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Clásicos de León Trotsky online

El reptante

El reptante

Nachalo, número 20, 22 de octubre de 1916

El Reptante, regidor de las mentes actuales [Saltikov]. “Estoy ocupado informando” [Orgullosas palabras de un diputado]

Había algo de reptante en este diputado por naturaleza. La gente que lo ve y oye por primera vez recuerda involuntariamente las palabras de la Biblia: “y te picará en el talón”. Su ahínco por picar, y precisamente en el talón, configura la principal característica de su psique. En su vida pública se balancea fatalmente hacia los extremos para que su picadura tenga un mayor radio de acción; es realmente indiferente que se trate de ideas de la “derecha” o de la “izquierda”. Si alguien está sentado a la derecha y él a la izquierda, es cuestión de introducir una modificación en el juego y sentarse a la extrema derecha; como un reptil psicópata, se resguarda de un lado para poder picar con mayor seguridad a todos los del otro lado; posee enormes dosis de bufonería autosuficiente que en absoluto excluye la malicia y acopla un elemento de lo que podría llamarse semiparcialidad estética, que es la estética del lacayo de un noble, es decir, una abominación indescriptible; esta cualidad de bufón no constituye una necesidad estética libre, sino que es producto del desequilibrio entre la voluntad tensa de un reptil venenoso y sus inadecuados recursos. Puede dirigirse rectamente hacia los últimos límites de la estupidez, pero esta estupidez está siempre “guiada” y cargada con veneno, y no lo comprometerá por el momento, del mismo modo que no hay nada comprometedor en la figura de un escorpión que pica su propia cola debida a un exceso de malicia.
Cuando está entre izquierdistas, el reptante se coloca más a la izquierda que todos ellos; y visto desde la distancia con esta aureola de “izquierdismo” podría parecer distinto de lo que realmente es. Pero este entorno en el que está constreñido por los caprichos de la historia rusa no puede sino constituir un obstáculo para él. Desde luego que no es necesario idealizar el entorno de esta “izquierda”, pero ella vive por una idea y al final de cuentas sus pasiones, sean grandes, pequeñas o incluso insignificantes, estarán subordinadas a esta idea y por esta idea disciplinada y fecundada.
Por otra parte, el reptante no tiene control sobre su malicia ponzoñosa, y cuando pica, justifica su existencia ante sus propios ojos, incapaz de conocer alguna limitación.
En general, la gente tiene muy buen espíritu e ingenuidad, y tiende a pensar “No, no se atreverá a hacer esto…” Pero se equivocan, pues es capaz de todo. No tiene necesidad de exigir dinero o promoción (que vienen por sí mismos) para cometer cualquier locura, y tiene suficientes motivos íntimos para ello, por lo que, justamente, no conoce los límites de sus mentiras, calumnias y denuncias, ni siquiera de los que dicta la preocupación. Mañana nos dirá lo que hoy muchos no desean aún creer. Hombres ingenuos, desconfiad del reptante…