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Boletín Nº 13 (Abril/2010)

Introducción sobre el trotskismo brasileño

Introducción sobre el trotskismo brasileño

 

Luis Siebel

 

LOS ORÍGENES DE LA OPOSICIÓN DE IZQUIERDA EN BRASIL

La Oposición de Izquierda fue la única corriente organizada en la URSS que representaba una verdadera alternativa al stalinismo. Ese “crimen” la condenó a un destino representado por el exterminio de los procesos de Moscú, el exilio, el trabajo clandestino, vinculados a las tareas de reagrupar a la vanguardia revolucionaria alrededor de una nueva bandera.

De sus primeros años hasta el exilio de Trotsky en 1929, ocurrieron además de las cuestiones internas de la URSS, dos importantes procesos de la lucha de clases: las grandes huelgas en Inglaterra en 1926 y la segunda revolución china de 1925-1927, que definieron de una vez por todas las ideas de la Oposición.

El trotskismo brasileño fue parte del primer impulso de la Oposición de Izquierda Internacional (OII), que se desarrolló a partir del Sexto Congreso de la Internacional Comunista, en el cual copias de una crítica de Trotsky al pensamiento central del ala stalinista circularía en los medios de la IC y que se cierra en 1933, cuando comienzan el llamado a la construcción de una nueva internacional[1].

Es así que Rodolfo Coutinho, destacado miembro de la dirección del PCB que se encontraba en Europa, y Mário Pedrosa, que luego de un viaje cancelado a la URSS participó en núcleos de la Oposición en Alemania, convirgieron con un proceso de crisis que ocurría en el Partido Comunista de Brasil y formaron el primer grupo oposicionista, el Grupo Comunista Lenin a principios de 1930.

Internacionalmente la OII se extendía como fracción de la IC en diversos países, a partir de la perspectiva de retomar lo que consideraba ser la tradición de Octubre; sin embargo, por más que el centro de su actuación fuese la recuperación del curso de la IC y sus partidos, al mismo tiempo buscaba construir fuertes grupos de diferenciación ideológica en su interior:

“Cuando luchamos, con todas nuestras fuerzas, por la regeneración de la Comintern y por la continuidad de su futuro desarrollo, no hacemos la mínima concesión a un puro fetichismo de forma. El destino de la revolución proletaria mundial está para nosotros por encima del destino organizativo de la Comintern. Se realicen las peores variantes; sean los partidos oficiales de hoy, a despecho de todos nuestros esfuerzos, arrastrados a la ruina por la burocracia stalinista; quiera eso significar, en un cierto sentido, recomenzar todo de nuevo desde el principio; - entonces, la nueva internacional derivará su genealogía de las ideas y de los cuadros de la Oposición Internacional de Izquierda”[2].

También el escenario estratégico en el que se formó la Oposición de Izquierda se le presentó a los militantes brasileños, tal como demuestra la “declaración de guerra” a la política del PCB:

“Debemos señalar en primer lugar que la tarea a la que vosotros dedicáis a escala internacional es la misma que buscamos realizar a escala nacional. Buscamos reunir todos los elementos divergentes de la política seguida por la dirección del PC alrededor de una plataforma única. [...] La acumulación de errores del partido, el burocratismo creciente sucitaron nuevos descontentos y la formación de nuevos elementos de oposición, cuya unificación buscamos obtener. En atención a ese objetivo debemos realizar en cuanto sea posible, reuniones en las que todos estos elementos se congreguen alrededor de las críticas a las tesis del 3º Congreso del Partido Comunista de Brasil y de una plataforma. Desde ahora, sin embargo, por deliberación de nuestra reunión del 13 de abril, estamos autorizados a declarar que nuestro grupo adopta la misma posición de Trotsky y de VERITÉ en tres cuestiones: la teoría de la edificación del socialismo en un solo país, la cuestión del Comité Anglo-Ruso y la cuestión china”[3].

Además, en la génesis del grupo de trotskistas brasileño, estamos de acuerdo con el estudio panorámico de P. Broué, sobre la historia de las organizaciones de la OII en América Latina, pues difiere de Europa “en razón de su pre-historia”.

“Fue así que en América Latina, muchas veces partes enteras o, hasta los PCs, al menos de importantes fracciones de sus cuadros o incluso direcciones, se pasaron a la Oposición de Izquierda y más tarde a la Cuarta Internacional. Desde el punto de vista de sus efectivos, las secciones así constituidas sostenían a veces comparaciones victoriosas con los partidos oficiales, que en la época, estaban lejos de lo que se podría llamar partido de masas”[4].

Por ejemplo, la IC, por vía de la Internacional Sindical Roja, notaría en 1931 la importante relevancia en el movimiento obrero que los trotskistas poseían en San Pablo, particularmente en el sindicato de gráficos, considerando que en el período que va de la huelga de 1929 hasta 1934, ganaron hegemonía en la Unión de Trabajadores Gráficos (San Pablo y Río de Janeiro), y que fue eje de otros procesos de movilización proletaria, como la Coalición de Sindicatos, en 1934 y, en el mismo año, parte del FUA (Frente Único Antifacista):

“Los trotskistas asumieron el liderazgo de muchos sindicatos – no solamente pequeños sindicatos, sino también de importantes organizaciones como el nuevo sindicato de los transportes y electricidad con miles de miembros y el viejo y revolucionario sindicato de gráficos. Ellos definitivamente poseen influencia de la Unión de Textiles de San Pablo” [5].

LA ELABORACIÓN DE LA LCI SOBRE LA FORMACIÓN DEL CAPITALISMO EN BRASIL

Una de las cuestiones que desde los años 80 “ganó legalidad” en los círculos intelectuales brasileños son aquellas vinculadas a la elaboración teórica de los trotskistas, en el período comprendido entre la ruptura con el PCB y el FUA, que al mismo tiempo eran una discusión crítica con el PCB y también una lectura de las ideas de Trotsky a partir de la formación del capitalismo en Brasil.

“Constituye el primer texto que fundamenta teóricamente las tesis de la Oposición de Izquierda sobre Brasil. En él son trazadas por primera vez las diferencias fundamentales de análisis de los oposicionistas con las tesis del Partido Comunista de Brasil. Pionero en el análisis esmerado de cuestiones hoy consagradas por la historiografía, como la Revolución de 1930, el “Bosquejo” es uno de los raros documentos marxistas de la izquierda comunista brasileña de la época y, a pesar de su brevedad, presenta una lúcida crítica de la situación social de Brasil”[6].

En lo concerniente a la crítica fundamental de los oposicionistas al PCB, desarrollaron lo que llamaban “concepción fragmentaria” de la revolución basados en estudios sobre la realidad histórica, política y social del país y de esta manera buscaban superar el universo conceptual del PCB:

“Como se sabe, se ha pretendido vulgarizar la idea abstrusa de que el proletariado primero debe resolver los problemas nacionales de la burguesía, ¡para después realizar la obra de su liberación! A qué otra cosa que a la traición más evidente de los intereses vitales de la clase obrera podía conducir la concepción estrechísima de que la revolución debía ser hecha por partes”[7].

Los textos inaugurales de los oposicionistas brasileños eran un intento frontal de superar la elaboración del PCB, que históricamente se referenció en las tesis de Octávio Brandão, habiendo este autor sido un “pionero” de lo que se conoció posteriormente como la concepción etapista clásica de la Internacional Comunista.

El PCB tuvo dos fases de elaboración de sus tesis fundamentales: la primera a mediados de los años 20, que se cerró con una crisis importante en el partido, de la cual los trotskistas representan parte de los resultados y que fundamentó la actividad del partido en el Bloque Obrero y Campesino; la segunda, a partir de los años 30, que se insertan más directamente en los esquemas de la IC para los países coloniales y semicoloniales. La primera fase acostumbra ser identificada como una tentativa de "socialismo nacional" elaborado fundamentalmente por la propia dirección del PC, que hacia 1930, junto con toda la actividad desplegada en los años 20, sería considerada por la IC como de derecha. Sobre la segunda fase, la "stalinización", es considerada como la negación de la primera. Los trotskistas demostraron, que al contrario de una superación de la conciliación de clases (BOC), toda la experiencia de los años 30 era continuación más o menos directa, con la bandera stalinista al frente, de la política de conciliación de clases de los años 20.

“En lo que concierne a la dirección del partido, podemos decir que el intento más serio, más meticuloso y aún más ‘heroico’, fue el del camarada Brandão, con su ‘Agrarismo e Industrialismo’. Desgraciadamente, fue también el más antimarxista y el más desastroso. La línea del Partido sufre, aún hoy, la influencia de ese bazar de monstruosidades teóricas, aunque la dirección de la IC, fingiendo castigarse de la consagración que de él hiciera por largos años, busque disimular su oportunismo con el simple hecho de aplicar a la espalda del camarada Brandão el sello del ‘impuesto único’ menchevista.”

Otro ejemplo importante se trata del análisis sobre la “revolución” de 1930 que llevó a Getúlio Vargas al poder, que motivó parcialmente posiciones ambiguas por parte del PCB y, más importante, despegó un ala del movimiento tenentista alrededor de Prestes* que sería de gran importancia para los procesos posteriores de la lucha de clases, en el sentido de abandono de la independencia de clase del proletariado a favor del frente popular y de la etapa anterior de una revolución burguesa en Brasil, tal como es afirmado por los cánones del stalinismo:

Ninguna fracción de la burguesía, por más liberal que sea su rótulo, puede realizar las promesas democráticas. La lucha de clases es más poderosa que las abstracciones del liberalismo político. En la fase imperialista del capitalismo, la democracia burguesa, - democracia formal – no es más que mistificación. La burguesía no tiene más interés directo en la realización de las reivindicaciones democráticas. [...] En el mismo día en que los generales deponían a Washington Luis, mandaron a disparar al pueblo, en defensa del patrimonio del conde Pereira Carneiro, amenazado con el empastelamiento del “Jornal do Brasil”. Al día siguiente, un acto de la Confederación General del Trabajo era disuelto y encarcelados los oradores obreros”[8].

LOS TROTSKISTAS Y LA LUCHA DE CLASES

Después del Grupo Comunista Lenin, de efímera existencia, los trotskistas formaron la Liga Comunista, que existió entre 1931 y 1933. En su Segunda Conferencia Nacional, en octubre de 1933, cambiaron el nombre a Liga Comunista Internacionalista, siendo parte del movimiento de la Oposición en llamar a la construcción de una nueva internacional, después de la derrota alemana. Listaremos los principales procesos en los que los trotskistas tuvieron participación decisiva. Los momentos más importantes de su existencia política son los procesos de 1934 y, como consecuencia de éstos, el año 1935 y los intentos de insurrección de la ANL* [Alianza Nacional Libertadora, NdT], en la que el PCB tuvo un papel determinante.

El Frente Único Antifacista* (1934)

La lucha de la clase obrera contra el ascenso del fascismo es uno de los problemas más importantes del movimiento obrero en los años 30, ya que involucró posteriormente la adopción, por parte del stalinismo, de los Frentes Populares, algo que también tuvo importancia capital después de la Segunda Guerra Mundial. En la década de 1930 esta cuestión estuvo en el orden del día en España, siendo el “campo” republicano derrotado, en Francia, en Alemania y en Austria, pues fueron países en los que la situación llegó a las vías de hecho de procesos revolucionarios y contrarrevolucionarios.

En el caso de Brasil, si la situación política general no era exactamente similar a la de los países europeos, sufría las mismas tendencias sociales, incluso al punto de instaurar Vargas en 1937 un golpe bonapartista, además de poseer fuertes tintes fascistas y de eventualmente alentar el integralismo* al servicio de esos intereses. Así fue cómo los trotskistas brasileños logran llevar adelante la táctica propuesta por Trotsky para Europa, creando un laboratorio de aquello que para él esa de crucial importancia en el terreno europeo, particularmente en el proceso que se desarrolla entre 1929 y 1933 en Alemania y que culmina con la victoria del fascismo. La propuesta de FUA era, pues, definida en términos de la independencia de la clase obrera, aportando cuestiones específicas de Brasil y, en un primer momento, dedicada a combatir el ascenso del integralismo.

“En Brasil, aunque ese fenómeno no resulte directamente de condiciones objetivas locales, dado el atraso lamentable en que aún se encuentra el movimiento obrero, existen, sin embargo, otros factores bastante ponderables que nos llevan a considerar, no sólo como probable sino como perfectamente lógico, el triunfo de una aventura fascista o fascistizante, si no se tomasen medidas prácticas a tiempo para una contraofensiva. Y, verificada la existencia de estos factores, entre los que se encuentra, en primer plano, el carácter mundial de la economía capitalista determinando, en la situación de crisis generalizada, la necesidad de una política mundial correspondiente, el bajo grado de organización de la masa trabajadora ante la repercusión del fenómeno en nuestro país sólo puede constituir un obstáculo a la acción de resistencia”.[9]

El hecho más conocido de la actuación de los trotskistas es el ligado al día 7 de octubre de 1934, el “revuelo de los gallinas verdes” (integralistas), que fue el producto de la actividad por el frente único de la clase obrera llevada adelante por los trotskistas y otras organizaciones obreras y significó la organización de la autodefensa proletaria en los sindicatos y una derrota de la que el integralismo nunca se levantó en el país. Fúlvio Abramo, militante veterano del trotskismo, al recordar en 1984 sus 50 años, se refería al 7 de octubre como el día en que la ciudad de San Pablo vivió 4 horas de dictadura del proletariado.

Un aspecto menos debatido es la influencia que el FUA tuvo al interior del PCB. La primera de ellas, se refiere a la política en la ciudad de San Pablo, que posteriormente sería un factor de experiencia más en las rupturas posteriores del PCB:

“En septiembre de 1933, el Comité Regional (CR) paulista del PC, a través de Hermínio Sacchetta, inició conversaciones con el FUA y, aunque criticando a los ‘trotskistas’, estuvo de acuerdo en firmar el manifiesto convocando a los antifacistas a participar del acto del 14 de noviembre de 1933. Sin embargo, aunque participando del FUA y, por lo tanto, incumpliendo la orientación política nacional del partido y de la Comintern, el CR paulista trataba de plantearse como el orientador del frente, vaciando así el carácter frentista del FUA”.[10]

En los altos círculos del PCB, al verificar el peso de la propuesta del FUA en la ciudad de San Pablo, orientaban al Comité Regional a superar la “capitulación ante el frente único trotskista” proponiendo, como una contradicción en los términos, la creación de un frente de clase al margen de aquel ya existente para, al mismo tiempo, “romper con el sectarismo” y ganar a las masas. Al interior del PCB se configuraba una disputa entre participar de un frente único del proletariado y la conformación de un frente popular. Este proceso, que culminaría finalmente en la formación de la Alianza Nacional Libertadora, fue así descripto por los trotskistas:

“Los stalinistas, tomando una posición cada vez más oportunista, disolvieron el frente único en una amalgama confusa, alcanzando todos los terrenos y todos los objetivos del movimiento obrero, con la creación de la Comisión Jurídica y Popular de Investigación, sobre la base de adhesiones individuales y buscando echar mano del prestigio de ciertos nombres burgueses destacados. [...] Esta vez la iniciativa de frente único por parte de los stalinistas tenía aún menos razón de ser, frente a su política de apoyo a la ‘Alianza Nacional Libertadora’. Si ellos hacen una alianza orgánica con elementos de la burguesía, abandonando su programa por un programa nacionalista aceptable para estos elementos, el frente único está sustituido con eso por la fusión, por una fusión sobre bases muy elásticas, suprimiendo el principio marxista de lucha de clases para alcanzar también a la burguesía nacional”[11].

Las razones para tal virulencia en el ataque a las posiciones del PCB tenían sus orígenes en una cuestión estratégica formulada por los trotskistas: 1. la lucha por la democracia en los países de desarrollo capitalista atrasado serían subproducto de la lucha de clase del proletariado, ya que la burguesía de esos países no fue capaz de llevar adelante las tareas de su propia revolución y 2. en la coyuntura específica de la década de 30, los regímenes democráticos, tanto de los países europeos, de EEUU, como de Brasil, se erosionaban en los preparativos de la guerra mundial en regímenes bonapartistas o fascistas.

Cupo a los troskistas, al tiempo que combatían para mantener la independencia de la clase trabajadora, incidir en los procesos de reacomodamiento del PCB en el período comprendido entre 1930 y 1935, que se inició con la crisis del partido y la intervención de la Internacional Comunista (1930), que pasó por una serie de giros que oscilaban entre el izquierdismo y la conciliación de clases. Al mismo tiempo, con el desarrollo, o mejor, la superación de la lucha organizada por el FUA a partir del surgimiento de la ANL, los trotskistas mantuvieron la misma postura de independencia de la clase trabajadora:

“He aquí por qué, cumpliendo nuestro deber de luchar bajo el lema de la Alianza Nacional Libertadora, mientras ésta tenga realmente un carácter antifascista, queremos participar de toda y cualquier acción revolucionaria contra las huestes de Plínio Salgado, pero nunca dejaremos de mostrar a las masas el verdadero camino; el camino de Lenin y no el de Chian-Kai-Chek, el camino de la Revolución Proletaria y no el camino de la Revolución Nacional”[12].

En las páginas de A luta de Classe se expresaron la primeras críticas y análisis sobre el movimiento de la ANL, tanto en lo que refiere a la dinámica del paso del año 1934, año de huelgas proletarias y de gran actividad de las masas, a 1935, año en el que el PCB buscó canalizar a los sectores activos del proletariado a la política de conciliación de clases con la burguesía: “Con antelación de un año estaban claramente puestos todos los elementos de análisis que conducirían a las rebeliones de 1935”[13].

De este modo afirmaban los trotskistas sobre el desarrollo de la situación:

“La fuerza motriz principal de la revolución ya no es el proletariado, sino la pequeña burguesía. El instrumento principal de la revolución, de la realización de la alianza obrera y campesina, no es más el partido de la vanguardia proletaria, el partido forjado por Lenin, el partido bolchevique, ni no un ‘movimiento’ de pequeños burgueses por la liberación nacional de Brasil, es decir, por la burguesía nacional.

Esta fase comenzó en octubre del año pasado [1934], haciendo, de la noche a la mañana, un giro de 180º y desmintiendo todo lo que venía sosteniendo aún en la víspera, se resolvió hacer frente único con las otras organizaciones políticas proletarias, por una cuestión de simple oportunismo electoralista, de un lado, y para cubrir su retirada, de otro.

Realizado este objetivo, el stalinismo nacional buscó disolver el frente único previo, de partidos, con objetivos concretos, inmediatos, en un ‘frente popular’ donde caben gato y perro, sin carácter de clase, sin objetivo concreto, sin responsabilidad ideológica”[14].

La importancia relativa de la política propuesta por los trotskistas no reside en la mayor o menor eficacia en defender los principios del marxismo, sino en la relación que hubo entre los procesos de 1934, que fueron una derrota importante del integralismo y el año de 1935, que podría significar una derrota importante del varguismo y, consecuentemente, de la dictadura del Estado Novo*. Para nosotros, ésta es la correcta analogía entre los dos procesos de lucha de clases.

La Alianza Nacional Libertadora, el PCB y el noviembre de 1935

En otro plano, además de la elaboración estratégica los trotskistas buscaron dar cuenta de la aplicación concreta de las concepciones del PCB más allá del análisis del proceso iniciado en 1930, tal como la conformación del Bloque Obrero y Campesino (BOC) y, posteriormente, las acciones de noviembre de 1935. El carácter de estas críticas demostraban que la orientación del PCB no era más que una extensión de sus concepciones fundadoras y que a lo largo del tiempo se fundieron con la dogmática establecida por la IC.

Así, desde los inicios identificaron el BOC como una “importación” de la política de la IC en la segunda revolución china que fue el gran tema que alimentó los debates de ruptura en el movimiento comunista y que moldeó el desarrollo de todo el pensamiento de Trotsky y de las organizaciones solidarias a sus puntos de vista – o el debate en torno a la “teoría de la revolución permanente” versus la “teoría del socialismo en un solo país”.

Afirmaba Aristides Lobo, importante orador del partido y que fue la pieza central en la organización de la Liga Comunista, en ocasión de su expulsión y realizando un balance de las concepciones en torno al BOC:

“Fue ella [la dirección del PCB] la autora de la monstruosidad Kuomintanguista y de la ‘alianza política e ideológica’ con los militantes rebeldes, la que se llamaba ‘pequeña burguesía revolucionaria’. Fue él [la dirección del PCB por medio del bloque obrero y campesino] quien lanzó el órgano confusionista “La Nación”, por medio del cual noviaba con el entonces general Luiz Carlos Prestes, endiosándolo en un frente único con la prensa burguesa oposicionista de ese tiempo, e incluso buscando seducirlo con la promesa de ponerlo entre los jefes de la burocracia dirigente, caso firmase la papeleta de adhesión al partido”[15].

El BOC levanta como consigna de agitación del proletariado en Brasil “Por un Kuomintang brasileño”, es decir, deseaba que hubiese una reproducción de los acontecimientos chinos en nuestro país, no obstante la catástrofe que eso significó en aquel país. Esta política de la IC marcó los años 1920 así como los frentes populares lo hicieron en los años 1930, o sea, parte del principio de que la lucha de clase entre el proletariado y la burguesía es una clave secundaria al interior del proceso revolucionario.

El escenario para el desarrollo de la política del PCB con la ANL era una extensión de la experiencia del BOC, sustanciada alrededor de la intervención de la IC en el partido brasileño. El PCB transformaba la anterior política del BOC, una ilusión de frente popular – según la propia IC en el famoso documento de 1930[16] – y, también, un anticipo de la misma política aplicada en distintos países (Austria, Francia y España) posteriormente en los años 1930, en la táctica central del partido vía ANL, recuperando aún la “tragedia china”[17]. Los trotskistas, anticipando en cierto sentido la derrota de noviembre de 1935, afirmaron:

“Lo que se procesó en China en escala de tragedia, se reprodujo en Brasil, en escala de comedia. Si el proletariado sigue a los líderes pequeño-burgueses de la Alianza Nacional Libertadora, si el proletariado no lucha por sus propios objetivos, la destrucción del régimen capitalista, sólo hará el juego de la burguesía, corriendo atrás de un fracaso seguro que, no procesándose trágicamente por la masacre lo hará ridículamente por la desmoralización de las organización obreras que siguen a la cola de la Alianza Nacional Libertadora.”[18]

***

Los trotskistas fueron los primeros en realizar un análisis del programa y de la práctica de la ANL, demostrando que hasta 1937 el partido no desarrollaba otra “línea” que no fuese la trazada como maestra para la insurrección de 1935. El primer elemento de análisis que buscamos es captar las distintas temporalidades políticas que actuaban al interior del partido, tal como demuestra Löwy, en uno de los textos historiográficos pioneros sobre el período:

“En cierta medida, se puede decir que la insurrección fracasada de noviembre de 1935 ocurrió en un momento de transición entre dos etapas de la orientación de la Comintern: representó, al mismo tiempo, un último vestigio del ‘Tercer Período’ izquierdista (1929-1933) y el primer paso en el camino de la táctica frentepopulista que va a ser dominante a partir de esa época. El método de lucha – insurrección armada – pertenecía al período anterior; el programa moderado, democrático-nacional, antifascista, anunciaba ya la nueva línea”[19].

Partiendo de este punto de vista, los documentos de los trotskistas apuntaban a esta combinación de un programa de conciliación de clases, basándose en el hecho de que el “accidente insurreccional” sólo podría acelerar o constituirse como el preludio de una inevitable derrota del movimiento de masas organizado alrededor de la ANL. La asociación con la segunda revolución china, que apuntamos anteriormente, reaparece en 1935, menos como consigna central tal como figuraba en los estandartes del Bloque Obrero y Campesino, y más precisamente con la realización práctica, en Brasil, de un movimiento análogo.

Los trotskistas proyectaban con precisión cuáles serían los resultados de la política del PCB, asociando esta cuestión al problema estratégico de las fuerzas motrices de la revolución. En ocasión del cierre de la ANL en agosto, ya prefiguraban la derrota, buscando imputar al PCB el peso de principal fuerza dentro del movimiento:

“El fracaso de la dirección fue absoluto y total. Y de ese fracaso vergonzoso fueron igualmente responsables tanto los ‘tenientes’ super revolucionarios de la Alianza, como los grandes dirigentes de masa del PCB, con su mesias Luis Carlos Prestes. [...] En cuanto a los estrategas del stalinismo, éstos se quedaron hablando solos. No les sirvió la demagogia nacionalista y patriotera en la que cayeron y con la que desmoralizaron la bandera internacionalista del comunismo. La ANL está muerta. [...] Los estalinistas, de todos los elementos que adhirieron a la Alianza, fueron los más responsables por su fracaso, y fueron los más coherentes, tanto en el oportunismo como en el aventurerismo. Luis Carlos Prestes, dentro del campo de la Alianza fue el mayor factor de la derrota”.[20]

Para los trotskistas, después de 1934, el PCB tiraba a la basura la perspectiva de un partido de clase para construir la ANL, lo que sería el preludio de una derrota aún mayor. El balance de las acciones de noviembre fue la confirmación:

“Como partido de vanguardia proletaria el actual PC está irremediablemente condenado. Su destino preso para siempre al del prestismo, es el de seguir en la política de la confusión, de colaboración y de aventura. Sin perspectiva de conquistar la legalidad, aún con su nuevo programa vulgarmente democrático y nacionalista burgués, no le queda otro camino que el de encaminarse por los escondrijos del conspirativismo golpista. La pérdida de su base proletaria y sus ganancias, a derecha, entre elementos pequeñoburgueses y militares, le agravan esta fatalidad”[21].

Desde el punto de vista de las tareas de partido, el gran giro de la Oposición fue el llamado a la construcción de nuevos partidos comunistas y una nueva internacional, después de 1933 en Alemania. En Brasil, estas tareas de construcción partidaria no se colocaron desde este ángulo práctico tan fuertemente antes de la experiencia de la ANL. Si era cierto que en la Liga Comunista había fracciones que hacía muchos años defendían la construcción de una organización independiente, esta tarea continuó dándose a partir de la diferenciación ideológica y de experiencias de la lucha de clases como el Frente Único Antifascista. Después de 1935, con la destrucción de las organizaciones obreras, mantener y fortalecer el partido era la única vía para que el proletario emerja para derrotar la dictadura varguista:

“El Partido stalinista quebró su espina en el ‘putsch’ de noviembre. Ya no se podrá volver a sus orígenes bolcheviques, porque sería desmentirse a sí mismo, y contraría las directivas del séptimo congreso de la Internacional Comunista stalinizado, el que no fue más que su congreso de disolución, consagrando la fusión con reformistas de la segunda internacional, la política de colaboración de clases, abandonando la lucha por la revolución proletaria a cambio del apoyo a gobiernos burgueses ‘democráticos’ para ‘evitar’ al fascismo, la defensa nacional en régimen capitalista y el social patriotismo” [22].

También el año 1935 cerró, para los trotskistas, una fase que, en los dos años siguientes, se desarrolló de manera desigual y absolutamente privada de la actividad pública, ya que en ciertos aspectos y, en particular para la clase trabajadora y los partidos obreros, ya se iniciaba el Estado Novo.

La Oposición Clasista del PCB (1935-1936)

La línea del PCB para la ANL y, en particular, para la insurrección de noviembre no fue compartida por distintos sectores de importancia en el partido, siendo el más notable el ex secretario general antes de Miranda, Heitor Ferreira Lima[23].

Las más valiosas críticas sobre el proceso político de noviembre fueron aquellas que se constituyeron alrededor de la Oposición Clasista (OC) del PCB. Esta fracción es más conocida por el episodio de Alberto Besouchet, un teniente comunista que fue a luchar a la Guerra Civil Española y allá fue asesinado por la GPU con fuertes indicios de colaboración directa del PCB.

Aunque Alberto no formase parte de los cuadros de la OC, todos sus hermanos eran miembros y juntos fueron expulsados del partido[24]. Antes de partir a España, los trotskistas publicaron una carta suya que aunque no fuese ‘trotskista’ fue interpretada como tal, principalmente por la relación política y personal que poseía con sus hermanos y por el llamado a una España proletaria.

Eran también miembros de la fracción Barreto Leite Filho y Febus Gikovate y en una primera carta de noviembre de 1935, estos militantes reflejaban las consecuencias políticas y estratégicas de las opciones del PCB, cuestionando los mismos fundamentos de la consigna “Todo el poder a la ANL” y se aproximaban a las posiciones de los trotskistas:

“Estamos informados que el partido prepara, de común acuerdo con Prestes y numerosos militares y políticos burgueses y pequeñoburgueses, un golpe de cuartel para las próximas semanas. Consideramos eso un error aventurerista que podrá traer consecuencias mortales para la revolución e instalar por años enteros la más negra reacción en Brasil, con el desmantelamiento completo de las organizaciones obreras”[25].

En un documento más conocido, Barreto Leite Filho desarrolla otros aspectos de la crítica a la política del PCB, concluyendo que se trataba de un “golpe a la rebeldía de las masas”.

“Nuestra ascendencia sobre el movimiento de masas disminuye de modo nunca visto. El movimiento campesino, a pesar de mucha bravuconada que se cuenta, está en un atraso lamentable. Y, según es corriente entre los militantes más informados, el Partido prepara aceleradamente, a través de la más increíble conspiración, un golpe militar para dentro de pocas semanas. De las antiguas grandezas, sólo una cosa queda: la preparación militar para el motín. Pero ese motín no tendrá una participación ni siquiera deficiente de las masas”[26].

El Partido Obrero Leninista (POL), la organización fundada después de la LCI, es subproducto directo de esta fusión. En su proceso de constitución la Liga Comunista pasó a incorporar un elemento analítico ausente en las elaboraciones anteriores a noviembre de 1935, específicamente sobre la diferenciación ideológica de las fracciones formadas en el PCB, en un primer momento provocando una fuerte resistencia a las políticas del partido y, posteriormente, expulsiones sumarias.

La importancia de la Oposición Clasista es haber anticipado la diferenciación ideológica dentro del PCB alrededor de las fuerzas motrices de la revolución brasileña, tema fundamental en la ruptura en 1937 (Sacchetta), la más importante ruptura del comunismo para el trotskismo en Brasil.

La fundación del POL, el Estado Novo y el movimiento obrero

El reagrupamiento de sectores de vanguardia era consecuencia, en la visión de los trotskistas, de la necesidad de superar el PCB después de las derrotas de 1935, que condenó ese partido como instrumento de la vanguardia de los trabajadores y que no podría forjar una verdadera resistencia al varguismo.

Así, había una relación indisoluble entre los procesos de la lucha de clases y la asunción del Estado Novo, que se realizaba en el interregno de los años 1935-1937. De acuerdo con estos documentos del POL, no era posible comprender el proceso ocurrido en el movimiento obrero sin notar que un corte surcaba un incipiente ascenso de las luchas proletarias. Afirmaban aún, sobre la “unión entre dos etapas distintas” que:

“La LCI, cuya justeza de línea revolucionaria venía siendo comprobada por una serie de acontecimientos no sólo nacional, sino internacionalmente, se transformó en el Grupo Bolchevique-Leninista, como paso inicial en el sentido del reagrupamiento de la vanguardia revolucionaria. Así, el GBL representó en el momento histórico la línea de unión entre dos etapas distintas. Mientras los stalinistas, partidarios del ‘socialismo en un solo país’ seguían a todo vapor en el camino de la muerte de la revolución internacional, adoptando luego el más extremo sectarismo, una política absurda de conciliacionismo con la burguesía, los bolcheviques-leninistas, luchando al mismo tiempo contra las calumnias y mistificaciones del stalinismo y la reacción brutal de la clase enemiga, replantearon el problema de la revolución dentro de los fundamentos del socialismo científico, es decir, de la lucha de clases”[27].

En un primer momento, los trotskistas señalaban un balance de la situación nacional: 1. Hubo, a partir de 1934, un abrupto ascenso industrial, que aceleró el proceso de diferenciación política de las clases dominantes que fue interrumpido en 1935 después de la insurrección de la ANL; 2. Durante el proceso represivo contra el proletariado se inicia nuevamente este proceso que tiene como subproducto la apertura inicial de 1937[28]; 3. Aún sin la intervención del proletariado como clase, el proceso que se desenvuelve era así demostrado en las palabras de A Luta de Classe sobre la campaña electoral:

“La participación de la masa trabajadora en la campaña electoral, aunque a remolque de la burguesía, la forma violenta de la lucha contra el integralismo, la aparición de una gran cantidad de organizaciones y, aunque con objetivos confusos, mostraban claramente que se estaba procesando una maduración política rápida en el seno de la masa”[29].

En el mismo periódico, buscaban ligar el proceso aprehendido a partir de la dinámica de las clases con la derrota de 1935, indicando que la política emprendida por el PCB era la principal responsable por ella, así como, por ejemplo, en España:

“Los últimos acontecimientos, que se desarrollaron con una rapidez vertiginosa, generaron una situación que nos impone tareas arduas y difíciles. [...] No encontrando enfrente un proletariado organizado y con conciencia de clase, capaz de arrastrar a las masas trabajadoras del campo y de la ciudad, Getulio no tuvo grandes dificultades en la realización del golpe de estado bonapartista y en la instauración de un régimen fascista. Sólo el proletariado podría haber impedido el golpe de estado y sólo el proletariado será capaz de derrumbar el régimen fascista instituido el 10 de noviembre”[30].

De esta manera, el POL definía su trabajo como un polo de reagrupamiento político de los trabajadores, sin que se dejara de comprender que el carácter de la etapa por el Estado Novo era bastante distinto de los regímenes inestables que siguieron después de 1930: “Gran cantidad de hechos permite prever, como hipótesis más probable, una relativa estabilización, más o menos duradera, de la actual situación política”[31].

En otro plano, escribía camino al exilio Mário Pedrosa, un poco a contramano de los actuales análisis historiográficos que resumen el POL como una agrupación secundaria, cuando en verdad se trata de comprender las particularidades de su acción política, así demostrada:

Estamos aquí de acuerdo en que el golpe [de] Getúlio abrió una nueva fase en el desarrollo de la situación. En cierto sentido, comparable al que ocurrió en Alemania con el advenimiento de Hitler: es decir, es preciso comenzar todo de nuevo. El PC, que ya estaba en agonía, se volatilizó, y aquí las perspectivas de renacimiento son mucho menores, teniendo en vista la situación general del mundo y la decadencia pronunciada de la IC. No hay tradiciones teóricas y organizativas ponderables. Nosotros podremos así mantenernos, y aprovechar el tiempo para generar los primeros cuadros, es decir, tarea propagandística y educadora en primer lugar. La fase de estabilización relativa, ante nosotros, y la profunda derrota y depresión sufridas imponen a todos empezar todo otra vez desde el principio. Pero ahora con más experiencia y mayor concentración de esfuerzos”[32].

La crisis en el PCB (1937-1938)

El análisis político y estratégico de los trotskistas reverberó también en la lucha de fracciones dentro del PCB, la última y más importante desde su fundación, considerados sus primeros 20 años de existencia. Toda la narrativa anterior se cierra, por así decir, en los registros de la lucha de fracciones entre la dirección nacional del PCB y el Comité Regional de San Pablo (CRSP), en un período muy anterior, antes de que esta fracción se dividiera, habiendo finalmente una de sus alas adherido al trotskismo. Por ejemplo, en el documento escrito por Hermínio Sacchetta después del comunicado de expulsión, afirmaba, retomando prácticamente todo el tenor de los análisis trotskistas:

“Recurso que demuestra la debilidad de sus posiciones, su absoluta incapacidad de argumentar en el terreno doctrinario-político y, sobre todo, el indiscutible fracaso de sus ‘tesis’ oportunistas aplastadas por los acontecimientos que culminaron con el golpe de estado del 10 de noviembre”[33].

Otro miembro histórico del PCB que, sin embargo, acompañaba al partido en constantes procesos de reaproximación y posteriormente abandonó la militancia práctica, Leôncio Basbaum, notaba que:

“Lo que estaba a la orden del día no era más la Revolución Proletaria, los trabajadores unidos a los campesinos, la famosa ‘Alianza’ de la que hablaba Lenin. Se hablaba ahora de una ‘democracia liberal’, en una alianza con la burguesía, en lucha por la industrialización que ‘provocaría la reforma agraria’ [...]. Todo el año de 1937 fue de discusión en torno a este tema: ¿quién hace y dirige la revolución democrático-burguesa? Con quién debemos hacer alianza, ¿con la burguesía o con los campesinos? ¿O con las clases medias? Por fuera de esto, hacíamos propaganda de la candidatura de José Américo, hasta que el 10 de noviembre Getúlio dio el golpe y cerró el Congreso”[34].

Inicialmente, los trotskistas acompañaron paso a paso la lucha de fracciones, que se extendió por todos los Comités Regionales del PCB y, por algunos momentos, el ala de Sacchetta tendía a tomar el control del partido – por un período también el diario A Classe Operária, edición nacional, salió bajo la dirección del CR-SP.

Los primeros análisis del POL demostraban las contradicciones presentes en el ala disidente, lo que posteriormente se confirmaría en la ruptura entre miembros que permanecieron en el PCB, como Heitor Ferreira Lima, y otros que se encaminaron al trotskismo, el propio Sacchetta como actor central y Rocha Barros.

Los meses siguientes representaron un desarrollo de la fracción del CR-SP llegando al cuestionamiento de las fuerzas motrices de la revolución, el balance de los acontecimientos de 1935 y finalmente de la identificación de la política del PCB con todo el andamiaje de la Internacional Comunista en los años 1930. Es así que en la “Resolución del CR de San Pablo del PCB” de marzo de 1939, que expulsaba a la fracción, todos los argumentos giraban en torno a la adhesión de éstos a las ideas trotskistas.

Esto fue subproducto de una acción sostenida defendida al interior del POL por lo menos desde enero de 1938. En documento de Febus Gikovate, de enero de 1938, afirmaba:

“La actual lucha de grupos en el seno del stalinismo es sin duda consecuencia de las fragorosas derrotas sufridas últimamente y acarreadas por la política de traición de la burocracia del PCB. Pero indica al mismo tiempo que, a pesar del bajo nivel ideológico de los militantes stalinistas, no todo está irremediablemente podrido y corrompido en las huestes del PC. La importancia de la ruptura y la extrema combatividad de sus componentes, permite prever la evolución posible de muchos centristas de hoy, a posiciones claramente revolucionarias. Esta evolución no se dará, bajo ninguna hipótesis, espontáneamente. Los que luchan hoy en las filas del PCB contra la atribución a la burguesía del papel dirigente en la revolución y contra la teoría del imperialismo democrático no están en condiciones de sacar por si mismos todas las consecuencias de las posiciones que defienden”[35].

Finalmente, la lucha de fracciones en el PCB fue influenciada directamente por la elaboración teórica y política de los trotskistas. Después de la expulsión del ala de Sacchetta, casi automáticamente se constituyó un comité para reagrupar a la vanguardia, que contaba básicamente con el CR-SP y el POL, habiendo fundado el PSR en el año 1939, cerrando en ese momento la historia de la primera generación de trotskistas en Brasil, que durante los años 1940 seguirían por proyectos diversos a los de la Cuarta Internacional.

San Pablo, diciembre de 2009

ANEXO– Guía sobre las rupturas del PCB y el trotskismo en los años 1930

PCB – Las crisis del partido y las primeras rupturas (1928 – 1930)

Ruptura Joaquim Barbosa, 1928; Rodolfo Coutinho y Mário Pedrosa y la Oposición Internacional, Ruptura Grupo Comunista Lenin, 1929, formación de la Oposición Internacional de Izquierda como fracción de la Internacional Comunista, 1930.

Grupo Comunista Lenin, el primer intento político y organizativo y ajuste de cuentas teórico (1930 – 1931)

Esbozo de un análisis de la situación económica y social de Brasil (Mário Pedrosa y Lívio Xavier), 1931.

Liga Comunista (1931 – 1933)

1ª. Conferencia Nacional (funda LC), formación del movimiento por una nueva internacional, 1933; acción práctica en el movimieno obrero (Unión de los Trabajadores Gráficos – RJ/SP).

Liga Comunista Internacionalista (1933 – 1936)

Frente Único Antifascista, Coalición de Sindicatos, Coalición de Izquierdas, 1934. Crisis organizativa en 1935 (tournant francés); ruptura del núcleo dirigente Pedrosa-Xavier, primera conferencia del mov. Por la IV Internacional, 1936.

PCB – Bajo la banderla de la Alianza Nacional Libertadora (1935)

Ruptura Oposición Clasista, 1935/6, núcleo LCI-SP (Hilcar Leite).

Partido Obrero Leninista (1937 – 1939)

Fusión de LCI y Oposición Clasista; en curso la lucha fraccional en CR-SP (PCB); Comité por el reagrupamiento de la vanguardia revolucionaria en Brasil (organización previa a la fundación del PSR), fundación de la IV Internacional, 1938.

PSR, 1ª fase (1939 – 1943),

Fusión de POL y CR-SP (PCB) o ruptura Sacchetta; ruptura en la IV Internacional (Pedrosa) representa en fin de la primera generación (obs. se agrupa en la pos guerra periódico Vanguarda Socialista y PSB)

Principales militantes: Mário Pedrosa, Lívio Xavier, Rodolfo Coutinho, João Dalla Déa, João da Costa Pimenta, Wenceslau Escobar Azambuja, Benjamin Péret, Aristides Lobo, Plínio Gomes de Mello, Fúlvio Abramo, Lélia Abramo, Salvador Pintaúde, Victor de Azevedo Pinheiro, Manoel Medeiros, Febus Gikovate, Barreto Leite Filho, Augusto Besouchet, Hermínio Saccheta, Alberto Rocha Barros, Edmundo Moniz, Hilcar Leite.



[1] Se trata del documento por él redactado titulado A Terceira Internacional depois de Lênin (1929). Sobre el proceso de la fundación de la IV ver Siebel, L. As origens da Quarta Internacional no Brasil en Revista Iskra nº 2, San Pablo, noviembre de 2009.
[2] Trotsky, L. O único caminho en Revolução e Contra-Revolução. Rio de Janeiro, Laemmert, 1968, pág. 342.
[3] Ao Secretariado Internacional Provisório. Rio de Janeiro, 20/04/1930. Fundo Lívio Barreto Xavier, copia dactilografiada (Acervo Cedem).
[4] Broué, P. O movimento trotskista na América Latina até 1940, pág 175, Cuaderno AEL nº 22/23, 2005. Resaltamos que otro estudio comparativo afirmaba que “La organización trotskista políticamente más fuerte en este período es, sin duda, la de Brasil”, Coggiola, O. El trotskismo en América Latina. San Pablo, Brasiliense, 1984, pág. 30.
[5] Coggiola, O. “O trotskismo no Brasil (1928-1964)” (Conf.) en Mazzeo, A.C. y Lagoa, M.I. (comp.) Corações Vermelhos. Os comunistas brasileiros no século XX. San Pablo, Cortez, 2003.
[6] Karepovs, D., Marques Neto, J.C. e Löwi, M. “Trotsky e o Brasil” en Moraes, J.Q. (org.) História do Marxismo no Brasil, vol. 2: Os influxos teóricos, pág. 235.
[7] “Nossos Propósitos”, A Luta de Classe, nº 1, mayo de 1930 (Acervo Cedem).
[8] “Aos trabalhadores do Brasil”, Boletim da Oposição. Nº 1, enero de 1931 (Acervo Cedem).
[9] Manifesto da Frente Única Antifascista ao povo do Brasil, San Pablo, 14/07/1933.
[10] Castro, Ricardo Figueiredo de A Frente Única Antifascista (FUA) e o antifascismo no Brasil (1933-1934) Topoi, Rio de Janeiro, diciembre de 2002, págs. 354-388.
[11] “O Fracasso da política de frente única e os responsáveis por ele”, O Proletário nº 1º Mayo de 1935 (Acervo Cedem).
[12] “O Dever dos comunistas no movimento da Aliança Nacional Libertadora”, A Luta de Classe nº 25, junio de 1935 (Acervo Cedem).
[13] Pinheiro, P.S. Estratégias da ilusão: a revolução mundial e o Brasil, 1922-1935. San Pablo, Companhia das Letras, pág. 279.
[14] “A Aliança Nacional Libertadora e a confusão do movimento operário”, A Luta de Classe, nº 25, 25 de junio de 1935 (Acervo Cedem).
[15] Lobo, Aristides, Carta aberta aos membros do Partido Comunista, folleto impreso, 4 pág (Acervo Cedem).
[16] Este documento marcó una transición del núcleo dirigente fundador del PCB (Astrojildo y Brandão) hacia la “stalinización”, condenando al Bloque Obrero y Campesino. Después de la derrota de la clase obrera en Alemania en 1933 y el ascenso del facismo, la IC operó un “giro a la derecha” con la política de los frentes populares, aproximándose a las propias formulaciones del PCB en los años 1920.
[17] Dirigentes del PCB explicitaron la nueva analogía política ANL-Kuomingtang en el Séptimo Congreso de la Internacional Comunista. Sobre la relación del Bloque Obrero y Campesino con la cuestión china se puede consultar el trabajo de Karepovs, Dainis A Esquerda e o Parlamento no Brasil: o Bloco Operário e Camponês, 1924-1930. Tesis de Doctorado, USP, 2001.

[18] “A Luta contra o imperialismo”, A luta de Classe, N 22, abril de 1935 (Acervo Cedem)

[19] Löwi, M. “Do movimento operário independente ao sindicalismo de Estado, 1930—1945” en Introdução a uma história do movimento operário brasileiro no século XX. Belo Horizonte, Vega, 1980, pág. 42.
[20] “O fracasso da ANL e as tarefas da vanguarda operária”, A Luta de Classe, nº 26, agosto de 1935 (Acervo Cedem).
[21] “O desastre de novembro e o naufrágio do stalinismo e do prestismo”, A Luta de Classe, nº 28, abril de 1936 (Acervo Cedem).
[22] Idem.
[23] Lima, Heitor Ferreira Caminhos percorridos: memórias de militância (conf). San Pablo, Brasiliense, 1982, pág. 180.
[24] Conf. A Classe Operária, nº 196, Río de Janeiro, 25 de diciembre de 1935, pág. 7 (Acervo Cedem)
[25] Besouchet, Augusto y otros. Carta aberta ao Bureau Político do CC do PC do Brasil, Rio de Janeiro, 20/11/1935. Original dactilografado, 6 pág, Arquivo DOPS-RJ.
[26] “Carta de Barreto Leite Filho a Prestes”, Rio de Janeiro, 26/11/1935 en Vianna, Marly de Almeida Gomes (org.) Pão Terra e Liberdade. Memória do movimento comunista de 1935. Rio de Janeiro, Arquivo Nacional, 1995, pág 149.
[27] Idem.
[28] Desarrollados en el documento “A situação nacional”, CC Provisorio del POL, junio de 1937, Original Dactilografiado, 20 pág.
[29] “O golpe de estado bonapartista”, A Luta de Classe nº 34, diciembre de 1937 (Acervo Cedem).
[30] “A nova fase da A Luta de Classe” (editorial), A Luta de Classe, nº 34, diciembre de 1937 (Acervo Cedem).
[31] Idem. El Estado Novo comenzó al desmoronarse en el início de la década de 1940 en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, aunque la fuerza de Vargas se haya mantenido hasta su muerte en la década de 1950. Este período de la historia brasilera mantiene una serie de rasgos hasta hoy.
[32] Carta de Mario Pedrosa a Lívio Xavier, Rio de Janeiro, 03/12/1937 (Acervo Cedem).

[33] Sacchetta, Hermínio “Carta Aberta a todos os Membros do Partido”, Rio de Janeiro, enero de 1938 en O Caldeirão das Bruxas e Outros Escritos Políticos. Campinas, Pontes, Editora da Universidade Estadual de Campinas, 1992, pág. 59.

[34] Basbaum, Leôncio Uma Vida em Seis Tempos: Memórias. San Pablo, Alfa-Omega, 1976, p. 165.

[35] “Carta circular de Febus Gikovate [Andrade]”, secretário del CC Provisorio del POL, San Pablo, 15 de enero de 1938, original dactilografiado, 3 pág (Acervo Cedem).