Logo
Logo
Logo

Boletín Nº 5 (Diciembre 2003)

La cuestión de la Asamblea Constituyente revolucionaria

La cuestión de la Asamblea Constituyente revolucionaria

Lucha Obrera N° 13
periódico de la LOR-CI, Bolivia, 30 de enero de 2003

 

La consigna de Asamblea Constituyente Revolucionaria que ha sostenido la LOR-CI durante estas críticas semanas ha sido cuestionada desde diversos ángulos, por el Movimiento Socialista de los Trabajadores de la LIT-CI y el POR1 así como algunos grupos del exterior como El Militante. Nuestros críticos han opuesto sistemáticamente las demandas democrático formales como es la Asamblea Constituyente revolucionaria a la lucha por el gobierno obrero y campesino, como si fueran antagónicas.

Las ilusiones democráticas

Las organizaciones mencionadas parten de la premisa aparente de que las ilusiones democráticas en el seno del movimiento de masas no existen o han sido superadas hace mucho tiempo. Decimos aparente ya que en realidad lo que esconden es una política de adaptación y embellecimiento de las direcciones oficiales del movimiento de masas como demostraremos.
Es completamente falsa la afirmación de que esta consigna democrática tendría validez sólo para obtener las demandas formales como libertad de prensa, elecciones etc. A los ojos de las grandes mayorías nacionales está ligada a otras demandas democráticas estructurales como es la resolución del problema agrario, del territorio de casi treinta pueblos indígenas, de la autodeterminación de los pueblos originarios, de la propiedad de los recursos energéticos y naturales, etc.
Los explotados y oprimidos, que odian el orden existente, pero que todavía no han arribado a la conclusión de que es necesario tomar el poder en sus propias manos, en las fases iniciales de un proceso revolucionario, despertando a la vida política, quieren hacer pesar su voluntad política a través del número, expresando aspiraciones democráticas legítimas.
La burguesía y los reformistas fomentan las ilusiones de que estas aspiraciones puedan realizarse a través de las instituciones de la democracia burguesa en decadencia.
Hoy, estas ilusiones se han visto reforzadas, tras años de derrotas del movimiento obrero y ofensiva ideológica burguesa e imperialista (apoyándose en la forma en que cayó el stalinismo luego de 1989), han alimentado la idea de que los dos únicos regímenes posibles son el de la dictadura o el de la democracia.

Por ello, no se las puede simplemente “negar” sino que es necesario dotarse de una política para dirigir las aspiraciones profundas de las masas contra el régimen y acelerar su experiencia. La tradición de los bolcheviques en la Revolución Rusa, que levantaron esta consigna y recién disolvieron la Asamblea luego de la toma del poder, y las enseñanzas del propio León Trotsky ante la Revolución China, España (1931) e incluso para la democrática Francia (1934), situaciones en las que defendió diversas variantes de Asamblea Constituyente o Convención Nacional, son el mejor ejemplo para quien busque una táctica marxista.

La verdadera razón para negarse a sostener la Constituyente

Pero la negativa a reconocer el hecho objetivo de la existencia de las ilusiones democráticas en las masas es funcional a su estrategia de subordinarse a la política de las direcciones reformistas oficiales del movimiento de masas. Resulta que para estas corrientes, el movimiento de masas «no tiene derecho a tener ilusiones», pero si los dirigentes, que practican una política puramente democrática, esto es, dentro del régimen burgués.
Para ellos la acción de Evo Morales, como de Quispe o de los dirigentes de la COB, solo se debería a «errores» o «falta de claridad». El Militante dice lo siguiente:
«Morales no tiene prisa en empujar a Mesa de la cuerda floja. (...), Felipe Quispe, ha dicho que él no va a ofrecer ninguna tregua. Como dirigente de la federación de campesinos ha jugado un papel clave en los bloqueos de carreteras del país que han ayudado a la caída de Sánchez de Losada. (...)
La dirección de la COB mostró un gran coraje y determinación en la huelga general. Pero hacía falta un plan, estrategia y política claros. Era necesario tener una perspectiva de toma del poder. Esto es lo que parece estar ausente, y la ausencia de esto puede hacer naufragar la revolución. El secretario general de la COB, Solares, ha visitado al nuevo presidente. Aparentemente, adoptó la posición del apoyo condicional (...). Esto es un error (...)
En el curso de una revolución la gente aprende rápido. A veces existe el tiempo suficiente para aprender de los errores y corregirlos. En realidad los dirigentes sindicales ya han hecho una autocrítica y han sacado conclusiones correctas.»
¿”Conclusiones correctas” el haber apoyado abiertamente una salida constitucional y dado una tregua al gobierno burgués, neoliberal y proimperialista de Mesa? Esta corriente llega a tal capitulación, dedicada a “aconsejar” a los elementos dirigentes, oculta su verdadera política de facilitar la expropiación política del levantamiento a través del recambio con Carlos Mesa.
En Bolivia el MST (Movimiento Socialista de los Trabajadores, perteneciente a la LIT-CI), se opone sistemáticamente a la lucha por una Asamblea Constituyente sobre las ruinas del actual régimen, al mismo tiempo que ruega a Solares, Morales y el Mallku que «tomen el poder» embelleciendo así a estas direcciones que tienen una estrategia de subordinar la movilización a la colaboración con alas de la burguesía. Lo canallesco radica en calificar como simples “errores” o “ausencias” lo que en realidad es una política consciente. La demanda de los morenistas del MST de que la COB tome el poder con Morales y el Mallku, no solo es oportunista hasta los tuétanos. Es también el disfraz para renunciar a la lucha por órganos de poder de las masas. Se olvida que si bien el llamado de la COB a la Huelga General Indefinida se convirtió en un referente obligado del conjunto del movimiento en lucha, lejos estaba este organismo de concentrar todo el poder de la movilización. De hecho, si bien existieron gérmenes de doble poder local se encontraban profundamente diseminados y no gozaban de centralidad alguna. Aunque la COB no expresaba orgánicamente un doble poder en el levantamiento de octubre, para el MST, esta consigna evitaba denunciar la verdadera política de los dirigentes, de impedir el desarrollo de órganos de poder obrero, negándose a estructurar Comités de Huelga y Movilización o cualquier otra forma de frente único de masas democráticamente organizado.
Al renunciar a una política como la de imponer una Asamblea Constituyente sobre las ruinas del régimen actual, estas corrientes se adaptan a la política de los reformistas ante los que capitulan permanentemente. La negativa a levantar la consigna de Asamblea Constituyente revolucionaria obedece al único fin de no tener que enfrentarse con la política de las direcciones del movimiento de masas.
La lucha por la Asamblea Constituyente revolucionaria, ligada a un gobierno obrero, campesino y popular para imponerla, ayudaba a cerrar el paso a la trampa de la “sucesión constitucional”; y al dar un norte político independiente al levantamiento de masas, favorecía su desarrollo, lo cual hubiera permitido profundizar la crisis revolucionaria.
Por eso mismo, habría servido de gran impulso al desarrollo de órganos de poder obrero y popular. No habría resuelto los grandes problemas nacionales, pero habría dado un gran impulso a la movilización y organización independiente del proletariado y de las masas en lucha, preparando de esta manera el camino hacia el poder obrero, campesino y popular y ayudando a desenmascarar la estrategia y la política de las direcciones oficiales.

Una política consecuente para impulsar el desarrollo de órganos de poder

En estas agitadas semanas, al mismo tiempo que agitamos la necesidad de una Asamblea en esos términos, ligada a la lucha por un gobierno obrero y campesino, nuestra organización, la LOR-CI, agitó incansablemente la necesidad de que el movimiento de masas se dotara de instrumentos de autoorganización, que permitieran librar la lucha en mejores condiciones y tendieran a transformarse en órganos de poder de la clase obrera y el pueblo. Así a fines de septiembre agitamos la necesidad de constituir una «Coordinadora Nacional» que sobre la base de delegados elegidos en asambleas de los centros de trabajo, fabricas, minas y comunidades pudiera garantizar un verdadero plan de lucha unificado. Posteriormente luego del ampliado de Huanuni y lanzada la huelga general indefinida con bloqueos de caminos, planteamos la necesidad de poner en pie comités de huelga y movilización zonales, regionales, departamentales y nacional sobre las mismas bases de funcionamiento. Así mismo, durante la insurrección alteña, planteamos que había que formalizar el hecho evidente que el poder en esta ciudad se encontraba en manos de las juntas vecinales y la COR, y que era necesario constituir sobre esta base una comuna alteña, como punto centralizador de la movilización nacional. Esta política transicional en el camino del gobierno obrero y campesino, de efectivizarse habría “pateado el tablero” de la sucesión institucional.
Finalmente, cuando ya era un hecho la renuncia del gobierno y la sucesión constitucional, desmontándose el levantamiento, planteamos que había que mantener lo conquistado en el gran movimiento de octubre, exigiendo a la COB, junto a la FSTMB la convocatoria a una Asamblea Popular.
Al mismo tiempo, desde el primer golpe represivo como fue la matanza de Warisata, no solo que planteamos la necesidad de poner en pie piquetes de autodefensa y “policía sindical” en el camino de construir verdaderas milicias obreras, campesinas y populares, sino que luchamos por su efectivización donde nuestros camaradas se encontraban presentes.