Carta al R.S.A.P., 18 de octubre de 1935
Una copia de esta carta, redactada en francés, nos ha sido enviada por Jean Rous. Fue dirigida al holandés Sneevliet. Una nota manuscrita, firmada «Ad». (Adolph, pseudónimo de Rudolf Klement, secretario administrativo del S.I.) señalaba que había sido enviada una copia a «España». Este es el único escrito de Trotsky contemporáneo a la fundación del P.O.U.M. que hemos podido encontrar.
Camaradas:
El último número de La Batalla contiene el manifiesto del congreso de unificación del Bloque obrero y campesino y la izquierda comunista.[1] Sólo voy a señalar un párrafo en el que habla de la afiliación internacional. El nuevo partido se proclama adherente a la Unión Socialista Revolucionaria (I.A.G.).[2] Esto es normal en España, igual que lo fue en Holanda.[3] ya que en los dos casos la mayoría ya había pertenecido al I.A.G. antes de la fusión. Sin embargo, en el manifiesto, el razonamiento de la adhesión es de lo menos convincente. El documento afirma que esta organización internacional «trabaja objetivamente por la reconstrucción de la unidad revolucionaria sobre nuevas bases».[4] ¿Qué significa esto de « objetivamente »? Se puede decir que el proletariado se encuentra forzado «objetivamente» a situarse en el camino de la revolución: con esto se sobreentienden las leyes del desarrollo del capitalismo. Pero, ¿como se puede hablar de la misma necesidad «objetiva» para pequeños grupos propagandistas? El sentido de su existencia es su esfuerzo objetivo, pero ¿cuál es su programa? ¿Cuáles son sus objetivos? El papel que pueden jugar en el movimiento obrero está determinado por estos criterios subjetivos.
Precisamente son estas cuestiones decisivas las que permanecen sin contestación. Únicamente se nos habla de «unidad revolucionaria sobre nuevas bases». ¿Cuáles, las del S.A.P. o las de los marxistas revolucionarios, las de la IVª Internacional? Sobre esta cuestión está teniendo lugar una encarnizada lucha en el seno del partido holandés. Cuanto más tiempo siga evitando el partido español la discusión de las fórmulas exactas, más apasionado y destructor será el inevitable conflicto entre las tendencias opuestas.
Personalmente no podemos más que insistir en la necesidad de la precisión teórica y política, en interés del porvenir del nuevo partido español.[5]