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La celda en la Fortaleza de Pedro y Pablo

"La celda de Trotsky –prosigue Sverchkov– no tardó en convertirse en una especie de biblioteca. Le hacían llegar absolutamente todos los libros que le mercían alguna atención. Trotsky se pasaba entregado a la lectura y a la escritura el día entero, de la mañana a la noche. ’Aquí –solía decirnos– se está maravillosamente; se lee, se trabaja, sabiendo que nadie vendráa encarcelarnos... ¡No me negarán que esto, en la Rusia zarista, es algo extraordinario!’". (Mi vida)