los trabajadores en los ejércitos imperialistas era una tarea de primer orden para los revolucionarios de todo el mundo; en la Argentina solo el puñado de trotskistas la levantaron y trataron de impulsarla en los sindicatos que influenciaban.

La LOS, por ejemplo, denunciaba el posicionamiento de socialistas y comunistas frente al conflicto, caracterizando a los primeros como “consecuentes con su pasado jalonado de traiciones a la revolución proletaria” y unidos, por lo tanto, al “carro vacilante del capital inglés”, mientras que los estalinistas “en el momento de escribir estas líneas –un nuevo viraje no sería difícil– están por la neutralidad”. La LOS terminaba su análisis con el llamado a luchar contra la participación argentina en el conflicto y a retomar “la consigna internacionalista de Zimmerwarld: ¡Abajo la guerra imperialista!” [12].

Mateo Fossa propuso a su sindicato una resolución contra la contienda llamando a replicarla a las demás organizaciones gremiales, fue aprobada en asamblea por unanimidad y publicada en La Nueva Internacional a mediados de 1940:

Frente a los rápidos y gravísimos acontecimientos de la lucha interimperialista en Europa y ante la inminencia del peligro de que la acción del imperialismo y su cómplice la burguesía nacional, traten, como ya se insinúa, de arrastrar al proletariado argentino, a la masacre, la asamblea del Sindicato Único de los Obreros en Madera y Anexos, se dirige a todas las organizaciones del país para que las mismas realicen asambleas extraordinarias para tratar este asunto, dediquen volantes y números especiales de sus periódicos contra la guerra y por la neutralidad argentina, realicen actos públicos con idénticos propósitos, propongan la formación de Comités de Frente Único contra la participación argentina en la guerra imperialista y se realice un Congreso extraordinario de todas las organizaciones obreras para encarar la gravedad de la situación [13].

Si bien los grupos se diferenciaron y debatieron en torno a la táctica específica a plantear frente a una eventual intervención argentina en la guerra, ambos defendieron una ubicación independiente de oposición a un conflicto que definieron como interimperialista con el objetivo de avanzar en el reparto del mundo por parte de las grandes potencias mundiales.

Te puede interesar: El trotskismo argentino frente a la Segunda Guerra Mundial

Referentes obreros del trotskismo

La declaración contra la guerra votada por unanimidad por el sindicato de la madera era una muestra del reconocimiento de Mateo Fossa que provenía de los días de la gran lucha de la construcción de 1936 y su rol en la organización de la solidaridad con ella y la posterior huelga general; fue además quien dos años después conversaría con León Trotsky en México en donde se encontraba como delegado de sindicatos argentinos.

Te puede interesar: Conversaciones de un obrero argentino con Trotsky

En el periódico del GOR Fossa escribía regularmente una columna en la que procuraba no solo abordar las cuestiones ligadas al movimiento obrero sino ofrecer una visión de los grandes problemas políticos, especialmente un punto de vista internacionalista; así, dedicó una de sus columnas en La Internacional a analizar y criticar el pacto “nazi-stalinista”, por ejemplo. Respondió a los ataques que los trotskistas sufrieron por sostener frente a la guerra que “ambos grupos eran imperialistas y capitalistas y como tales nuestros enemigos” y llamó a “cerrar filas y seguir fielmente la senda trazada por Marx, Lenin y Trotski” considerando “llegado el momento de la victoria de la Cuarta Internacional” [14].

El asesinato de León Trotsky conmocionó a los militantes de los grupos trotskistas y sus periódicos lo reflejaron con números de homenaje a la obra del dirigente revolucionario. Mateo Fossa propuso una declaración en su gremio que fue aprobada por una amplia asamblea y reflejada en La Internacional:

La última asamblea general del Sindicato Único de Obreros en Madera y Anexos de Buenos Aires, haciéndose eco del repudio general que entre el proletariado argentino produjo el bestial asesinato de León Trotsky, resolvió hacer pública protesta ante el repugnante atentado que puso fin a la vida del compañero de Lenin en Octubre y fundador de la Cuarta Internacional. La resolución de ese importante gremio, tomada a pesar de la oposición delatora de la fracción stalinista, ha pretendido ser desvirtuada en todo su trascendental significado por los burócratas a sueldo del Kremlin desde sus órganos oficiales.

Exponía también aquí los ataques que sufrían los trotskistas por parte del estalinismo que se expresaron, por ejemplo, en la reacción del periódico Orientación contra la declaración en repudio del asesinato de Trotsky ordenado por Stalin. La persecución de los estalinistas contra los trotskistas dentro del movimiento obrero era parte de las condiciones de militancia, en especial en aquellos lugares con influencia o dirección del PC, en donde el reparto de volantes o periódicos podían dar lugar a enfrentamientos físicos y la crítica a la dirección o la adhesión al trotskismo podía ser razón para la expulsión del sindicato.

Así sucedió con el trabajador del gremio de la construcción Fidel Ortiz Saavedra, cuya expulsión fue reflejada en el periódico de la LOS. En una entrevista en la que Inicial lo presentaba como “destacado militante obrero” y “blanco de los infames ataques del stalinismo”, Ortiz Saavedra llamaba a la formación de un “tribunal proletario” para juzgar las calumnias de la burocracia en su contra. Informaba que el punto de partida del ataque de la dirección del sindicato fue su oposición a las medidas burocráticas que se imponían sobre el delegado de la obra de construcción en la que trabajaba, lo que motivó una “sostenida campaña de injurias en la que se me ha llamado provocador, perro trotskista, agente de la policía, agente patronal, divisionista, disgregador, etc.”. Frente a la propuesta de expulsión de la dirección del sindicato, los trabajadores de la obra respondieron con un manifiesto de apoyo firmado por más de 300 miembros del personal [15].

Ortiz Saavedra comenzará a militar en la LOS y desde las páginas del periódico llamará a la formación de “una oposición sindical revolucionaria” para barrer con la “burocracia stalinista”, allí describía la vida interna de los sindicatos dirigidos por el PC:

Los obreros que concurren a las reuniones de las diferentes ramas de la industria tienen forzosamente que acatar a pie juntillas las órdenes de la burocracia encaramada en los puestos directivos; en las asambleas no se permite la autocrítica, la democracia sindical es un mito; si algún obrero honrado quiere hacer uso de este derecho que rige en las organizaciones altamente educadas del proletariado, de inmediato se le aplica mordaza. Si insiste es inmediatamente señalado como “agente patronal” o “provocador trotskista”, con el doble fin de confundir a la auténtica vanguardia revolucionaria con los enemigos de la clase obrera [16].

Ortiz Saavedra reflejó en el periódico las condiciones de trabajo y las traiciones de la dirección en otros sindicatos como el de textiles, en el que militará después, y donde denunciaba la entrega que preparaba la dirección del gremio: “los stalinistas dueños de la dirección se han dirigido al vicepresidente, Dr. Castillo y a Monseñor De Andrea, solicitándoles su benévola intervención como mediadores en el conflicto de la Algodonera Argentina, lo que en otras palabras significa que estos señores lo que pedían era el sello oficial que legalizara la entrega del movimiento” [17].

Si Mateo Fossa es el más reconocido de los militantes trotskistas obreros de esta época, otros emergen en las páginas de sus periódicos cumpliendo un rol en la difusión de las ideas revolucionarias y conquistando lugares de militancia que serán retomados más adelante. Así, volveremos a encontrar a Fidel Ortiz Saavedra en el relato del dirigente del Grupo Obrero Marxista, unos años después; Nahuel Moreno relata su ligazón con el movimiento obrero en la fábrica textil Alpargatas a través de este dirigente de origen boliviano que tenía una “gran capacidad y era muy buen orador” y dueño un notable entusiasmo capaz de convencer de las ideas del trotskismo a un puñado de jóvenes [18].

***

Basadas en los lineamientos generales formulados por León Trotsky sobre el trabajo en los sindicatos, los grupos argentinos diseñaron una política basada en la democracia sindical. Como hemos analizado ambos grupos articularon su actividad en torno a la denuncia de la actuación y los mecanismos de perpetuación de una burocracia sindical cuya caracterización se basaba en los mecanismos de negociación con el Estado, en la tibieza del enfrentamiento con las patronales y en el lugar privilegiado que ocupaban los dirigentes sindicales.

A partir de esta crítica elaboraron políticas de intervención fundadas en el impulso de la organización de base en la forma de comités de fábrica y prácticas asamblearias; estas propuestas incluían el llamado a la formación de fracciones revolucionarias u oposiciones sindicales como forma de organización de los sectores más avanzados de trabajadores. Hacia las organizaciones obreras propusieron la formación de frentes únicos contra la guerra, y en general contra burguesía nacional y el imperialismo, y por las reivindicaciones obreras y la defensa de las libertades democráticas.

Como hemos desarrollado, la actuación de Mateo Fossa es particularmente destacable ya que gozaba de un indiscutible respeto puesto de manifiesto en la saña particular que los dirigentes comunistas expresaron contra él; desde este lugar, el GOR logró la manifestación del gremio ante la guerra imperialista y la declaración de repudio al asesinato de Trotsky. En la LOS destaca el papel del obrero Fidel Ortiz Saavedra, que siendo ya activista del gremio de la construcción, expulsado por expresar oposición a las prácticas burocráticas, militó en el grupo trotskista, formará parte después del gremio textil y, desde las páginas del periódico, denunció las condiciones laborales y la acción de la burocracia sindical.

La tradición de estos dirigentes obreros así como las elaboraciones sobre la situación del movimiento obrero y las políticas planteadas hacia las organizaciones sindicales, serán parte del bagaje de las siguientes camadas de trotskistas.

Te puede interesar: Los trotskistas argentinos, la clase obrera y el peronismo


VER TODOS LOS ARTÍCULOS DE ESTA EDICIÓN
NOTAS AL PIE

[1Han abordado los orígenes del trotskismo argentino: Osvaldo Coggiola, El trotskismo en la Argentina, tomo 1, Bs. As. CEAL, 1985; Ernesto González (coord.), El trotskismo obrero e internacionalista en la Argentina, tomo 1, Bs. As., Ed. Antídoto, 1994; Norberto Galasso, Socialismo, liberación nacional y clase obrera, Bs. As., Ed. Ayacucho, 1991; Horacio Tarcus, El marxismo olvidado en la Argentina: Silvio Frondizi y Milcíades Peña, Bs. As., El cielo por asalto, 1996.

[2Hemos desarrollado las características del movimiento obrero en esta etapa en Cien años de Historia Obrera (1870-1969). Una visión marxista de los orígenes a la Resistencia.

[3En 1941 se desarrollaron gestiones de unidad entre la LOS y la LOR y otros grupos regionales; se trató de un proceso complejo que culminó con la unificación de los grupos excepto el dirigido por Quebracho. En el transcurso de las discusiones se realizaron reuniones de los referentes sindicales de ambos grupos con el objetivo de tratar “los problemas más candentes que afectan al proletariado del país” y poner “las bases para un trabajo en común en los sindicatos”, Inicial, n° 23 octubre de 1941.

[4La Internacional, abril de 1939.

[5Inicial, julio de 1940.

[6Inicial, septiembre de 1940.

[7La Internacional, julio de 1939.

[8Inicial, septiembre de 1940.

[9Inicial, junio de 1941.

[10Aquí, los trotskistas jugarán un rol destacado en la huelga metalúrgica de 1942, a través de su referente Angel Perelman, que enfrentará al estalinismo en el gremio y será clave en la formación de la Unión Obrera Metalúrgica. Los hermanos Perelman girarán, sin embargo, a la adhesión al peronismo. La dificultad para alcanzar una adecuada síntesis en torno a la cuestión nacional y la ubicación de los revolucionarios frente a los nacionalismos burgueses, como el peronismo, mostrará aquí una de sus consecuencias.

[11Inicial, mayo de 41.

[12Inicial, julio de 1940.

[13La Nueva Internacional, junio de 1940.

[14La Internacional, septiembre de 1939.

[15Inicial, marzo/abril de 1941.

[16Inicial, mayo de 1941.

[17Idem.

[18González (coord.), op. cit. p. 80.
COMENTARIOS
CATEGORÍAS

[Ideas & Debates]   /   [Trotsky. A 80 años de su asesinato]   /   [Liborio Justo]   /   [Mateo Fossa]   /   [Trotskismo]   /   [Historia]

Alicia Rojo

@alicia_rojo25
Historiadora, docente en la Universidad de Buenos Aires. Autora de diversos trabajos sobre los orígenes del trotskismo argentino, de numerosos artículos de historia argentina en La Izquierda Diario y coautora del libro Cien años de historia obrera, de 1870 a 1969. De los orígenes a la Resistencia, de Ediciones IPS-CEIP.