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Red Internacional

Ediciones IPS recomienda. La dialéctica entre la Revolución rusa y la situación internacional

En el mes de la Revolución rusa ponemos a disposición del lector el artículo "El quinto aniversario de la Revolución de Octubre y el Cuarto Congreso Mundial de la Internacional Comunista" publicado en Los primeros 5 años de la Internacional Comunista.

Sábado 14 de noviembre de 2020 | 13:46
Fotomontaje: Juan Atacho
Fotomontaje: Juan Atacho

Este discurso pronunciado ante los militantes de la organización de Moscú el 22 de octubre de 1922 es un texto poco conocido y fue traducido para la compilación del inglés. Desarrolla muchos temas sobre la Revolución rusa, su relación con las posibilidades de la extensión de la revolución en Europa, el momento puntual del capitalismo en esa época, de cierta estabilización, la política que tienen que desarrollar los partidos comunistas de Europa –ya no de ofensiva por la lucha por el poder sino primero de conquista de las masas, como desarrollamos más abajo– y por eso, el desarrollo del frente único obrero, entre otros. Ofrece una visión realista de la situación de la revolución en Rusia y de los partidos comunistas en el resto del mundo, en vísperas del último congreso al que Lenin iba a asistir y un año antes que se comenzara a formar la Oposición de Izquierda.

Es muy interesante el abordaje de los distintos problemas a los que se veía enfrentada la Revolución de Octubre pasados cinco años. Tomemos en cuenta que en ese momento Rusia salía de la guerra civil y del comunismo de guerra; estaba aplicando la Nueva Política Económica (NEP), que consistía en la introducción de mecanismos de mercado capitalista. Esta política permitió un crecimiento limitado del comercio libre dentro del país y la existencia de empresas mixtas, o sea, estatales con participación de inversores extranjeros. Estimuló el crecimiento de un sector de campesinos ricos (kulaks) y de una pequeñoburguesía comercial (nepman). También introdujo métodos de racionalización de la producción industrial. Como se plantea en el artículo, la NEP constituía "una retirada de proporciones en la esfera económica". Trotsky explica las contradicciones que llevaron a esa situación: por un lado, el atraso de Rusia dentro del conjunto de las naciones capitalistas de Europa y las imposiciones del ataque imperialista a la Revolución. Explica: "durante estos cinco años nos hemos visto empujados a emprender la tarea de la construcción socialista en el país más atrasado económicamente, mientras que el capitalismo, nuestro enemigo mortal, se ha preservado en países que son muy superiores a nosotros en ese terreno. Este es el hecho fundamental; allí están las fuentes de nuestra guerra civil y su temible intensidad". También argumenta en profundidad el hecho de que, por ese atraso, y tras el atrincheramiento de la burguesía en las fábricas y bancos luego de la revolución, constituyendo la mayor base donde podía apoyarse el imperialismo europeo, los bolcheviques tuvieron que nacionalizar las fábricas sin siquiera poder garantizar su control. Debieron destruir el aparato al servicio de la burguesía que empleaba para organizar la economía y para distribuir las fuerzas productivas y las mercancías en el país.

En cambio, hace un contrapunto con la situación de Estados Unidos y Europa, países que cuentan con desarrollo de la técnica, de la industria y la agricultura y reservas materiales y culturales. En ellos al conquistar el poder, "la clase obrera debe conocer y manejar los métodos de circulación capitalista, los métodos de contabilidad, de la ganancia del mercado de capitales, de la ganancia bancaria y, gradualmente, en consonancia con sus propios recursos técnicos y grado de preparación, hacer sus primeros pasos en los comienzos de la planificación, sustituyendo la contabilidad por un cómputo acerca de la rentabilidad o no de una empresa dada, reemplazando la contabilidad por el recuento del stock de los medios y fuerzas centralizadas, incluyendo la fuerza de trabajo". La lucha de los Partidos Comunistas será más intensa antes de la toma del poder y no después, justamente porque las condiciones objetivas serán más favorables para el manejo de la planificación por parte del Estado en manos de los obreros, pero a nivel subjetivo, mayores serán las dificultades para hacerse del poder, un problema estratégico para la revolución que está muy bien desarrollado en el artículo.

Con respecto a la relación dialéctica entre la Revolución rusa y la mundial, Trotsky ya había planteado en el Tercer Congreso que se iniciaba una nueva etapa que comenzaba con una retirada. El repliegue ruso en el campo económico y en Europa en el campo político está íntimamente vinculado entre sí. Afirma entonces que: "Nuestro comunismo de guerra podría haberse desarrollado, sin necesidad de repliegue alguno, hasta llegar al socialismo y al comunismo con una condición: que el proletariado de Europa tomara el poder en 1920 y 1921. Si eso hubiera sucedido, no solo habría cesado el acoso hostil desde el exterior, sino que habríamos tenido a nuestro alcance inagotables recursos para la asistencia técnica, organizativa y cultural".

El comunismo europeo debe conquistar a la clase obrera

Es que para 1921 la economía capitalista se había estabilizado. La Internacional tomó nota del retraso de la revolución en Occidente y también de que lo que se imponía ya no era la conquista del poder en forma directa, sino que había que ir por las masas. Había cambiado la situación de 1919 que "fue el año en que toda la estructura del imperialismo europeo se tambaleó bajo el impacto de la más grandiosa lucha de masas librada por el proletariado en su historia… La palabra ’soviets’ se hizo muy popular, y por todas partes se organizaban. La burguesía estaba sumida en la desesperación. El año 1919 fue el más crítico en la historia de la burguesía europea".

Trotsky también plantea que en los países de Europa las fuerzas productivas ya estaban maduras, y con ellas, las relaciones de clase; el rol social objetivo del proletariado lo ponía en condiciones de conquistar el poder y asumir un papel dirigente. Pero faltaba el requisito político subjetivo, una organización al frente del proletariado capaz de utilizar la situación para preparar técnica y organizativamente una insurrección y la toma del poder, es decir, el partido revolucionario. En ese sentido, desarrolla el ejemplo de Italia que dio lugar directamente al fascismo en el poder, tras la derrota de las tomas de fábrica en el norte de ese país: "En septiembre de 1920 la clase obrera de Italia había logrado en los hechos el control del Estado, de la sociedad, de las fábricas, los talleres y las empresas. ¿Qué era lo que faltaba? Faltaba una minucia: un partido que, apoyándose en la clase obrera insurrecta, se embarcara en una lucha abierta con la burguesía por aquellos vestigios de fuerzas materiales que permanecían aún en sus manos, tomando el poder y consumando así la victoria de la clase obrera. En esencia, la clase obrera ya lo había conquistado, pero no había ninguna organización capaz de consolidar esta victoria en forma definitiva, y así la clase obrera sufrió un serio revés. El partido se dividió en fracciones, el proletariado fue aplastado, y desde entonces, durante 1921 y 1922, somos testigos de la más pavorosa retirada política de la clase obrera italiana bajo los golpes de las bandas consolidadas por la burguesía y la pequeñoburguesía, conocidas como los fascistas".

También hace un análisis minucioso de la situación en Alemania desde su revolución de 1918 hasta la acción de marzo de 1921. Y la perspectiva concreta del frente único en ese país, dada la experiencia realizada por la impaciencia de querer tomar el poder con una huelga general en la acción de marzo, en la que el proletariado alemán no siguió a los comunistas. Por eso desprende la necesidad del frente único: "De aquí surgió la táctica del frente único. ¿Qué significa ’de aquí surgió’? El significado es muy claro. Si consideramos que el partido está en la víspera de la conquista del poder y la clase obrera lo seguirá, entonces el problema del frente único simplemente no existe. Pero si tenemos una situación en la cual el Partido Comunista llama a la huelga general, como sucedió en marzo de 1921 en Alemania, y al partido lo sigue un quinto o un sexto de la clase obrera, mientras que los restantes cuatro quintos permanecen en parte pasivos y en parte con una actitud de profunda hostilidad; entonces nos convencemos de que debe transcurrir un cierto intervalo, quizás de muchos años, antes de la conquista del poder..."

Es muy difícil abarcar en estas pocas líneas la riqueza de conceptos y problemas estratégicos que Trotsky plantea en este discurso, pero esperamos despertar el interés en su lectura, ya que conocer nuestro legado nos permitirá prepararnos para el futuro.


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